Tras la fusión que el Gobierno autorizó para Cablevisión y Telecom, empezó a librarse una guerra subterránea por parte de Telefónica para no resignar mercado ante Clarín. La estrategia, que se piensa y se baja desde la casa matriz en Madrid, llegó a Buenos Aires con algunos lineamientos periódicos. El primero, ejercer presión sobre funcionarios de la administración nacional, ir en paralelo a la Justicia y, un último recurso, elevar un juicio en los tribunales internacionales del CIADI. “Está en análisis en casa matriz”, contaron a Letra P fuentes que negocian con la Casa Rosada.
La opción es de riesgo, sobre todo cuando, en general, las compañías están abandonando juicios en curso en diálogo con el gobierno de Cambiemos. Además, sería para el Estado argentino una medida compleja en un contexto recesivo y carente de inversiones.
El viernes último, desde la filial local de Telefónica le enviaron una carta al ministro de la Producción, Dante Sica, para pedirle que reconsidere la situación, teniendo en cuenta que Defensa de la Competencia depende de esa cartera. Si bien el ministro al momento de otorgada la fusión era Francisco Cabrera, tienen la expectativa de que Sica comprenda el asunto. A tales fines le acercaron información.
El segundo paso, que se dará en algunos días, es otra carta, pero esta vez dirigida al ministro de Modernización, Andrés Ibarra. Es un paso clave para los negociadores: debajo de Modernización quedó el ENACOM, organismo que en diciembre del año pasado estableció que la concentración en el sector se consideraba desde un 80% del mercado. Fue la medida que allanó el camino a la fusión de Clarín y Telecom. En la compañía española aseguran que esos estándares no se dan en ningún lugar del mundo y citan dos casos: el de los países de la OCDE, con un 30%, y el del México de Carlos Slim, con un 50% de límite.
El tercer paso, que se dará en paralelo a las cartas, es presentar una queja ante la Cámara Civil y Comercial Federal. Es que, en realidad, Defensa de la Competencia debió acercar la queja de Telefónica a ese tribunal, pero los tiempos se vencieron y le dieron la chance a la empresa ibérica de hacerlo por la propia.
La situación entre el país y Telefónica, a raíz del affaire Clarín, ya venía compleja cuando Mariano Rajoy era aún titular del gobierno español. Fue el dirigente del PP quien le pidió mediación a Mauricio Macri para que no se consagrara la fusión. Pero no hubo favores y se aprobó la concentración, incluso en pleno encuentro de negocios bilaterales entre Argentina y España.