ENTREVISTA. MARTÍN REDRADO

“No hay que enamorarse del ajuste, no resuelve el problema de Argentina”

El ex presidente del Banco Central dice que el Gobierno debe ir por un plan de crecimiento con eje en la industria. Criticó la velocidad con que se acudió al FMI y la mega tasa del BCRA.

Martín Redrado, ex presidente del Banco Central (BCRA) durante buena parte del kirchnerismo, salió de su cargo por la discusión directa con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en torno al uso de reservas. Mientras estuvo al frente de esa entidad, aplacó algunas corridas cambiarias fuertes, como la que coincidió con la crisis de las hipotecas sub-prime. Con esos dos elementos en mano, el economista volvió a meterse de lleno el último tiempo en la arena política. En la pública, se mostró en Salta con el gobernador Juan Manuel Urtubey y hasta se tomó una foto con uno de los potenciales candidatos del PJ. En la privada, se congratula por esos logros, que según su visión contrastan con las decisiones que ha tomado el actual titular del Central, Federico Sturzenegger. Redrado cree que dilapidó reservas para frenar el dólar pero nunca le dio a los mercados una señal de tipo de cambio a la baja: “Alguien tiene que perder cuando vendes reservas para aplacar una corrida, la señal no puede ser un dólar con posibilidades de subir”, explicó a Letra P.

 

La charla siguió en torno a los pronósticos económicos luego de las distorsiones más recientes. “Si la opción es solo un ajuste fiscal, el crecimiento va a ser cero”, adelantó el economista. Pidió que haya “un verdadero plan de crecimiento económico". Para que esto ocurra, explica, "hay que poner en marcha el consumo, la inversión, la producción y las exportaciones”. En paralelo, Redrado criticó haber acudido tan rápido al Fondo Monetario Internacional (FMI) y aseguró que “hay que mostrar que esa dependencia del financiamiento internacional va descendiendo”.

 

BIO. Es economista de la UBA y tiene un Máster en Administración Pública de Harvard. En 1994 creó el think tank Fundación Capital, que hace análisis económico y asesoramiento de empresas. Presidió la Comisión Nacional de Valores (CNV) entre 1991 y 1994. Entre los años 2002 y 2004 fue secretario de Comercio y Relaciones Internacionales. Y luego estuvo al frente del Banco Central (BCRA) entre 2004 y 2012.

 

-¿Cómo explica un cambio tan radical en el contexto económico y social desde principios de año a esta parte?

 

-Ha habido, primero, una corrección cambiaria mal llevada, cuando el Gobierno decidió corregir un esquema de metas de inflación que no tenía ningún correlato con la realidad. El Gobierno adoptó las metas a mediados del 2016, tratando de establecer la tasa de interés como instrumento disciplinador de la inflación y esto probó ser un instrumento equivocado. Lo que llevó la tasa de interés a niveles altísimos fue un impacto en los sectores productivos, además de atraso cambiario, que el Gobierno intentó corregir y lo hizo de mala manera, con una política cambiaria muy confusa como la que tuvimos en los primeros meses del año. El disparador del problema fue el 21 de abril después de que la tasa de interés tocara en los Estados Unidos poco más del 3%. En definitiva, no hay una crisis financiera internacional como se sobredimensionó, hoy la tasa está en 2,90/2,95, pero lo que tuviste es una corrida cambiaria mal manejada. Una salida muy apresurada en ir al Fondo Monetario Internacional.

 

-¿Y esto cómo se refleja en los niveles de actividad?

 

-El escenario claramente ha cambiado, todas las perspectivas de crecimiento de los economistas profesionales la hemos tenido que bajar. Desde nuestro equipo en Fundación Capital estamos proyectando un crecimiento del 1,1% para todo el año, cuando estábamos en un 2,2% a principios de 2018. Y con la expectativa de que el Gobierno no se quede solo con un ajuste del FMI, sino que también plantee un escenario de crecimiento. Veremos la letra chica de la carta de intención para poder terminar de ajustar.

 

-¿Y la pauta inflacionaria?

