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Tras ocho años sin avances, Larreta se instala en la Villa 31 para urbanizarla

Construirá una oficina solo para él. Imagina la obra completa para 2019 y sigue paso a paso el proceso. Quiere hacer un trabajo que Macri no pudo en sus dos mandatos. La “propuesta a futuro” del BID.

 

Al asumir en la Jefatura porteña, el ex jefe de Gabinete adelantó que trabajaría en una “gestión social”. En diciembre de 2015, utilizó esa manifestación como carta de presentación de los planes de su gobierno y, tiempo después, se cristalizó en una serie de proyectos de urbanización para el histórico asentamiento de Retiro, la Villa 20 del sur porteño, la Villa Fraga de Chacarita y la Rodrigo Bueno, cuyo plan de obra se presentó en la Legislatura porteña el viernes 11 de noviembre. Pero la Villa 31 es especial. Larreta tomó como propio el proyecto y creó un organismo específico para trabajar en esa zona: la Secretaría de Integración Urbana y Social, a cargo de Diego Fernández.

 

El alcalde visita una vez por semana el asentamiento próximo a la Terminal de Retiro y a veces lo hace acompañado de distintos funcionarios del gabinete. Quienes ingresan al barrio junto al titular del Ejecutivo indican que “lo tratan como un vecino más” y que lleva el conteo de la obra semana a semana. Días atrás, mientras recorría el barrio, protagonizó un divertido y jocoso cruce con Fernández en el que discutían por la cantidad de veredas refaccionadas y el funcionario quedó en off side. El secretario directamente está instalado allí desde hace meses y prometió la construcción de un Centro de Desarrollo Emprendedor y Laboral para regular los comercios del barrio y fomentar la “actitud emprendedora” de los vecinos.

 

Larreta ya definió que próximamente hará construir una oficina gubernamental propia en el interior de la Villa 31. Hasta ahora, se edificará en un espacio abandonado conocido como “Galpón de Tarzán”, otrora búnker narco. Utilizará solamente él la oficina y atenderá desde allí al menos una vez por semana.

 

No son los únicos inmuebles estatales que estarán en el lugar: junto al proyecto de urbanización, se anunció la construcción y la mudanza del Ministerio de Educación porteño. El plan de urbanización, estiman en Uspallata 3160, demandará una inversión del orden de los 6 mil millones de pesos porque se le debe sumar el valor del corrimiento de la traza de la Autopista Illia, donde el gobierno emplazará un “corredor verde”. La obra se financiará mediante un préstamo de 170 millones de dólares del Banco Mundial, que, al igual que el desvío de la autopista, será aprobado por el Parlamento local en el mes de diciembre. La parte restante se completaría con dinero de la Ciudad, que podría incluir la venta de terrenos, merced a la creación de la flamante sociedad de estado Agencia de Bienes, integrada por miembros del oficialismo y la oposición.

 

Las negociaciones en torno a los préstamos de los organismos multilaterales de crédito corren por cuenta de la Nación y del ministro de Hacienda porteño, el ex Grupo Sophia Martín Mura. En tanto, la presentación y el “entre” de Larreta ante los representantes internacionales de estos organismos está a cargo del secretario general y también ex Sophia, Fernando Straface. El ex Cippec, organización que dejó para sumarse al Gobierno porteño, administra la “agenda internacional” del alcalde. De bajo perfil y con una orientación técnica, en el mes de octubre, sumó un valioso punto a favor del que se habló en el gabinete: fomentó un encuentro breve y conciso entre Larreta y el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) del que el porteño se fue con una “propuesta”.

