El presidente Mauricio Macri pasó la jornada del miércoles en Olivos, como lo hace todas las semanas, pero le dedicó la mañana a su ministro de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, que fue citado a dar explicaciones a la Comisión Bicameral de Control de la Deuda Externa del Congreso Nacional sobre las cuentas y bienes que posee en el exterior. En la Casa Rosada, parte del equipo comunicacional del Gobierno hizo lo propio y monitoreó hasta el rating que registró la comparecencia del ministro, postergada tres veces hasta su realización.
“Casi no tuvo rating, porque los canales de noticias le dedicaron sólo dos o tres minutos y el tema recién tuvo mayor impacto después del mediodía, cuando terminó todo abruptamente por el escándalo”, confió a este medio una alta fuente de la jefatura de Gabinete que encabeza Marcos Peña.
Aunque Caputo pasó cuatro horas atajando las preguntas de los diputados y senadores, con suerte muy dispar, su presencia en el Congreso cobró relevancia masiva cuando todo terminó por los gritos de la diputada del Frente para la Victoria Gabriela Cerruti, en respuesta a un papelito que el ministro le hizo llegar con la frase :"Mis hijas tienen 11 y 13 años, no seas tan mala". El texto, escrito de puño y letra, estaba acompañado por un emoji sonriente.
Apenas la diputada recibió el papel, a través de un emisario, levantó la mano y lo cruzó duramente a los gritos. Pocos minutos después la reunión finalizó y tanto en Olivos, como en la Casa Rosada, los escuderos presidenciales comenzaron a hacer sus evaluaciones.
“Salimos fortalecidos, pero no fue por mérito propio, sino por el escándalo del final. Nos dio la sensación que no estaba planificado, pero lo que terminó pasando le destrozó la estrategia a la oposición y con Toto delante. Tampoco estaba planificado que nuestro ministro saliera a mandar un papelito con un emoji. Dentro de la escala del uno al diez, si tuviéramos que evaluar, para nosotros Toto se sacó un ocho”, resumió el funcionario cercano a Peña, consultado luego de evaluar el desempeño comunicacional de toda la puesta en escena.
Cerca de la explanada norte de Balcarce 50, entre las escaleras que comunican al primer piso, otro funcionario del equipo de Peña consideró que Caputo contestó todas las preguntas, pero que “tuvo un desempeño dispar cuando tuvo que explicar detalles sobre Noctua", aunque "es un tema que sólo impacta en el periodismo”, explicó la fuente, en referencia al tema más repetido durante las cuatro horas de comparecencia: por qué omitió declarar ante la Oficina Anticorrupción sus posesiones accionarias en sociedades off shore, armadas para manejar sumas millonarias en paraísos fiscales, una práctica reñida con la función pública.
Parte de esa tormenta para Caputo se desató cuando los periodistas que forman parte del proyecto Paradise Papers demostraron que “fue “fundador”, “dueño indirecto” y “accionista indirecto” de la gerenciadora Noctua y titular de las acciones de otra sociedad en las Islas Caimán”.
Caputo se defendió, intentó sostener que las había declarado y que una de las firmas no tenía por qué detallarlas, porque era controlada por otra persona. Los argumentos no fueron satisfactorios, pero quedaron diluidos en medio de las bravatas que originaron el cierre de la reunión.
“Era tanta la tensión que era previsible que alguien estallara, pero en el medio Toto le mandó ese papelito a Cerruti sobre un tema que nadie había visto, y que sólo había visto él, y se lanzó”, resumió el funcionario consultado, en referencia a la declaración que hizo la diputada en el programa "Intratables", donde aseguró que el fondo de inversión Axis no era más de Caputo "sino de su hija".
En rigor, las razones del papelito responden a la angustia que le reconocen a Caputo dentro del Gabinete desde que afronta los cuestionamientos públicos por las posesiones que tiene en el exterior, pero también por las jugosas ganancias obtenidas por ex empleadores suyos que intervinieron en la colocación de deuda que emitió Toto, ya como ministro.
“Es cierto, no la pasa bien, pero tiene el respaldo del Presidente”, remató uno de los funcionarios y negó que fuera misógino: “Tiene seis hijos, cuatro varones, dos nenas, y realmente le afecta la exposición pública de su familia cuando lo acusan de este modo”. Una evaluación muy similar al peso de la zozobra que padecen otros escuderos de Cambiemos cuando afrontan situaciones similares. Una parte ínfima de ese pelotón ya presentó la renuncia. Salvo Toto, que además del espaldarazo público de Macri, cuenta con Peña como exégeta.