ELECCIONES 2017

Vuelta atrás: Larreta pide eliminar la Boleta Única Electrónica para 2017

Envió a la Legislatura un proyecto que suspende el sistema con que se votó en 2015 en la Ciudad. Los porteños volverán al sistema de boleta tradicional para las PASO y las generales.

Horacio Rodríguez Larreta blanqueó lo que se sabía desde hace meses: con la decisión de unificar los comicios porteños con los nacionales, determinó la suspensión temporal del sistema de Boleta Única Electrónica (BUE) para este 2017. De esta manera, en la Ciudad se votará con las boletas tradicionales de papel tanto en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto como en las generales del mes de octubre.

 

El jefe de Gobierno pidió, mediante un proyecto de ley, que se elimine la posibilidad de votar con BUE en territorio capitalino, método avalado desde 2013 por el Anexo B de la Ley N°4894, que también estableció la creación de las PASO en el distrito. La medida va de la mano de la determinación de unificar el calendario electoral porteño con el nacional, expresada mediante otro proyecto que fue elaborado por la Jefatura de Gobierno hace una semana, según consignó la agencia Télam.

 

En el artículo número dos de la iniciativa se aclara que este año la Ciudad aplicará las disposiciones previstas en el Código Electoral Nacional vigente, por lo cual se volverá al sistema tradicional de boleta en papel. El expediente lleva las firmas de Larreta y los ministros Martín Mura (Hacienda), Martín Ocampo (Justicia y Seguridad), Bruno Screnci Silva (Gobierno). En efecto, esa ley permitía la utilización de sistema tecnológicos en las elecciones porteñas y un año después, a pedido del Gobierno porteño, el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad (TSJ) avaló el sistema mediante un áspero debate que forzó la renuncia del entonces presidente José Casas.

 

La BUE fue aprobada a fines de 2013 por la Legislatura porteña y debutó en las elecciones del 2015. Sin embargo, su estreno no fue en tiempo y forma: por riña política y falta de coordinación entre los organismos del Estado que intervinieron, la utilización del sistema se pospuso para las elecciones generales cuando se había propuesto que sea en las PASO.

 

En esas primarias, que pasarán a la historia como la primera interna electoral del PRO (entre Larreta y Gabriela Michetti), el macrismo también debió volver hacia atrás y le pidió a la Legislatura que estire la BUE para el mes de julio. En las PASO del 26 de abril la Defensoría del Pueblo porteña montó un operativo con 850 máquinas electrónicas para capacitar a los votantes mediante un simulacro de sufragio con la Boleta Única Electrónica.

 

Finalmente, el novedoso método de votación se estrenó en la primera vuelta porteña en la que se eligieron las categorías jefe de Gobierno, legisladores y comuneros. La experiencia, como estaba previsto, se repitió en el ballotage en el que se enfrentaron Rodríguez Larreta y el candidato de Energía Ciudadana Organizada (ECO) Martín Lousteau.

 

El sistema utilizado en la Ciudad de Buenos Aires siguió el modelo salteño. "No se trata de voto electrónico, porque no es un sistema informático integrado, sino un sistema de boleta única electrónica, una impresora que emite la boleta y no guarda la información”, explicaban desde el oficialismo para argumentar el desembarco de este método de sufragio. Además, el Gobierno porteño, en ese entonces al mando de Mauricio Macri, defendía las "ventajas" del sistema en torno a una reducción de los costos de llevar adelante la elección -cada fuerza no necesita contar con los 5 millones de boletas que se imprimen en cada elección- y del tiempo de escrutinio.

 

No obstante, el sistema fue resistido en el distrito y cosecha quejas a nivel mundial, incluso existen investigaciones que probaron con la facilidad en que pueden ser vulneradas las terminales de la BUE. En febrero de este año, por ejemplo, Holanda desistió de utilizar el voto electrónico y regresó al recuento manual de boletas de papel.

