A una semana de la presentación oficial de la renuncia de Darío Lopérfido al Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, aún no encuentra reemplazante. Las opciones que le presentaron no terminan de convencerlo y se resiste a darle lugar al vocero de Daniel Scioli en la campaña presidencial de 2015, Jorge Telerman, que se presenta como garante de un buen vínculo con el mundo artístico y cultural porteño.
La confirmación de que el ex Grupo Sushi dejaba el Gobierno porteño, a menos de siete meses de asumir, no sorprendió a nadie ni tampoco llegó como un sacudón. La noticia de una renuncia en una administración que recién comienza su gestión puede ser un terremoto, pero en este caso se trató de la dimisión más anunciada en la historia del PRO, que no tiene fama de exigir renuncias a funcionarios ante reproches y presiones sociales. La situación del ex vocero de Fernando De La Rúa no dio para más en parte porque él mismo manifestó una decisión personal de abandonar su espacio en la cartera cultural.
Es verdad que sus polémicas declaraciones sobre la cantidad de desaparecidos en la última dictadura militar le trajeron cuestionamientos internos, un pedido para que baje el perfil y hasta un desautorización pública por parte de Larreta, pero nadie le hizo notar que debía dejar el cargo, a pesar de la presión y el rechazo de los organismos de Derechos Humanos y de referentes culturales. La salida fue consensuada y el suceso clave fue el último escrache en la presentación del programa “El San Martín en los barrios”: el alcalde recién tomaba el micrófono para dirigir unas palabras cuando un grupo de manifestantes irrumpió con caretas, pancartas y banderas. La situación, indican en la Jefatura de Gobierno, “descolocó” a Lopérfido, que mantiene la dirección artística del Teatro Colón, su “lugar en el mundo” y de donde también lo quieren expulsar sus detractores.
La gestión cultural quedó atravesada por la compleja relación entre el ex ministro y los artistas, que repudiaron sus dichos y se abroquelaron para exigir su partida del gobierno local en más de una oportunidad. Incluso, motivaron y protagonizaron una manifestación en las puertas del edificio de Uspallata 3160. Ese vínculo está quebrado y la tardanza en la confirmación de un reemplazante se explica por ese motivo.
Los nombres que se echaron a rodar, y que aún se barajan, tienen un nexo común: se trata de perfiles técnicos, con tiempo en la gestión oficialista y con capacidad para el cargo, pero también son nombres con poca experiencia política. Justo lo que precisa Rodríguez Larreta para dejar atrás el lastre y reencauzar el nexo con la comunidad artística.
El hombre que cumple con este requisito es el actual presidente del Complejo Teatral porteño. Telerman se anota como garante para que renazca el vínculo del PRO con el mundo del arte y la cultura del distrito. Completan el pelotón de candidatos Enrique Avogadro (secretario de Cultura de la Nación), Guillermo Alonso (director de Patrimonio, Museo y Casco Histórico de la Ciudad), Américo Castilla (secretario de Patrimonio Nacional) y la ex ministra de Cultura Silvia Fajre.
El jefe de Gobierno pensó en anunciarles a sus ministros este miércoles por la mañana, en plena reunión de gabinete, el nombre del futuro titular de Cultura, pero esa posibilidad se desechó. Horas después, el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, en diálogo con radio Del Plata, sepultó la expectativa de que se conozca esta semana al reemplazante del ex Grupo Sushi.