El ex gobernador bonaerense y actual diputado nacional, Felpé Solá fue categórico. “Alberto Fernández me presionó dos veces para que no volviera a ser Gobernador. En 2006, por orden de Kirchner, y ahora, de Darío Giustozzi”.
Así, sacó a relucir los trapitos al sol de viejas disputas de los primeros años del kirchnerismo. Y también develó aún más la fuerte interna que cruje al Frente Renovador bonaerense, en donde hay -a la espera de la palabra final de Massa el próximo sábado- deserciones, acusaciones cruzadas, presiones y más.
La pelea entre Solá y Alberto Fernández viene de antaño. Fue cuando el hoy diputado nacional del FR pensaba ir por la reelección a Gobernador en el 2007 y Néstor Kirchner lo bajó para ubicar en esa candidatura a Daniel Scioli. Con el FpV, Scioli sacaría luego mayor porcentaje que la propia Cristina Fernández.
Según Solá, aquella decisión de “bajarlo” de una reelección fue del entonces presidente, Néstor Kirchner aunque ejecutada por el propio Alberto Fernández.
Ante la imposibilidad constitucional con la que se había encontrado Solá por aquellos años, el ex gobernador había pensado recurrir a la Suprema Corte para que interprete si el artículo 123 de la Constitución de la provincia lo habilitaba o no a presentarse a un nuevo período en la Gobernación a partir del 2007. Algo que finalmente desestimó en medio de “presiones”.
El anuncio que se bajaría de la candidatura había sido en la propia Casa Rosada y junto al propio Alberto Fernández. “El señor gobernador transmitió al presidente su decisión de no optar por el planteo ante la junta electoral”, había dicho Fernández acompañado de Solá. Todo en un clima de aparente cordialidad durante noviembre del 2006.
Ahora nuevamente, la disputa sale a flote. Pero esta vez es en terreno massista. Ambos dirigentes forman parte del Frente Renovador. Mientras algunos sectores dentro del propio FR pugnan para que haya sólo dos precandidatos a gobernador bonaerense, encarnados en la figura de Francisco De Narváez por un lado y Darío Giustozzi por el otro, Solá junto a otros dirigentes aún resisten a la espera de la definición de Sergio Massa que –sería- el próximo fin de semana durante un plenario en San Martín.