La inflación mensual del mes de abril alcanzó el 2,1% según el denominado “IPC Congreso”, que mes a mes difunden legisladores de la oposición, esta vez un día antes del informe oficial del INDEC. Fue, por tercer mes consecutivo, un registro superior al 2%, aunque gremios de la CGT y CTA habían calculado una cifra aún mayor -2,4%-.
El cálculo fue dado a conocer por el equipo económico del Frente Renovador-UNA, encabezado por el diputado Marco Lavagna, junto a representantes del GEN, Libres del Sur y el Partido Socialista. De esta manera, la inflación acumulada en el primer cuatrimestre tuvo un alza de 8,3%, mientras que en términos interanuales, la inflación llegó al 27,3%.
Las principales alzas del mes estuvieron explicadas por los rubros “Vivienda y Servicios Básicos” (por las subas en tarifas de gas), “Indumentaria” y “Educación”. También se registró un alza de 2% en “Alimentos y Bebidas”. Para los opositores, esta no es una buena noticia: recuerdan que la canasta básica alimentaria “creció un 3% en marzo, la mayor suba en ocho meses”.
En los últimos seis meses, la inflación promedio fue de 1,9% mensual, lo que en términos anualizados representa una suba de 26%, muy por encima del techo planteado en el régimen de metas de inflación (17%). De mantener la tendencia, durante el primer semestre de 2017 la inflación acumularía cerca de 12%, ubicándose casi cuatro puntos por encima de lo que indicaría el techo puesto por el Banco Central.
“El actual nivel de inflación es preocupante de por sí, pero también preocupa que las presiones sobre la meta inflacionaria lleven a mantener el endurecimiento que observamos en la política monetaria”, advirtieron los diputados, y explicaron que “una política monetaria restrictiva implica prolongar el actual escenario de tasas altas, lo que perjudica al sector productivo -prolongando la recesión- y favorece a la renta financiera -por los elevados rendimientos medidos en dólares-”.
Observaron que, “en otros términos, se corre el riesgo de volver a colisionar en materia de objetivos: en pos de la meta del déficit fiscal se ajustaron fuertemente las tarifas, lo que propulsó la inflación; y para no desbordar la meta de inflación, se jaquea la meta de crecimiento. De hecho, el Gobierno mantiene la meta de inflación y la de déficit fiscal, pero reestimó a la baja el crecimiento (de 3,5% a 2,9%)”.
“Atacar la inflación es absolutamente central, ya que es el principal problema de la economía argentina. Pero hacerlo de manera integral, y no con compartimentos estancos, es crucial para hacerlo al menor costo social posible”, concluyeron en el informe.