Mientras recientes encuestas posicionan la imagen presidencial en su piso histórico en un contexto de aguda crisis económica, Mauricio Macri prefiere subirse a la euforia de la serie Boca-River que definirá al campeón de la edición 2018 de la Copa Libertadores de América. El jefe de Estado publicó este viernes en su cuenta de Twitter un mensaje en el que dio cuenta de sus instrucciones a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para que, en conjunto con el gobierno porteño, se trabaje para que en ambos partidos de la final haya público visitante.
“Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica. También una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir”, remarcó el Presidente días después de manifestar que un superclásico de estas características representa para él “tres semanas sin dormir”.
Ante la repercusión crítica que generó esa declaración en este presente de turbulencia económica y social, Macri buscó retractarse este jueves en Río Cuarto, Córdoba: “Lo dije desde el lugar del hincha. Ya tengo estrés por mi trabajo, ahora le tengo que sumar el estrés de una final".
"Además de ser maravillosa desde el punto de vista deportivo, es una gigantesca oportunidad par todos los argentinos para demostrar este nivel de madurez que demostramos en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Todo salió perfecto, el mundo entero no lo podía creer: récord de asistencia en perfecto orden, respeto y armonía. Lo mismo podemos demostrar en este Boca-River", puntualizó el mandatario.