 

-Quedó totalmente sobrepasada. Ahora todo está sujeto a la carta de intención con el Fondo, por lo cual dar una proyección es caminar sobre un terreno que no está firme. Pero con el acuerdo con el FMI y otros organismos multilaterales debería estabilizarse el tipo de cambio. Y por lo tanto estamos calculando una tasa de inflación promedio diciembre 2017-2018 del 27,5%. Van a tener que entrar las cláusulas de revisión paritaria en los meses que está convenido.

 

 

No tenemos que quedarnos en la mediocridad de que Argentina tiene ajuste o vuelta al pasado, hoy la discusión está resumida en eso. A mi juicio tenemos todas las posibilidades de generar un esquema superador de esa falsa dicotomía. Hay que plantear un verdadero plan de crecimiento económico.

 

 

-Ya venía siendo el ajuste una discusión casi de agenda pública y esto se incrementó aún más con el acuerdo con el Fondo. ¿Cómo se para ante el tema de los recortes y la baja del gasto que el Gobierno tomó como herramienta única para ordenar la economía?

 

-No tenemos que quedarnos en la mediocridad de que Argentina tiene ajuste o vuelta al pasado, hoy la discusión está resumida en eso. A mi juicio tenemos todas las posibilidades de generar un esquema superador de esa falsa dicotomía. Hay que plantear un verdadero plan de crecimiento económico y, para que esto ocurra, hay que poner en marcha el consumo, la inversión, la producción y las exportaciones. Mientras Argentina no tenga un plan que impulse y genere estímulo en estos tres vectores, vamos a estar resolviendo la diaria y dejando un potencial de crecimiento sobre la cancha.

 

-¿Le pareció significativo o de utilidad el movimiento de ministros y la elección de Nicolás Dujovne como una especie de ministro coordinador?

 

-Por experiencia, trato de no mirar a los hombres. Los hombres somos anécdotas. Lo que hay que observar son los cambios de políticas permanentes. Y es necesario tener un plan económico de convergencia de las distintas variables macroeconómicas. Es decir, donde el gasto público, la recaudación, la emisión monetaria, las políticas de ingresos del sector público vayan todas en una misma dirección. Hasta ahora eso no lo estamos viendo.

 

-Hace poco, en una reunión con economistas jóvenes, Sturzenegger dijo que la conferencia de prensa del 28 de diciembre fue un hito de la intervención de la política en el BCRA. ¿Coincide en que ese punto alteró los resultados que se habían planeado inicialmente?

 

-El error principal fue adoptar un esquema de metas de inflación para una economía que tenía muchísimas distorsiones, como es la economía que tomó este Gobierno en diciembre del 2015. Con lo cual, ese esquema sin intervención podía ser útil en otra realidad, pero no en la argentina. Y luego, si querés, el remedio fue peor que la enfermedad. Esa conferencia del 28 de diciembre, sin dudas, no hizo sino empeorar las cosas, pero el problema vino antes de eso. Se utilizó un esquema irrealista para las condiciones que tenía la economía.

 

 

 

"Argentina no puede vivir con una tarjeta de crédito que haya que llenarla con 30.000 millones de dólares todos los años. Hay que plantear un camino descendente de 4.000 o 5.000 millones de menores requerimientos de financiamiento por año."

-El mismo presidente del Central dijo que el nivel de deuda no era preocupante. ¿Es o no es preocupante?

 

-No hay que entusiasmarse con eso, ni en un sentido ni en otro. Argentina no tiene una crisis de financiamiento, tampoco es que se han cerrado las puertas del mundo, pero sí hay que acostumbrarse a un mundo más volátil. Eso quiere decir que hay momentos en los que el mercado se cierra en el financiamiento a países emergentes; y otros en los que está abierto. Hay que generar un sector público que sea muy ágil para poder captar las oportunidades, y poder retirarse cuando no hay oportunidades de financiamiento. Con lo cual está claro que Argentina no puede vivir con una tarjeta de crédito que haya que llenarla con 30.000 millones de dólares todos los años, hay que plantear un camino descendente de 4.000 o 5.000 millones de dólares de menores requerimientos de financiamiento por año. Es decir: de 30 a 25, de 25 a 20 y de 20 a 15. Todas las variables tienen que marcar un sendero en la política económica para poder generar la confianza que está perdida. No estamos frente a una crisis de financiamiento, pero no podemos seguir con la dinámica de los años 2016-2017. Hay que mostrar que esa dependencia del financiamiento internacional va descendiendo.

