Con un ojo y medio en la abrupta caída de imagen del presidente Mauricio Macri, las figuras de Cambiemos que pretenden gobernar Santa Fe mueven sus fichas. Los radicales José Corral y Mario Barletta ya se lanzaron. El macrista Federico Angelini se mueve como precandidato, pero no lo confirma y Luciano Laspina, otro de pura cepa PRO, declaró intenciones, pero no avanzó y está más dedicado a sus tareas legislativas.
El intendente de Santa Fe es el primero que se lanzó dentro del espacio oficialista nacional. Fue el primer radical en abandonar el Frente Progresista y armó Cambiemos en su ciudad, aunque (vaya paradoja) su postulante perdió a manos del oficialismo provincial, su ex fuerza. Es uno los mimados del jefe de Gabinete Marcos Peña, quien diseñó la estrategia electoral santafesina en 2017.
Pero ese cetro que la Casa Rosada le concedió a Corral el año pasado será difícil de sostener el año que viene por más de una razón. Por un lado talla el fuego amigo de Barletta, que sorprendió a propios y extraños al lanzarse a la gobernación, lugar que ya intentó ocupar sin suerte en 2011 dentro del Frente Progresista.
Barletta y Corral eran laderos hasta hace unos años. Compartían el mismo sector dentro del radicalismo. Pero el embajador en Uruguay fue vetado por Peña cuando el ex presidente de la UCR nacional lo propuso para encabezar la lista de diputados nacionales en 2017. Desde entonces, a Mario le dura el mal trago. Lo ayudó y mucho el mimo del presidente del radicalismo santafesino, Julián Galdeano, quien aseguró que Barletta “está más instalado” que Corral.
PALADAR AMARILLO. En el PRO siguen de reojo el internismo radical y se juran que esta vez pondrán un candidato. Angelini es el hombre más poderoso del macrismo en Santa Fe. Es armador, diputado provincial y ostenta el laudo de sentarse a solas con Macri. Pero nunca fue primera línea a la hora de las candidaturas.
Por el momento se está midiendo. Recorre la provincia, hace medios con discurso de gobernador, recibe a funcionarios nacionales y pauta en redes sociales fiel al manual amarillo. Cuando Letra P le pregunta por sus intenciones, se mide y dice: “Lo más importante es la elección presidencial. Hay que llegar lo mejor posible a ese momento”.
No es menor la frase. Porque Angelini y todos los macristas de la provincia saben que si el Presidente no encamina la nave tras la “turbulencia” la caída libre arrastrará a todos. Es momento para contener a la tropa, a los militantes del timbreo que reciben respuestas no tan satisfactorias en las recorridas como meses atrás. “Hay que estar presentes ahora”, dice el diputado, que apuesta a una mejora de la situación política y económica “en los próximos dos meses”.
Angelini tiene la garantía de haber superado casi en su totalidad las divergencias internas que, por ejemplo, llevaron al PRO a tener una interna feroz en Rosario, en 2017. “Nos mandó a todos a caminar como nunca”, cuenta un dirigente. Ese verticalismo actual significa orden en el PRO. No es poco.
Arrancó marzo y Laspina anunció que trabajaría por una candidatura. Pero desde entonces, el economista no dio más señales. Protegido por Miguel Torres Del Sel y Elisa Carrió, el diputado nacional tiene más ocupaciones en Buenos Aires que en la provincia y eso, dentro del PRO, genera dudas sobre su eventual postulación. “Hace 20 días que no viene a Santa Fe”, confían desde el macrismo.
Sigilosos, sin hacer mucho ruido, los precandidatos de Cambiemos se empiezan a mover. Los recibe un terreno hostil y no tan contemplativo como en el pasado reciente. Pero confían en la marca aún y tiene el triunfo en las legislativas del 2017 como antecedente contundente.