SANTA FE (Enviado) Tras cinco horas y media de debate, la oposición al gobierno de Santa Fe, compuesta por el PJ, Cambiemos y la izquierda, se alió para tumbar el sueño reformista y reeleccionista del gobernador Miguel Lifschitz. Ahora, el mandatario socialista tendrá que revisar su futuro político y su antecesor Antonio Bonfatti asoma como candidato puesto para intentar el año próximo mantener al socialismo en el poder.
Por razones de formas, solo apetito de reelección y cuestiones no urgentes ante la crisis nacional. Esos fueron, a groso modo, los tres argumentos repetidos por el variopinto arco opositor para rechazar el proyecto de ley de necesidad de la reforma constitucional.
La bancada del Frente Progresista, que ya conocía el resultado, debía alcanzar 34 votos positivos, los dos tercios del total para iniciativas especiales como, en este caso, la revisión de la Carta Magna. Pero no sumó un solo voto fuera del partido y en el conteo final llegó a 24. Es decir, ni siquiera logró sumar más votos que la oposición por mayoría simple.
Le dio vital importancia el gobernador a la jornada. Todos sus ministros y ministras, del primero al último, pasaron unas horas por la Legislatura. El de Gobierno, Pablo Farías, por caso, se quedó durante las casi seis horas.
Los socialistas Rubén Galassi y Joaquín Blanco y el radical Julián Galdeano fueron las espadas más filosas del progresismo a la hora de defender el proyecto. El primero, ex ministro de Gobierno de Bonfatti, hizo una extensa introducción, habló de reforma “amplísima”, de “trascendencia histórica” y pidió el tratamiento sobre tablas de la iniciativa.
Galdeano, presidente de la UCR en la provincia, acusó a la oposición de “hipocresía” y lanzó: “En el fondo no la quieren a la reforma, prefieren el status quo”. Aprovechó que un grueso de los opositores se definieron como reformistas para acusarlos de “falsos”. “Se esconden detrás de una careta”, bramó.
Blanco sacó pecho y dijo estar “orgullo de ser parte del Frente Progresista”. “Estamos de lado correcto de la historia”, se envalentonó y mocionó quitar el artículo del proyecto que refiere a la reelección del gobernador actual. Pero nadie se mosqueó y todo siguió como si nada. “No aceptamos que se hayan juntado el agua y el aceite para detener el progreso de la provincia, los une el miedo”, cerró.
Dentro del arco peronista, Leandro Busatto y Luis Rubeo fueron de los primeros en fustigar el proyecto. Busatto se reconoció “reformista”, pero remarco una falta de “acuerdos básicos y consensos al cubo” para lograr la media sanción. “En dos años no fuimos jamás convocados como Partido Justicialista para tratar un punto”, se quejó, al tiempo que solicitó que el proyecto vuelva a tener el tratamiento ordinario que tenía hasta que el progresismo llamó a sesión especial.
Rubeo lanzó una y otra crítica feroz al gobernador. “Este es un pedido de Lifschitz y no de la bancada oficialista”, aseveró y acusó al socialista que la movida silo buscaba que se lo “habilite a competir en la próxima elección”. El ex presidente de la Cámara de Diputados le pidió al mandatario que se “excluya” y dijo que la reforma “se puede seguir debatiendo”. Deslizó la posibilidad de elegir convencionales constituyentes en las elecciones del año que viene.
El bloque Cambiemos, integrado por macristas, peronistas de derecha y un radical, tampoco dio mayores sorpresas y votó por la negativa en su totalidad. El único radical de la bancada, Sergio Más Varela, fustigó el “verdadero maltrato que se le hace a la reforma por un tratamiento inadecuado”. “Las reformas se hacen cuando no hay un interés personal”, marcó el peronista Norberto Nicotra.
El presidente del PRO en Santa Fe, Federico Angelini, no se extendió mucho y habló unos pocos minutos. Informó que tuvo charlas con pares radicales para destrabar el proyecto, pero reflexionó sobre una “falta de consenso amplio”. Mientras se mide para ver si se le calza el traje de candidato a gobernador, soltó: “No se resuelve esto sobre tablas, bajo presión y a las apuradas”.
De la izquierda vinieron, quizás, los palos más dolorosos para el oficialismo. “Nos corren por izquierda”, se quejaban algunos legisladores en el acto de este martes y en plena sesión, hoy. “Es una propuesta de reelección disfrazada de reforma”, apuntó Carlos Del Frade, del Frente Social y Popular, para quien Lifschitz “se alejó del progresismo".
El palo que cuesta tragar en los frentistas es el de Rubén Giustiniani, ex integrante del partido, que armó rancho parte y ahora juega dentro de un interbloque de cuatro diputados. "Hay 73 personas viendo este debate en Youtube y la plaza (frente a la Legislatura) está vacía. Eso expresa algunas cosas”, arrancó. Luego criticó a Lifschitz porque la inclusión de la reelección en el texto del proyecto “ha obturado la reforma”. Se atrevió a recordar al dirigente socialista Guillermo Estévez Boero y también recordó cuando los ex gobernadores Hermes Binner y Bonfatti se manifestaban en contra de una reforma con reelección.
Terminados los discursos, Bonfatti llamó a votación. Perdió el Frente y ganó la oposición. Perdió Lifschitz, que no tendrá ni reforma ni reelección este año. El proyecto vuelve a comisión, no perdió estado parlamentario. Puede volver a ser tratado, pero no a la brevedad.