 

A lo largo de 2016, Cambiemos propuso un proyecto de Reforma Política que incluía la utilización del sistema BUE en todo el país. La iniciativa se debatió a lo largo de todo el año pero jamás alcanzó el consenso opositor. El oficialismo culpó a los gobernadores peronistas por no querer avanzar con la discusión, pero el texto fue demolido y harto cuestionado por expertos, que se acercaron al Congreso para cuestionar y exhibir la fragilidad del sistema. 

 

La interna tras la demora en la BUE. A mitad de su segundo mandato, Macri le encomendó a su gabinete trabajar en un proyecto de Reforma Política. Esa iniciativa escondía la posibilidad de modificar el sistema de votación y abrir la puerta  a dispositivos tecnológicos, desde el voto electrónico hasta la Boleta Única Electrónica. El principal animador de esta “renovación” era el actual jefe de Gabinete, Marcos Peña, que jamás pudo coordinar con Emilio Monzó la estrategia para el desembarco del sistema de votación.

 

Cuando se abrió la licitación ya se trataba de un debate superado: desde hace meses que la administración porteña quería que MSA coordine la BUE en la Ciudad tal cual lo hizo en Salta. La compañía contó con varios operadores del gabinete macrista y las pruebas están en las discusiones que se dieron en la Legislatura porteña durante el primer debate que encabezó el PRO para una reforma electoral en la Ciudad: la oposición y los expertos en la materia pusieron el foco en que la legislación estaba hecha medida para la compañía asentada en el Distrito Tecnológico, creado por el gobierno para motivar la instalación de empresas en la zona sur a cambio de beneficios impositivos. Además, la adjudicación llegó con escándalo: la competidora Smartmatic denunció que el PRO benefició al Grupo MSA

 

A meses de la elección, las internas estallaron en el gobierno porteño: el subsecretario de Justicia, Javier Buján, chocó con el entonces ministro Guillermo Montenegro. El actual director del INADI pedía seguir las recomendaciones de la Defensoría del Pueblo, a cargo del peronista Alejandro Amor, y aplazar la posibilidad de votar con BUE en las PASO. En tanto, el actual embajador argentino en Uruguay seguía la orden de Macri y quería que se utilice el sistema como sea, a pesar de las advertencias de la empresa y la Defensoría en torno a falta de tiempo para la capacitación de los electores.

 

En paralelo, la provincia del norte estaba en elecciones y MSA tenía la mayoría de su flota de máquinas ocupada en esa contienda. Esa situación complicó la llegada de las terminales de votación y demoró dos trámites claves: la capacitación electoral y la inspección del TSJ, que luego de analizar el sistema votó a favor de su utilización. Después, Macri mandó a Bruno Screnci Silva (subsecretario de Asuntos Públicos) y a Marcelo Bermolen (director de Reforma Política) a negociar con la compañía cómo instrumentar el sistema en las generales, tras la decisión de sepultar la BUE en las PASO 2015.

 

La tensión política. La discusión por la Boleta Única Electrónica arrastró duros cuestionamientos de las fuerzas políticas que se anotaron en las elecciones del 2015. El inicio del debate fue por la imagen que aparecía en la terminal a la hora de votar: en primer orden se podía ver el logo partidario y luego la cara del precandidato. En ese sentido, Lousteau y Graciela Ocaña fueron férreos opositores porque acaban de estrenar el frente ECO, mientras que el PRO y el FpV competirían con sellos instalados visiblemente en la sociedad.

 

Meses después, a semanas del ballotage entre Larreta y el economista, los apoderados de ambos espacios se trenzaron por el lugar que ocupaba la opción "voto en blanco" en la pantalla de la terminal de la BUE. El PRO quería que ocupase el mismo lugar (de largo y ancho) que las opciones para sufragar por los candidatos, mientras que los allegados al ex ministro kirchnerista reclamaban que ese recuadro tenga una proporción menor. El oficialismo apostaba a "aprovechar" los votos en blancos porque lo beneficiaban indirectamente ya que, según las encuestas, llevaba la delantera en una competencia que terminó más ajustada de lo que muchos creían. Finalmente, el TSJ falló en favor de ECO.

 

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