 

Según comentaron fuentes gubernamentales a Letra PLuis Alberto Moreno se mostró “encantado” con el proyecto de urbanización de la Villa 31, abrió una puerta para encaminar un préstamo del organismo para financiar la construcción de la cartera educativa en el interior del barrio (costaría alrededor de 50 millones de dólares) y le sugirió construir la oficina central del BID para todo el Cono Sur en ese sector de la Ciudad de Buenos Aires. Según pudo saber este medio, el colombiano ponderó la iniciativa de urbanización y la calificó como “modelo” para el resto de Latinoamérica. Las conversaciones quedaron ahí y no se volvió a hablar del tema desde ese encuentro, que se hizo en el marco de la Tercera Conferencia Mundial sobre Vivienda y Desarrollo Sostenible, que se realizó en Quito. A la capital ecuatoriana asistieron cerca de 190 funcionarios de ciudades de todo el mundo para disertar sobre problemática habitacional y urbanización, entre ellos, Larreta, quien presentó su plan para la Villa 31.

 

Otra labor tiene Juan Ignacio Maquieyra, el flamante titular del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), que está a cargo de la construcción de inmuebles sociales en el resto de las villas a urbanizar: en la 20 de Lugano, donde ya se empezó la construcción, la Rodrigo Bueno y Fraga. El joven pampeano ocupó primero el cargo de Secretario de Relaciones Internacionales pero, ante la renuncia de Pablo Roviralta, requerida por las altas esferas del Gobierno porteño, asumió en el IVC. Poco tiempo después, se dio un movimiento de estructura gubernamental que alteró el organigrama del Gobierno de la Ciudad y terminó de blanquear la jugada de Larreta: mudó este organismo a la órbita de la Jefatura de Gabinete, que conduce Felipe Miguel, hombre de estrecha confianza del alcalde.

 

EL PROYECTO
El plan de urbanización que Rodríguez Larreta presentó en agosto apuesta a mejorar las condiciones de habitabilidad de más de 40.000 vecinos de la Villa 31. Eso contempla la reconstrucción de nueve mil viviendas y la relocalización de unas 1200, que en su mayoría están ubicadas bajo la Autopista Illia, donde el Gobierno porteño quiere montar un parque verde. Los vecinos trasladados pasarían a vivir en un terreno que la Ciudad le compró a YPF por 9 millones de dólares.
Entre otras cosas, la urbanización implica colocar luminaria, apertura y pavimentación de calles y mejora en los servicios públicos de electricidad y agua, mediante obras hídricas. En la etapa final, el Gobierno porteño ofrecerá créditos blandos para los habitantes puedan escriturar sus viviendas.

 

OBRAS SON VOTOS. Por esos cinco funcionarios pasará el proyecto de urbanización de villas porteñas. La mudanza del IVC a la Jefatura de Gabinete no es un dato menor: desde esa repartición, Larreta controló la aplicación del Metrobus, una de las obras con las que despegó la gestión y la imagen de Macri tras años de parate por la recesión de 2009 y el escándalo de las escuchas telefónicas. La situación de Larreta es distinta: finaliza su primer año sin grandes sobresaltos, pero vuelve a repetirse el esquema de la Jefatura de Gabinete como escenario central de los proyectos emblemáticos del Gobierno. Esto puede graficarse con los números del Presupuesto 2017, que se aprobaría en diciembre con los votos de la Coalición Cívica, el Frente Renovador, Confianza Pública y el Bloque Peronista, según estiman en el PRO. El año próximo, el Gobierno porteño destinará $32.500 millones para obra pública, que significa un aumento del 48% con respecto al 2016.

 

Las áreas sociales recibirán partidas por $95.315 millones y, además, se incrementará un 161 por ciento la inversión en Vivienda, que será el eje central de la jugada de Larreta para batallar la elección de medio término, como indicó Letra P. Para el alcalde, la mejor herramienta para atravesar los comicios legislativos es la gestión de estas obras. “Nuestro único rival en 2017 somos nosotros mismos”, suele repetir ante sus íntimos, aunque también dijo la misma frase ante el bloque de diputados porteños del PRO, días atrás.

