Alternativa Federal, primer paso hacia un Cambiemos II

Existen condiciones para que sectores importantes del actual oficialismo confluyan con el peronismo antikirchnerista en el año electoral. Cálculos y enjuagues.

“Tenemos un gobierno con el culo pesado, con el pecho frío, que nos ha abandonado a todos los que pusimos el pecho porque se piensan que por ser PRO ganaron y ganaron porque toda la gente se puso en contra de algo que fue terrible" sentenció Alfredo Casero, sin recurrir esta vez a la metáfora del flan que luego no supo explicar ni él mismo. Semejante diagnóstico del polémico artista podría pasar desapercibido, salvo por el hecho de que es compartido por las dos figuras más taquilleras de Alternativa Federal, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey, de acuerdo a flamantes datos de Synopsis. La jugada de ambos, extensiva a los otros gobernadores y figuras políticas que terminaron completando una mesa de 12 fantásticos, es atraer a gran parte de los desencantados de Cambiemos, sustituyéndolo por un armado superador que no solo contenga a parte del electorado defraudado por Mauricio Macri sino también a un grupo de dirigentes del actual oficialismo, algunos de ellos de origen peronista, que pueden ayudarles a limpiar un archivo donde abundan imágenes que los asocia con “algo que fue terrible”, Casero dixit.

 

 

 

En tal sentido, Jorge Asís hizo hincapié esta semana en su show de la medianoche en el hecho de que Alternativa Federal no tenía un candidato a gobernador en el distrito electoral más decisivo, la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, tal duda podría extenderse a muchos municipios pintados de un amarillo sólido que se extiende a lo largo y ancho del interior bonaerense. Pues la respuesta a esas inquietudes está contenida en la conformación de Cambiemos II, es decir, un nuevo dispositivo político tendiente a recomponer una base electoral que ya funcionó amalgamada en elecciones sucesivas desde 2013, así como a reagrupar dirigentes políticos que ya caminaron juntos en diferentes comicios en distritos decisivos. Como antecedente de ello, cabe citar el caso de Massa con Jorge Macri y Gustavo Posse en la zona norte del conurbano o, en el ámbito de las elecciones generales, los dos tercios de los votos del tigrense en la primera vuelta presidencial de 2015, que pasaron después a engrosar el caudal electoral de un Macri que había perdido en el primer turno contra Daniel Scioli.

 

 

 

Esta remake del pro-peronismo en ciernes, con antecedentes aún más lejanos en la elección que consagró a Francisco De Nárvaez en la provincia de Buenos Aires en 2009, hoy tiene liderazgo nacional vacante, aunque a definirse en el ámbito de una lista corta integrada por Massa, Urtubey, Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, hoy relativamente indemnes del fracaso del proyecto nacional de Macri, aunque con fecha de vencimiento 2023. Por supuesto, este esquema debería extenderse a varios distritos del conurbano bonaerense donde hay dirigentes del PRO con expectativas razonables de reelección y, por ende, de salvación. Tal el caso de Jorge Macri en Vicente López, Diego Valenzuela en Tres de Febrero o Néstor Grindetti en Lanús. Asimismo, este marco político debería abarcar también a aquellos municipios de la provincia dominados por dirigentes del peronismo que se pintaron de amarillo para la ocasión oportunamente. Tal el caso de Joaquín de la Torre en San Miguel o la familia Passaglia en San Nicolás.

 

La referencia insistente en los medios al latiguillo “ampliar la base de sustentación política del oficialismo”, puesto en boca de dirigentes de extracción peronista como Rogelio Frigerio, Emilio Monzó o Nicolás Massot y, más aún, la presión que está ejerciendo Vidal por un eventual desdoblamiento electoral en la provincia de Buenos Aires, no hace más que confirmar la búsqueda de oxigenación con sectores externos y políticamente afines que esta semana, casualmente o no, dieron un gran paso en su constitución política. De esta manera, el terreno está abonado para que retazos valiosos del actual oficialismo confluyan en el plano electoral y dirigencial, con un peronismo rotulado como Alternativa Federal que, ante la necesidad de diferenciarse del pasado, “de algo que fue terrible”, hará su negocio aliándose a la diáspora de un oficialismo en la lona en el plano de la gestión nacional, pero que, aun con Marquitos Peña ya formando parte de la galería de personajes del Museo de Cera, está lejos de agotar su ciclo político en la dimensión provincial y municipal. En tal aspecto, el tejido liderado por Massa y Urtubey tendrá la virtud de integrarlos en el marco de un proyecto nacional, Alternativa Federal o, mejor dicho, Cambiemos II.

 

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