El Congreso se tomará unos dos meses para discutir el Presupuesto 2017. Serán largas semanas en las que los responsables oficialistas en ajustar su redacción atenderán dos teléfonos. Por uno escucharán los pedidos de los gobernadores, ligados principalmente al reparto de obras públicas, el financiamiento de las provincias y las modificaciones en el impuesto a las Ganancias, que el Gobierno decidió que se tramite en paralelo. En el otro tendrán a la oposición, que pondrá el ojo en la deuda que buscará tomar el Ejecutivo para cubrir el déficit previsto -estimada en un rango de entre 15 mil y 20 mil millones de dólares- y en los límites a los superpoderes.
Esto no es antojadizo. Por primera vez en muchos años, la fuerza política a cargo del Ejecutivo no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras. Más aún: el kirchnerismo siempre tuvo la llave de las dos cámaras parlamentarias, a excepción de una breve mayoría circunstancial del recordado y heterogéneo Grupo A. El final de esa experiencia es sabido: la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner administró el último año de su primer gobierno sin presupuesto. A Macri, hoy, no le queda otra que negociar.
Esa mesa tuvo su debut el martes, en un almuerzo con los ministros de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, y de Interior, Rogelio Frigerio. Fueron todos los elegidos: los diputados de PRO Nicolás Massot y Luciano Laspina, su colega massista Marco Lavagna, el radical Luis Pastori y el referente del bloque Justicialista, Diego Bossio. Por el Senado, los nominados son Juan Manuel Abal Medina (FPV), Julio Cobos (UCR) y Carlos Caserio (UNA), mano derecha del ex gobernador cordobés José Manuel de la Sota.
ENDEUDAMIENTO. Prat Gay anunció este jueves que el Presupuesto 2017 estimará un déficit fiscal de 4,2%. La oposición lo calcula más cerca del 4,8%. En el almuerzo con la mesa chica de legisladores, el ex titular del Banco Central (BCRA) detalló cómo planea cubrir ese rojo. Unos 140 mil millones de pesos saldrán del Banco Central. Es decir, emisión de deuda interna, la estrategia de financiamiento que utilizó el kirchnerismo para eludir los mercados internacionales. Que utilizó, entendían los entonces opositores, hasta agotarla. Por eso, Prat Gay apelará a un financiamiento mixto. A las transferencias del BCRA al Tesoro se sumará la colocación de bonos en dólares.
Uno de los legisladores que se sentó a la mesa con el ministro deslizó que esa nueva deuda externa no será menor a los 15 mil millones de dólares. Pero podría ser más. ¿Por qué? En el Congreso tramita una ley que obligará al Ejecutivo a requerir autorización del Congreso para colocar títulos por encima de los autorizados en el Presupuesto. En ese pedido, deberá dar detalles del destino de cada uno de esos dólares. Por eso, la ley de leyes llegaría, arriesgaban, con pedido de endeudamiento por encima de lo previsto. Y, en caso de necesitarlo, tenerlo ya aprobado y no depender de los humores políticos del momento. Menos en un año electoral.
Existe otro endeudamiento que será eje central de la discusión por el Presupuesto: el de las provincias. Son varios los legisladores que vienen exigiendo mayor “autonomía” a la hora de emitir bonos provinciales, ya que hoy deben obtener, sí o sí, el visto bueno de la Nación. Así se los exige la ley de Responsabilidad Fiscal. El jefe de senadores del FPV e interlocutor de los gobernadores en el Congreso, Miguel Pichetto, y Massa plantearon este reclamo días atrás. Antes, incluso, de la cumbre con Prat Gay y de acordar con el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, la creación de la “mesa chica” para negociar el Presupuesto.
