MEMORIA & BALANCE

De des-Kicillofizar Hacienda a debatir el regreso de un superministro

Macri desbarató el esquema de una cabeza fuerte en Economía para evitar confrontaciones de poder, pero la horizontalidad naufragó y hay dudas. El “Messi” Caputo, deprimido y entre algodones.

Cuentan los que lo frecuentan que la tensión a su alrededor lo deprime. Por eso y por la confianza ciega que le tienen, Mauricio Macri ordenó protegerlo y preservarlo. Luis “Toto” Caputo tiene un apodo puertas adentro del Gobierno. El Messi le dicen los que se entusiasman con lo que consideran resultados positivos de su gestión: atraer plata del exterior y captar deuda a tasas medianamente razonables. Pero los elogios no le alcanzan para enderezar su estado de ánimo ante lo que considera un ataque de la oposición y judicial contra su perfil de gestor y propietario de empresas offshore.

 

En este contexto, en el Ejecutivo no lo dejan caer y redoblan el esfuerzo. A contramano de la imagen pública, periodística y la que la oposición tiene de un ministro “endeudador”, en Cambiemos lo miman en exceso porque lo ven de otro modo: como el único ministro de un área económica que le cumplió al Presidente con la promesa previa a la asunción.

 

Este respaldo se vio en el coucheo que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, le viene dando a Caputo, que obligó a posponer dos semanas su presentación en el Parlamento para dar explicaciones. Por ahora, lo observan dubitativo e incapaz de espadear con éxito con la tribuna. La expectativa es que “Messi” esté a punto para su máxima prueba.

 

La cuenta de Twitter con la que Marcos Peña comunica los logros económicos

 

 

Lo de Caputo es paradójico, aunque le suele ocurrir a todos los banqueros de inversión que han caído en cuestionamientos públicos por cuestiones que ellos consideran asuntos rutinarios de su profesión. Toto pasó por el JP Morgan y otros bancos que a diario conviven con tensiones, jugadas hábiles, silenciosas, movimientos riesgosos de dinero, viajes de negocios por lugares recónditos y maniobras que rozan la ilegalidad. Pero, salvo contadas excepciones, como el caso de Alfonso Prat Gay, son pocos los que resisten mentalmente los avatares del mundo real fuera de esa esfera de protección que es el mundo de las finanzas globales.

 

El Gobierno lo protege, además, por dos cuestiones: primero, ve en Caputo el problema emergente de buena parte del Gabinete, la sublimación del escándalo offshore en una sola persona. La segunda razón es la más compleja. Macri desconfía ciegamente de la conformación económica del Gabinete. Y hay sobrevolando un debate interno sobre un nuevo armado del plantel. Horas atrás, Macri descartó que Carlos Melconian, al que calificó de “amigo”, fuera a sumarse a Hacienda. Blanqueó lo que había sido una operación para posicionar a Vladimir Werning, un hombre de Peña, en un escalón superior en la estructura económica. Sin embargo, Macri cree que, en esta coyuntura, la toma de decisiones atomizada es más un problema que un beneficio.

 

 

Caputo superstar: al ministro de Finanzas el Gobierno le elogia haber cumplido objetivos. 

 

 

Cuando Cambiemos asumió el poder, a fines del 2015, ingresó al Ministerio de Economía con una idea fija: eliminar el ordenamiento que había, donde Axel Kicillof era una especie de superministro con injerencia directa o indirecta en casi todas las áreas. Incluso con influencia en el Banco Central y en YPF. Macri decidió desarmar ese ordenamiento casi por la misma razón que Néstor Kirchner terminó aceptándole la renuncia a Roberto Lavagna cuando pidió la suma del poder público para seguir en las filas del kirchnerismo.

 

Pero la dinámica política impone hoy desafíos distintos a los del inicio de gestión y la confianza está puesta en dos lugares: la Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Finanzas. Sintéticamente, Peña gobierna en Hacienda, vía Nicolás Dujovnelo mismo que en la AFIP tras la salida de Alberto Abad. En el Ministerio de Producción hay un hombre de Macri, Francisco “Pancho” Cabrera, uno de los fieles que se cuadra ante los pedidos presidenciales. Y el único cabo suelto que está siendo intervenido es el Banco Central, donde Federico Sturzenegger capea una crisis casi diaria. Es un lugar profundamente monitoreado por Peña, el hombre fuerte de Macri.

 

 

Macri dijo que Melconian es "un amigo" pero que no será funcionario. Falta el nombre del superministro. 

 

 

Si se toma distancia y se observa este esquema de poder en la práctica, es un sinsentido mantenerlo tal y como está. Primero, porque es costoso; segundo, porque el poder se ejerce desde un solo lugar. Y se observa en los hechos, en los gestos que vienen desde el Gobierno y en la consideración que el Círculo Rojo tiene sobre los interlocutores. En el medio del conflicto con la Unión Industrial Argentina (UIA), fue Peña el que llevó la voz cantante en la reunión donde se firmó la paz. Y eso mismo ocurre cada vez que hay que zanjar diferencias pesadas. Los empresarios lo saben: el pedido es casi un “hablen con Marcos”, todo el tiempo, para resolver problemas. Para Balcarce 50, es un dilema volver o no a un unicato, a una figura fuerte. Alguien que pueda encabezar todo sin hacerle sombra al primer mandatario. Lo mismo le reclaman desde el establishment. Por ahora, no encuentran a la persona, pero el achique y la transformación es cuestión de tiempo. 

 

Marcha de jubilados contra el veto de Javier Milei a la reforma previsional. Septiembre de 2024. Foto: NA.
Importaciones en la era de Javier Milei.

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