A principios de 2015, fue de los primeros peronistas ligados al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que comenzó a blanquear a su círculo íntimo que un triunfo del kirchnerismo era “difícil”. Más tarde, predijo, internamente, que habría ballotage y que el Frente para la Victoria podría perder los comicios frente a Mauricio Macri o Sergio Massa. A dos años de esa predicción, el ex titular del Consejo de la Magistratura y hombre fuerte del PJ porteño Juan Manuel Olmos avanza hacia un entendimiento con el tigrense, quien confía en superar el fracaso del 2015, cuando su candidato a jefe de Gobierno, Guillermo Nielsen, no logró superar el filtro de las PASO y se quedó en primera ronda, mientras su proyecto presidencial seguía con vida.
El operador del PJ le prometió a Massa tres cosas de las que escasea, tal como quedó plasmado en los comicios que no superó el 1,5% de los sufragios. En primer lugar, un armado sólido con parte del peronismo volcado a su favor. También, un armador todoterreno que decida engrosar el espacio, aunque cuidando sus intereses. Y, por último, un hombre con múltiples contactos políticos, tanto oficialistas y opositores.
El diputado del Frente Renovador dejó en manos del ex legislador Diego Kravetz las aspiraciones de su partido en 2015. Las internas del espacio perduraron incluso un año después de los comicios, se anotó una candidata que luego no pudo competir por no cumplir con los requisitos básicos: años de residencia en el distrito. Como corolario, Kravetz cruzó los límites de la Capital Federal, pegó un portazo con el massismo y desde hace más de un año es funcionario del intendente macrista Néstor Grindetti.
A mitad de 2016, Olmos fracturó el bloque del Frente para la Victoria de la Legislatura porteña que conduce Carlos Alfonso Tomada y le dijo adiós al kirchnerismo duro, que desde hace años lo había marginado de sus planes, a excepción del ex secretario de Legal y Técnica Carlos Zannini, que cada dos años le recordaba a los mandamases de la Casa Rosada sus “dotes” de armador político. Para esa jugada contó con el aval de su socio y amigo personal Víctor Santa María. No obstante, el presidente del PJ lo acompañó en ese momento pero sus intenciones políticas se encuentran ahora en la otra vereda: intentar diferenciar al peronismo kirchnerista de La Cámpora, mientras tensa con Mariano Recalde, que dejaría a un lado su intención de presidir el partido y buscaría encabezar la lista de diputados porteños, para seguir haciendo carrera en la Ciudad, donde hizo una elección de 18 puntos cuando se midió con Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau.
A fines de diciembre, el propio Santa María hizo un acercamiento entre la estructura del PJ porteño y el massismo en una reunión de la que participaron Alberto Fernández y Felipe Solá. Si bien el primero está distanciado de Massa, el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires cuenta con el aval del tigrense para medirse en la Ciudad, en donde posee una imagen positiva apetecible.
En tanto, Olmos se encargará también del poroteo de la nómina de diputados porteños. Para eso, negociará con el único legislador massista, Javier Gentilini, que desea renovar su banca y pelea contra Florencia Arieto, que este año si alcanzaría el tiempo de residencia para competir. A su vez, la peronista María Rosa Muiños, esposa de Olmos, también busca renovar su mandato en el Parlamento porteño. Sin embargo, la estrategia del massismo ante el distrito Olmos también la discutirá con Marco Lavagna, en quien Massa delegó parte del armado local.