En el cara a cara, Prat Gay les dejó claro que nadie en el Gobierno tiene la voluntad de permitirles a los gobernadores firmar cheques multimillonarios sin el aval de la Nación. Los legisladores que se arrogan la representación de los gobernadores se fueron de ese almuerzo, apenas, con una promesa. Les dijeron que esa herramienta no será utilizada para adoctrinar mandatarios rebeldes. Habrá que ver si, en pleno año electoral, Prat Gay resiste esa tentación. Igualmente, en la presentación del Presupuesto en Diputados, el ministro adelantó que revisará algunos cambios en la ley de Responsabilidad Fiscal. Pero no adelantó más que eso.
PARITARIAS. El Presupuesto traerá una previsión inflacionaria en torno al 17%. Ese número será, además, el techo que el Gobierno buscará ponerles a las paritarias de los empleados estatales. Su propuesta sería en dos cuotas: una de 10% y otra de 7%, que, anualizado, arroja un incremento de casi el 18%.
Pese a la cruda interna de economistas que mantienen en el Gabinete, Prat Gay y el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, no difieren demasiado en este punto. Sturzenegger bajó la misma pauta salarial, entre 17% y 18%, a los jerarcas de la Unión Industrial Argentina (UIA). Ése es el número que quieren de aumento salarial el año próximo para seguir controlando el consumo y, con eso, la inflación.
GANANCIAS. El Gobierno enviará, días después del Presupuesto, un proyecto para modificar el impuesto a las Ganancias. Las modificaciones serán “moderadas”, les dijo Prat Gay luego de terminar su plato de salmón y arrancar con el pastel de manzana que, en lugar del tradicional helado de crema, fue acompañado con uno de limón. Así, el oficialismo responderá al reclamo de los gobernadores, que al tratarse de un impuesto coparticipable quieren que no la recaudación de esta alícuota se afecte lo menos posible.
25 mil millones de pesos es el costo fiscal que tendrá el cambio en Ganancias, explicó un miembro de la mesa chica a Letra P. El mínimo no imponible se correría, según las fuentes consultadas, no más de un 15%. En cambio, el plan es cambiar las alícuotas y modificar escalas. Hoy, la retención a los salarios alcanzados por Ganancias es del 9%. Planean pasarlo al 5% o 6%. Para compensar, subirían la alícuota máxima, del 35% al 40%. En el medio, agregarían nuevos escalones.
Habrá que ver cómo reaccionan las centrales obreras a esta propuesta. Por lo pronto, si el Gobierno prevé paritarias en torno al 18% y piensa subir el mínimo no imponible no más de 15%, la matemática lleva a un primer razonamiento: contra las promesas de campaña de Macri, el año que viene más trabajadores tributarán Ganancias. La compensación, como se explicó, sería que, a partir de los cambios en escalas y alícuotas, los que ya vienen aportando paguen menos.
Pero, si la inflación final trepa a los 22 o 25 puntos que estiman ya algunas consultoras privadas, la tensión con el movimiento obrero crecerá aún más.
Hay argumentos para creer que esto pueda ser así. Históricamente, la inflación real terminó ubicándose más cerca de las previsiones de crecimiento del gasto y de la recaudación que de los anuncios presupuestarios. En la presentación del Presupuesto, Prat Gay detalló que el gasto público aumentará entre un 22% y un 23%.
SUPERPODERES. Lo único claro en este punto es que, a partir del año próximo, los superpoderes serán limitados. La discusión es dónde poner ese límite. La propuesta inicial de Prat Gay era que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, tuviera la posibilidad de reasignar partidas presupuestarias sin pasar por el Congreso por hasta el 10% de los fondos presupuestados. E ir bajando, gradualmente, hasta llegar a 2019 en torno al 5%. La oposición dialoguista reclama empezar en 5% en 2017 y llegar a cero en el último año de mandato de Macri.
Ésta será unas de las llaves que tendrá el Gobierno para negociar. Uno de los jefes del oficialismo en Diputados dejó entrever que esto no es algo que preocupe a la Casa Rosada. Se amparan en que esta vez “el Presupuesto no será un dibujo”, como dijo el jefe del interbloque Cambiemos en Diputados, Mario Negri.