 

-Con las variables yendo para abajo o empezando a enfriarse, ¿cómo se logra el crecimiento que usted dice?

 

-Con un plan económico que genere metas fiscales, monetarias y de políticas de ingresos a tres años. Mostrar cuánto va a crecer el gasto público, que la emisión monetaria vaya en esa misma dirección, hay que balizar el camino de las principales variables. Hoy hay una gran neblina en el camino y hay que disiparla. En segundo lugar, hay que generar estímulos, la economía sino no se mueve. Y los estímulos pueden ser de tres maneras: impositivos, al que invierte y genera empleo hay que bajarle impuestos; el estímulo crediticio, tanto la banca pública como ANSES para prestar en corto y largo plazo a aquellas empresas que invierten en Argentina; e incentivos arancelarios para que Argentina pueda exportar. Ordenamiento macro económico y programa de crecimiento.

 

"El de las retenciones a los granos es un tema totalmente contradictorio y va en el sentido de la idea de parches: de dónde podemos manotear para ver cómo podemos cerrar la caja. Creo que el Gobierno se equivocó por no generar que la baja de retenciones tuviera como contrapartida una mayor industrialización."

-Ya que menciona el tema impositivo, en el Gobierno se discute qué hacer con las retenciones a las exportaciones de granos. ¿Sirve modificar el esquema?

 

-Es un tema totalmente contradictorio y va en el sentido de la idea de parches: de dónde podemos manotear para ver cómo podemos cerrar la caja. Creo que el Gobierno se equivocó, en un principio, por no generar que la baja de retenciones tuviera como contrapartida una mayor industrialización en aquellos sectores afectados, como el maíz y la industria porcina. Fue un error del Gobierno al inicio de su gestión, pero hoy no puede haber marchas y contramarchas, justo cuando el campo ha estado tan castigado. Muestra esta idea de “vamos haciendo la diaria y vemos cuándo corregimos”, lo que no da un panorama de certidumbre y de un plan, ni para el inversor externo ni para el interno. Marca una política muy improvisada.

 

-Todo el análisis de la coyuntura económica, ¿lo afectará políticamente al Gobierno de cara a las presidenciales del 2019?

 

-Mi rol no es dar una mirada política, pero lo que uno puede decir es que en los problemas de Argentina no hay que mirar hacia atrás para resolverlos. No hay que pasar por una crisis como el 2001 para poder resolverlos. Hoy tienen solución, pero es necesario plantear propuestas superadoras.

 

-De 2001 estamos lejos…

 

-Por supuesto. Pero no lo asimilo a ninguna otra situación a actual tampoco. Por eso creo que hay que mirar por el parabrisas y no el retrovisor. Las condiciones son distintas, no planteamos soluciones del pasado.

 

-¿Cuál es la foto de la economía hoy? El Gobierno cada vez que se reúne con los empresarios refuerza la idea de una economía que lleva siete trimestres consecutivos de mejora.

 

-Una cosa es la foto y otra la película, no están mirando hacia adelante. La cosa se está desacelerando. La tasa de crecimiento se viene desacelerando y, obviamente, plantear solamente un ajuste fiscal da una perspectiva de crecimiento cero hacia adelante. La película es que la economía argentina probablemente en el trimestre que estamos transitando tenga un crecimiento cero y negativo en los próximos trimestres.

 

 

 

 

-¿Hay tiempo para que este año haya cambios tan drásticos como los que sugiere?

 

-Sí, hay tiempo, pero no hay que enamorarse del ajuste. El ordenamiento de las cuentas públicas es de condición necesaria pero no suficiente para resolver los problemas de la Argentina.

 

-¿Lo consulta el Gobierno?

 

-Sí, a veces. Con algunos ministros y funcionarios he tomado café. Les digo esto mismo. No he hablado en el momento de crisis, pero sí lo he hecho con Dujovne a mediados de marzo.

 

-¿El FMI es más bueno como dice el Gobierno?

 

-No, decir eso es desconocer la realidad. Fijate la improvisación: primero se dijo que iba a ser una línea de crédito precautoria o flexible, pero para ninguna de las dos líneas calificó Argentina. Argentina va con un típico stand by, que es el programa que se creó en 1954.  El Fondo no cambió.

 

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