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El Gobierno gastó su bala de plata y se prepara para un duro invierno

Lejos del entusiasmo que el Presidente mostró desde Olivos, en la Rosada esperan un repunte de la pobreza antes de fin de año. Preocupación por el impacto de la inflación y los aumentos tarifarios.

El entusiasmo público que el presidente Mauricio Macri buscó transmitir para anunciar la baja del índice de pobreza en el país no tiene el mismo correlato dentro de la Casa Rosada. En las entrañas de Balcarce 50 reconocen que la baja del 28,6% al 25,7% entre el primer y segundo semestre de 2017 no será una tendencia que dure todo el año, ni que se mantenga en el futuro. Las fuentes consultadas por este medio confiaron que el entorno presidencial espera números amargos para las estimaciones de pobreza en el segundo semestre de este año.

 

“Tememos que las mediciones de septiembre próximo no sean las mejores, ni que superen los números actuales”, contestó a Letra P uno de los funcionarios que deambulan por las oficinas del ala sur de la Casa Rosada, con los números en la mano.

 

Las preocupaciones de la administración de Cambiemos no sólo giran en torno a la evolución del índice de pobreza para la segunda mitad de 2018. También están concentradas en los pronósticos inflacionarios de este año y en el desgaste político que provocan los reajustes de tarifas de servicios públicos para lo que resta del año, especialmente en las clases medias de los grandes conglomerados urbanos del país.

 

“Es posible que cerremos el año con un número no tan bueno en materia de pobreza, pero seguramente en 2019 tendremos un repunte”, confió otra fuente consultada para sostener las expectativas del Ejecutivo para este año. “Puede variar un poco la esperanza por el cambio, pero también es cierto que el peronismo no tiene un candidato que los represente. Por ahora, enfrente, no tenemos ningún adversario que capitalice este desgaste relativo”, resumió el funcionario.

 

En la geografía política que maneja el oficialismo, el alcance del desgaste podría arrojar sorpresas en materia electoral. “Es muy posible que perdamos a una parte del electorado de clase media por la situación económica, pero podemos tener sorpresas en los sectores populares”, agregó un economista que reporta para el Palacio de Hacienda y combina los números duros de la actividad con las tendencias del humor social, que la Jefatura de Gabinete, conducida por Marcos Peña, analiza con detalle.

 

En sus oficinas analizan la posibilidad de crear un organismo que suplante al Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y que aplicaría nuevas metodologías para la elaboración de los datos.

 

 

 

Para la mesa chica que rodea al Presidente, el derrotero inflacionario para este año no electoral sería el último tramo áspero antes de llegar a 2019, un pronóstico político que no se condice con los números de la realidad. Las ponderaciones del oficialismo sobre la devaluación del peso, y la depreciación del salario, serán determinantes para los indicadores de pobreza del segundo semestre de este año.

 

En esa luz roja radican las previsiones que toman los escuderos de Cambiemos para alertar que la alegría presidencial que resonó este martes en Olivos no llegó a Balcarce 50, donde sus funcionarios estaban más preocupados por el impacto del nuevo aumento en la tarifa del gas, que llegará al 40% a partir del 1 de abril y fue anunciado por el ministro de Energía Juan José Aranguren tres horas antes del anuncio que encabezó Macri, rodeado por su “equipo social”, integrado por la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley; de Trabajo, Jorge Triaca; de Educación, Alejandro Finocchiaro y el titular de la ANSeS, Emilio Basavilbaso.

 

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