Por la masacre de la comisaría 3º de Esteban Echeverría en la que fallecieron diez internos, el diputado nacional por Unidad Ciudadana, Horacio Pietragalla, denunció ante la Justicia a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, como así también a los ministros Cristian Ritondo (Seguridad) y Gustavo Ferrari (Justicia) "por abandono de personas seguido de muerte y estrago".
"Había 27 personas detenidas irregularmente en esa dependencia", destaca en su presentación en el legislador camporista para dar cuenta de una situación que fue reiteradamente advertida por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM): esa comisaría no contaba con habilitación judicial para alojar personas.
Pietragalla radicó la denuncia en el Juzgado Criminal y Correccional Federal N°1 de Lomas de Zamora y exige que se investigue a las máximas autoridades provinciales por estas muertes durante un incendio en la zona de calabozos el pasado 15 de noviembre.
El diputado nacional alertó que la masacre "puede repetirse en cualquier momento, ya que la situación estructural es gravísima" y aludió a la polémica frase de Ritondo semanas antes de este episodio al referirse al hacinamiento penitenciario: “Prefiero a los delincuentes amontonados y no liberados”.
Tal como detalló Letra P, en la CPM resaltaron que “la masacre de Echeverría no fue un motín ni un accidente, fue un hecho previsible. Desde el año 2011, la comisaría 3ª estaba inhabilitada para alojar personas detenidas. Al momento de la masacre, tenía siete clausuras, seis por orden judicial y una por resolución del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el propio Ministerio desobedeció cada una de estas clausuras”.
En esa desobediencia se posa el núcleo de la denuncia presentada por Pietragalla. Asimismo, en la CPM destacaron que “esta masacre también fue producto del hacinamiento, las condiciones inhumanas de detención y la falta de elementos de seguridad: la comisaría no contaba con colchones ignífugos, sistema de prevención de incendios, plan de contingencia ni matafuegos adecuados para apagar el fuego. Los dos matafuegos existentes se encontraban vencidos y tenían colchones de gomaespuma, prohibidos por ser altamente inflamables y tóxicos”.