 

En el mismo encuentro, deslizó: “Si seguimos avanzando con la gestión como lo estamos haciendo no vamos a tener problemas”. Su estrategia es concentrarse en las obras de gestión e ignorar al embajador argentino ante Estados Unidos y líder de ECO, Martín Lousteau, que aún no definió qué hará el próximo año. Por ahora, la posibilidad de aunar consensos para formar Cambiemos en la Ciudad en 2017 ni siquiera entra en la catalogación de “deseo”.

 

Cuando la discusión por la ley de leyes recién comienza, dos dirigentes, uno de la oposición y otro del oficialismo, se cruzaron en un pasillo de un edificio público porteño. “Es imposible que no votemos esto por la guita que giraron a Vivienda. Nos cagaron”, disparó, entre risas, el edil opositor. .

 

 

LA HISTORIA DE UNA DEUDA 
La urbanización de la Villa 31 es una deuda que sigue pendiente tras ocho años de gobierno PRO. Macri dio indicios de intenciones de avanzar con un plan para integrar al tejido urbano el asentamiento, motivó un censo pero luego adujo problemas con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Ambos dirigentes protagonizaron una discusión in eternum por la cesión de terrenos que recién culminó cuando, ballotage de 2015 mediante, la Nación y la Ciudad pasaron a estar gobernadas por el mismo partido político.
En 2009, el macrismo avaló un proyecto del opositor Facundo Di Filippo que reclamaba “la urbanización del polígono correspondiente a las villas 31 y 31 bis”. La iniciativa se transformó en ley pero jamás se aplicó lo que planteaba: la puesta en marcha de un proyecto de urbanización confeccionado por el Instituto de la Espacialidad Humana de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA (FADU), según consignó un cable de Télam de diciembre ese año.
De esa normativa, lo único que se cumplió fue la formación de la “Mesa de Gestión y Planeamiento Multidisciplinaria y Participativa” para la urbanización, que la integraban el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, el IVC, el Ministerio de Desarrollo Urbano, el entonces Ministerio de Desarrollo Social (hoy Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat), la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y los legisladores porteños integrantes de las comisiones de Vivienda, de Planeamiento Urbano y de Presupuesto. Este conjunto de autoridades se encontraron en varias oportunidades pero como el plan de urbanización no avanzaba, comenzaron los cruces entre oficialismo y oposición y el PRO, excusándose en su diatriba con el kirchnerismo nacional, terminó por congelar la discusión.
El macrismo comenzó a suspender las reuniones de la Comisión de Vivienda de la Legislatura, el debate se dilató y la iniciativa jamás estuvo en carpeta del gobierno de Macri. “Existe una decisión política para que esto no avance y la ley de urbanización no pueda ser tratada en el recinto este año”, sostuvo, en 2012, la ex legisladora de la Coalición Cívica en declaraciones a Télam.
En paralelo, la oposición acusaba al PRO de “especular con el valor de las tierras” y demorar la urbanización. Un año después, esa misma discusión se reflotó por los dichos de la entonces diputada nacional Gabriela Michetti, quien manifestó en el programa de Mirtha Legrand que “la Villa 31 es el único lugar de las villas que es muy difícil transformar en un barrio”.
Y, luego, agregó: “Mi sensación es que hay que hacer la regularización dominial y entonces cada persona tiene su casa y su escritura. Lo que ha sucedido en otros lugares del mundo con esto es que como esos terrenos son muy apetitosos para el sector inmobiliario lo que termina pasando es que se compran esos lugares y la gente puede comprarse con ese dinero la casa en la Ciudad o cualquier otro lugar. Y ese lugar se puede hacer para el puerto o hacer un sector de barrios para clase media”.
Esa frase no sólo que sorprendió a los diputados y dirigentes de la oposición que esperaban un cambio de postura en el PRO, sino que desató un terremoto político que terminó por sepultar la posibilidad de avanzar con la urbanización hasta la actualidad, donde el Gobierno porteño sí presentó un plan y cerró acuerdos con organismos multilaterales de crédito para financiar las obras, que ya comenzaron.

 

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