La parálisis que afecta a la Cámara de Diputados, donde el traspié de Cambiemos en la Magistratura y la bronca del radicalismo obligaron a suspender la sesión prevista para este miércoles, se trasladó también al Senado, que también dio de baja la convocatoria y ya da por cerrado el año parlamentario.
La Cámara alta tenía previsto celebrar una sesión este miércoles para tratar temas pendientes, entre ellos la aprobación de pliegos de jueces, camaristas y diplomáticos y ascensos de militares. En duda estaba el debate en el recinto de la ley de financiamiento de los partidos políticos, que ya tiene dictamen de comisión -aunque genera debates internos en todos los bloques- y que el oficialismo quería aprobar antes de fin de año.
Pero con el clima del Congreso enrarecido por las protestas del radicalismo en Diputados y la unidad del interbloque Argentina Federal prendida con alfileres por la feroz interna que desató la discusión por el Presupuesto, los senadores decidieron directamente suspender la reunión de Labor Parlamentaria prevista para este miércoles a la mañana y, por consiguiente, la sesión. En el oficialismo temían, además, que el peronismo aprovechara la sesión para reflotar el reclamo por el Fondo Sojero y rechazara el decreto presidencial en el recinto.
Con esa decisión, en el Senado dieron por finalizado el año legislativo, ya que es poco probable que la próxima semana haya actividad en cualquiera de las Cámaras, con la Ciudad casi sitiada por la actividad del G20. Según dijeron a Letra P fuentes del oficialismo en la Cámara alta, tampoco es probable que el Ejecutivo llame a extraordinarias en diciembre, por lo que la actividad parlamentaria se retomará recién en 2019.
Anoche los senadores de Cambiemos compartieron un asado. No hubo reproches por la Magistratura (NA)
La cumbre de presidentes había empujado a los jefes parlamentarios a programar las sesiones pendientes para esta semana, pero el episodio de la Magistratura hizo estallar la interna de Cambiemos, luego de que la UCR acusara a la Casa Rosada de haber actuado con “impericia, mala praxis y desidia política”, en la negociación por los lugares en el Consejo.
La bronca interna, sin embargo, no recayó de la misma forma en las dos Cámaras. En el Senado, Cambiemos sabía que no tenía chances de pelear por los dos consejeros que le corresponden a la mayoría. Los senadores tuvieron el martes reunión de interbloque y a la noche macristas y radicales compartieron un asado de camaradería, en el que no hubo reproches internos pese a que el presidente de la bancada, Luis Naidenoff (UCR), había pegado el faltazo horas antes a la reunión de gabinete que encabezó el presidente Mauricio Macri. El descontento en esa cena, unánime y generalizado, era con la Casa Rosada.
GUERRA EN LA BAJA. La calma del Senado se diferenció de la tensión que se vivió en Diputados, donde la rebeldía radical obligó a suspender la sesión prevista para el miércoles. El malestar de la bancada que conduce Mario Negri no estuvo dirigido, sin embargo, a sus pares de Cambiemos, sino a los negociadores del Presupuesto en la Casa Rosada, en particular al ministro Rogelio Frigerio, a quien culpan por no haber incluido los lugares en el Consejo en la negociación por el Presupuesto. Negri perdió su lugar en el Consejo a manos del acuerdo tejido entre peronistas de todas las tribus, que se quedaron con dos lugares.
A la espera de que retorne la calma, la Cámara de Diputados decidió frenar la convocatoria a la sesión y evaluará las posibilidades de que se celebre la semana próxima. Pero el G20 y el paro anunciado por Aerolíneas Argentinas darían suficientes motivos como para desterrar la idea. En Diputados aún queda pendiente la sanción de la reforma de Bienes Personales, que aprobó el Senado junto con el Presupuesto.