Si de Gonzalo Cané dependiera, cada argentino debería tener un arma en su casa. También considera incompatibles la democracia con la aplicación del Derecho Penal. Todo esto no pasaría de un cúmulo de declaraciones desafortunadas si no se tratara de un secretario de Estado del Ministerio de Seguridad, el organismo que tiene como principal responsabilidad prevenir el delito, no incentivarlo.
Cané fue nombrado por la ministra Patricia Bullrich como secretario de Cooperación con los Poderes Judiciales, Ministerios Públicos y Legislaturas. Lo eligió para ese puesto por los vínculos que supo construir en Tribunales: hasta asumir en su puesto, era uno de los secretarios letrados de la Secretaría Civil y Previsional N° 2 de la Corte Suprema de Justicia.
Abrió su cuenta de Twitter al aterrizar en el gabinete nacional y se transformó en su debilidad. Hace apenas unos días, escribió allí que “si la sociedad tiene miedo es lógico que se arme para defenderse y es una reacción que no es condenable” y que “los Estados que desarman a su población son totalitarios”. A eso agregó: “Quien limita el derecho de defensa está a favor de la delincuencia. Los ciudadanos de bien deben defender su vida y propiedades”.
Cuando se mira hacia adentro del Ministerio esta postura tiene su correlato. Según publicó el diario autogestionado Tiempo Argentino, el Plan Nacional de Desarme que se venía desarrollando desde 2006 quedó paralizado con la llegada de Bullrich al Ministerio.
También opinó: “La aplicación del Derecho Penal y las penas no tiene relación alguna con la democracia. Basta de idioteces”.
Aunque actualmente está de licencia de su cargo en la Corte, Cané integra una Secretaria que, según fuentes judiciales, fue clave para dar celeridad a los reclamos por haberes previsionales de las Fuerzas Armadas, que durante años exigieron que los suplementos no remunerativos o bonificables se contabilizaran cuando les llegue el turno del retiro. Lo que depositó una millonada de pesos en una enorme cantidad de bolsillos verde oliva.
Al Ministerio de Seguridad llegó como un desconocido y sin ninguna experiencia en esa área. Reporta directamente a Bullrich y, aseguran en el edificio de Barrio Norte donde opera esa cartera, su nombramiento responde a la sociedad política entre el derechista Partido Liberal Libertario (PL), al que Cané se muestra muy cercano, y Unión Por Todos, el sello electoral que usó Bullrich hasta fusionarse con PRO.
MANO PROPIA. Cané tuvo dos picos de éxtasis en la red social de los 140 caracteres en las últimas semanas. Coincidieron con dos hechos de las páginas policíacas: los casos del carnicero y el cirujano que asesinaron a los delincuentes que intentaron robarles, sobre los que se habían manifestado ya, en una línea similar, el presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal. Por esos días, el funcionario de Bullrich se despachó con un sinfín de tweets justificando los homicidios. Estos son algunos:
- Una sola víctima, el médico, el delincuente no es víctima, es delincuente muerto. BASTA DE VICTIMIZAR DELINCUENTES Y DE CRIMINALIZAR VICTIMAS.
- Cuando se ejerce el derecho de defensa para repeler un delito del que se es víctima es incorrecto hablar de justicia por mano propia.
- Cuando hay legítima defensa jamás puede haber homicidio, otro razonamiento es propio de progresistas funcionales al crimen.
- Nadie obliga a un delincuente a empuñar un arma de fuego, si lo matan es su única culpa, no de quien se defiende.
- Esta semana murieron dos policías sin embargo nos seguimos rasgando las vestiduras por los ciudadanos que ejercen se derecho de defensa.
OPINÓLOGO. Sus opiniones no se limitan al ámbito penal. Se manifestó en contra de, por ejemplo, la equidad de género en las listas legislativas que tramita en el Congreso Nacional y que ya fue aprobada en la Legislatura bonaerense. Sobre esto, dijo que “elevar el cupo femenino al 50 por ciento es claramente ridículo y perjudicial para el sistema republicano y el principio de idoneidad” y que es un “tema complicado el de los cupos porque termina desplazando la idoneidad por el número bobo”.
Se manifestó en contra de los planes sociales -“El aumento consolidado de la pobreza sólo confirma que los planes sociales no sirven para nada, salvo para aumentar los impuestos”-, considera al sistema impositivo un “hurto generalizado”, propuso reprivatizar la aerolínea de bandera –“Si en lugar de tomar deuda achicamos el déficit, por ejemplo Aerolíneas Argentinas”- y no logra contener ni su encono con los trapitos -“Entre el trapito y vos ya se eligió al trapito” y “Te guste o no el denominado trapito es un extorsionador frente a cual estas desprotegido. No es políticamente correcto penalizarlo”- ni su pasión por Jorge Lanata, a quien le celebra cada informe.
Hasta se animó a trazar llamativos parecidos entre el kirchnerismo –al que consideró un “narco Estado”- y el régimen nazi: “El kirchnerismo gobernó 12 años, el mismo tiempo que Hitler lo hizo en la Alemania Nazi. Que coincidencia”.
Días atrás, según contó, vivió un hecho delictivo en su círculo familiar. Allí, en la palabra que eligió para mencionar a los delincuentes, dejó entrever el mismo prejuicio discriminatorio que las fuerzas de seguridad están aplicando en las calles desde que Bullrich asumió su control, demorando personas sin más sospecha que su aspecto físico, su vestimenta o su condición social. Así los menciona Cané: “A mi hijo a la salida de CUBA Palermo le acaban de robar la bicicleta dos gorritas”.