La gobernadora María Eugenia Vidal encarará el último tramo del año en la Legislatura bonaerense con el desafío de aprobar el presupuesto y el endeudamiento para 2019, el último año de su primer mandato. Para eso necesita del acompañamiento de la oposición, una necesidad que podría será satisfecha sin demasiados problemas. Sus interlocutores en esta cruzada mantienen diálogo constante con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Además, la conformación, días atrás, de un nuevo bloque peronista en la Cámara de Diputados abona un terreno propicio -en medio de la crisis- para sacar una ley que será moldeada desde el ajuste en el gasto y el repliegue de la inversión.
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El viernes último se conoció que en la Cámara baja de la provincia de Buenos Aires nacía el bloque Frente Amplio Justicialista, una bancada integrada por dos ex camporistas, una diputada que militó la candidatura de Florencio Randazzo en 2017 y un diputado que supo formar parte del espacio de intendentes del PJ. Así, se inclinó la balanza a favor de Cambiemos para cuando haya que discutir el Presupuesto. Mientras, el oficialismo mantiene el diálogo con dos actores necesarios y claves: el Frente Renovador y el bloque PJ, que ya ha aportado votos para proyectos que requería el Poder Ejecutivo.
Antes de eso, el propio Mosca encabezó un viaje por Estados Unidos con un grupo de diputados oficialistas, de la bancada del massismo, la flamante presidenta del bloque Frente Amplio Justicialista, Alejandra Martínez, y el diputado del bloque del PJ Federico Otermín.
Pese al ajuste, la turbulencia permanente y los desbarajustes económicos de los que no puede escapar, a la gobernadora le aseguran por ahora que se sentarán a discutir el Presupuesto. Todo este variado arco peronista está más cerca del sí que del no. Aunque sea para sentarse a dialogar.
A LA ESPERA. El oficialismo bonaerense aguarda la sanción del presupuesto nacional para terminar de cerrar su propio proyecto. Se cree que la autorización de deuda que pedirá puede rondar entre los 90 y los 100 mil millones de pesos, que habrá un fuerte recorte en la obra pública y que se reforzará el área social para atender la demanda de los sectores más postergados. Pero, para el endeudamiento, Cambiemos necesita de los dos tercios de ambas cámaras. En el Senado eso representa 31 votos. El oficialismo tiene 29 bancas propias: con dos más que acompañen –como el Frente Renovador, por ejemplo- alcanza esa condición. Si se lo propusiera, no necesitaría siquiera al bloque del PJ. Siempre y cuando estén todos presentes.
Pero el acuerdo con las bancadas del PJ Unidad y Renovación se mantendrán. Una fuente del oficialismo legislativo le dijo a este medio que no hay intenciones de romper los puentes que Cambiemos construyó sobre todo con el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, pese a que los alcaldes del PJ con domicilio en el conurbano cuestionen las políticas del Gobierno nacional. La relación con la gobernación es diferente. Se necesitan.
El lomense tiene fuerte anclaje en el bloque del PJ en Diputados. En la Cámara baja, Cambiemos precisa 62 votos para llegar a los dos tercios. Tiene 44 bancas. En la previa y en un primer cálculo, espera el acompañamiento del unibloque Integrar, de Fabio Britos, y trabaja para cerrar el acuerdo con el Frente Renovador. Ahí sumaría 13 votos más para llegar a 57. Le faltarían cinco.
Aún no hay demasiadas certezas, pero una voluntad: que la votación sea en consenso y que alcance a todos los espacios posibles. Esto es PJ, el Frente Amplio Justicialista y hasta el unibloque Convicción Peronista, la pata del Movimiento Evita en la Legislatura de Vidal.
El posicionamiento de estos espacios también se atará a lo que suceda en el orden nacional. Por eso, el vidalismo, aunque tiene un margen propio, no le quita los ojos a la negociación que saldrá del Congreso, que, como informó este medio, sigue trabada.