A las 17.30 de este miércoles ingresaron a Casa Rosada los gobernadores de Mendoza, Alfredo Cornejo, y de San Juan, Sergio Uñac. Los esperaba el ministro de Producción, Francisco Cabrera. De esa reunión, de la que participó también un grupo nutrido de empresarios viñateros y bodegueros y que monitoreó el secretario de Coordinación de Políticas Públicas, Gustavo Lopetegui, se fueron con buenas sensaciones. El Gobierno se mostró dispuesto a revisar e, incluso, eliminar la alícuota del 10% planteada en la reforma impositiva que este jueves el presidente Mauricio Macri pondrá en la mesa que compartirá con el resto de los mandatarios provinciales.
Ese gravamen es uno de los escasos puntos del paquete impositivo que Casa Rosada está dispuesta a revisar. Otros, como el 17% que se pretende aplicar a las bebidas azucaradas, que encendió las alarmas en provincias como Salta o Tucumán, o el 70% al tabaco –que afecta principalmente a Misiones- no tendrán la misma suerte. A lo sumo podría esperarles un incremento escalonado. Pero la expectativa en Casa de Gobierno es no negociar ni siquiera eso.
“Los vamos a cuidar”. Eso escucharon Uñac y Cornejo de boca de Cabrera. Antes le entregaron el trabajo de algunas universidades sobre el impacto del impuesto en la industria vitivinícola. De todos los que pasaron por Balcarce 50 fueron los que salieron con algo más de tranquilidad.
Cabrera, Cornejo y Uñac, en la reunión de este miércoles.
Este miércoles por la mañana, la gobernadora fueguina, Rosana Bertone, inició su raid de lobby en Buenos Aires en un encuentro con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Llegaba no en las mejores condiciones: apenas se conoció que la reforma impositiva propone la eliminación del impuesto del 17% que se aplica a la producción de celulares, televisores y otros productos electrónicos, sentenció que esa medida provocaría nada menos que “la disolución” de su provincia. Se fue sin muchas buenas nuevas. A la inversa de lo que podría pasar con las gaseosas, se llevó una mínima esperanza de que la eliminación de la alícuota que representa una porción más que importante del presupuesto provincial se ejecute gradualmente. Pero la decisión del Gobierno se aplicar gravamen cero a esos productos está tomada.
Apenas un rato después de Bertone, se entrevistó con Frigerio el vicegobernador en ejercicio del poder de Chubut, Mariano Arcioni. El ministro de Interior tuvo su propia agenda de ablande de gobernadores. Antes de ellos y en los últimos días recibió a Uñac y a tres gobernadores que llegaron juntos: Domingo Peppo (Chaco), Juan Manuel Urtubey (Salta) y Hugo Passalacqua (Misiones).
La otra parte de la tenaza en el plan de ablande la ejecutó Macri, en persona, durante su estadía en Nueva York. Subió al avión a los gobernadores de Santa Fe, Miguel Lifschitz, de Córdoba, Juan Schiaretti, de Entre Ríos, Gustavo Bordet, y de Neuquén, Omar Gutiérrez. Los eligió detenidamente y con la agenda de reformas como principal justificativo. El cordobés y el entrerriano son dos actores centrales en la liga de gobernadores peronistas que busca reconstruirse desde las cenizas. Ellos dos son de los más dialoguistas entre los miembros de ese comité informal de mandatarios. Además llegaban doblegados, tras perder las elecciones en sus provincias, sepultados por la ola amarilla. Aunque ese dato no es definitivo: Lo mismo padecieron el neuquino, el santafecino y casi todo el resto de los gobernadores. A Lifschitz le consiguió una vacante en el vuelo otra realidad. "Es de los más duros. De los que necesitan ser abordados por un presidente y no por un ministro", esbozaron voceros macristas.
La discusión previa a la reunión de este jueves al mediodía en Casa Rosada giró, principalmente, en las cuestiones puntuales de cada provincia. Saben que los puntos centrales, y que afecta a todos y cada uno por igual, como las propuestas de reducción de Ingresos Brutos, es un debate que tienen que dar en conjunto frente a un Ejecutivo fortalecido después de las elecciones de octubre.
LA PUJA POR EL FONDO. La disputa entre la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y el resto de los gobernadores será un eje central del cónclave en Casa Rosada. Por lo menos ya hay un acuerdo entre las provincias y el Gobierno nacional: hay que encontrar una salida política a la disputa por el Fondo del Conurbano que espera una definición de la Corte Suprema.
Para esa salida hay dos propuestas en danza. Los gobernadores plantean la eliminación de todas las asignaciones especiales del Impuesto a las Ganancias, incluido el Fondo del Conurbano, y su coparticipación plena. El Gobierno baraja otra opción, que es convencer a Vidal de resignar parte lo que le correspondería con un fallo favorable de la Corte –este año serían unos 50.000 millones de pesos- y reducir así el impacto en las cajas del resto de las provincias.
Sin embargo, el miércoles por la tarde en Casa Rosada abrieron la puerta a la posibilidad planteada por las provincias. La eliminación de las asignaciones especiales de Ganancias dejaría a Buenos Aires en condiciones de recibir casi lo mismo de lo reclamado judicialmente, los restantes 23 distritos y el Tesoro Nacional perderían un parte pero menor, en comparación con una adjudicación plena de esos recursos a la caja bonaerense.
El problema con esta opción es que en ese reparto de plata entraría también el 20% de lo recaudado por Ganancias que hoy va al sistema previsional. Sistema que, para el Gobierno, está desbalanceado, desfinanciado y con serios problemas de insustentabilidad. Para 2018 se espera que Ganancias recaude uno 660 mil millones de pesos. Serían más de 130 mil millones los que dejaría de percibir el sistema de seguridad social.
AGENDA Y PRESUPUESTO. La expectativa del Ejecutivo es que gran parte del paquete de reformas, al menos la impositiva y la ley de Responsabilidad Fiscal, dos temas cruciales que afectan directamente a los gobernadores, sea discutido en el Congreso de forma inmediata. Todavía sienten el calor de las urnas y creen que hay que aprovechar ese envión. Recién después de esto pondrían en consideración el Presupuesto 2018. Un esquema de tratamiento parlamentario, al menos, inesperado.
Las asignaciones presupuestarias para el año próximo es otra de las carpetas que pasarán de manos en la reunión de este jueves. En el Gobierno ni se inmutan. “Mientras no se altere el déficit previsto –detalló un operador con despacho en Casa Rosada-, pueden pedir los cambios que quieran. Y si quieren más obras, que nos digan de qué parte del Presupuesto sacamos los fondos y la hacemos. No hay problema”.
