El juez federal Enrique Lavié Pico hizo lugar este viernes a la acción de amparo formulada por la jueza de la Corte Suprema Elena Highton de Nolasco para permanecer en el cargo una vez que cumpla los 75 años. La decisión supone un fuerte revés para el Gobierno –y, especialmente, una nueva derrota del ministro de Justicia, German Garavano-, que busca jubilar a la magistrada como revancha por haberse opuesto a la designación por decreto de sus colegas Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.
A través de Garavano, la Casa Rosada había pedido el lunes que fuera rechazada la acción de amparo presentada por Highton para continuar en el tribunal más allá del límite establecido por la Constitución. Lo había hecho a aún a costa de contradecir la postura sostenida por Macri en 2015, cuando el entonces jefe de Gobierno porteño y candidato presidencial defendió a Carlos Fayt ante la embestida del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que presionaba al magistrado para que renunciara con el argumento de que, a sus 94 años, ya no iba siquiera a las acordadas.
A fines del año pasado, Hihgton presentó una acción de amparo temprana para que quedara sin efecto la cláusula constitucional que la inhibiría de continuar en el cargo en diciembre próximo, cuando cumplirá 75 años. Pero el Ministerio de Justicia pidió que fuera "rechaza la acción instaurada” por la única jueza mujer de la Corte.
Garavano acumula varias derrotas en estos 14 meses de gestión. Desde el minuto uno fue el vocero de la embestida de la Casa Rosada sobre la procuradora general de la Corte, Alejandra Gils Carbó, a quien le pidió en reiteradas oportunidades que abandonara su cargo. Además, fue el autor de una reforma del Ministerio Público destinada a sacar a la funcionaria de su despacho. Gils Carbó no renunció y la reforma normativa naufragó en el Congreso.
LA VENGANZA. El 14 de diciembre de 2015, en una fallida jugada fundacional, Macri designó “en comisión”, por decreto, a los juristas Rosatti y Rosenkrantz para cubrir dos vacantes en la Corte. Highton de Nolasco se ganaría, en esas horas de amanecer del gobierno macrista, la antipatía de la Casa Rosada: la jueza se negó a avalar la designación de sus nuevos colegas y terminó de forzar la marcha atrás del Presidente, que debió ajustarse a los requisitos y los tiempos del decreto 222/03, que había dictado Néstor Kirchner cuando decidió renovar el máximo tribunal para terminar con la herencia menemista.