Disparen contra Storani
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Disparen contra Storani
Federico Storani fue, sin dudas, uno de los más castigados de la madrugada por el sector que rechazaba el acuerdo con el Pro. El ex miembro de La Coordinadora Radical, otrora joven mimado de Raúl Alfonsín, fue uno de los más vehementes defensores de la posición de Ernesto Sanz y escuchó durante toda la noche los gritos que lo acusaban de ser “traidor” y “entregador del partido”. Incómodo, recibió una catarata incesante de insultos, atajó los globos amarillos alusivos al Pro que le tiraron desde el palco del primer piso y fue el destinatario de la furia de José Cano, Luis Naidenoff y Gerardo Morales, cuando se refirió a los que criticaban el acuerdo como “los comentaristas de la política”. “¡Andá a pedirle perdón a (Raúl) Alfonsín, traidor!”, le gritaron los precandidatos a gobernador, al tiempo que le recordaron su origen político dentro de la UCR. A la salida, un grupo de jóvenes militantes persiguió a Storani por la calle, lo insultó y le dio patadas a la camioneta en la que salió del teatro.
Fascendini, ausente en la votación
Entre los discursos que más resonaron en el teatro estuvieron los de los convencionales santafesinos, que plantearon la contradicción que significa que el partido sea socio del Pro a nivel nacional, pero compita contra la candidatura de Miguel del Sel, en Santa Fe. Un convencional de la provincia lo planteó de manera cruda. “Necesito 40 psicólogos para explicar en la provincia que el Pro es malo pero que en a nivel nacional es bueno”, dijo. También mencionó lo problemáticos que resulta el escenario frente al acuerdo existente entre Mauricio Macri y Carlos Reutemann, a quien el Frente Progresista denuncia como responsable de las inundaciones de 2003. En este contexto, resultó llamativa la ausencia, a la hora de la votación, de Carlos Fascendini, ministro del gobierno de Antonio Bonfatti y precandidato a vicegobernador, en la fórmula que encabeza el socialista Miguel Lifschitz.
Lousteau, Monzó y “los que vienen del kirchnerismo”
“A mí me acusan de entregarle llave en mano la UCR al Pro. La sociedad no va a entender que la salida al kirchnerismo puede ser liderada por alguien que viene del kirchnerismo”, arremetió en su discurso Ernesto Sanz, disparando claramente contra Julio Cobos. La respuesta al golpe del presidente del partido vino del lado de Gerardo Morales. “¿Entonces qué hacemos con (Martín) Lousteau, que es nuestro candidato en la Ciudad de Buenos Aires? ¿Y qué hacemos con (Emilio) Monzó?”, dijo el jujeño, en referencia al ministro de Gobierno de la Ciudad, operador político y uno de los principales artífices del acuerdo entre el Pro y la UCR. Morales también recordó su propia alianza con un ex ministro K. “¿Y de qué me disfrazo yo, que fui de candidato a vicepresidente de (Roberto) Lavagna, cuando el partido decidió apoyarlo?”, recordó.
Duelo de damas
Lilia Puig de Stubrin y Mabel Bianco fueron las encargadas de conducir el maratónico debate y las encargadas de calmar los ánimos de los convencionales cada vez que se enardecieron. Sin embargo, las mujeres también dejaron ver que estaban en veredas opuestas frente al tema que se debatía. Aunque más cautelosa, la presidenta de la Convención evitó emitir opiniones, Puig de Stubrin tuvo su fallido cuando, al someter la moción del sanzismo a votación la anunció como “la propuesta de la mayoría”, dando a entender que sería la ganadora. Le llovieron gritos del sector contrario. A su lado, Bianco se rió irónicamente. Antes se había indignado con los oradores. “Dejen de mencionar a Alfonsín y de decir que somos el partido de los desposeídos, ¡vamos a ir a un acuerdo con Macri!”, se lamentó, furiosa. Pero el mayor contrapunto entre las mujeres fue cuando comenzó la votación, a las 5 de la mañana, cuando comenzaron los incidentes en la puerta del teatro. Mientras que Puig de Stubrin insistía en seguir con el conteo de votos y decía “de acá no nos movemos, vamos a seguir adelante”, Bianco forcejeó y le arrebató el micrófono para anunciar que iría personalmente a ver qué estaba pasando con los jóvenes que protestaban afuera y lidiaban con la policía. Luego de constatar que no había mayores incidentes, Bianco volvió e informó que se podía seguir adelante con la votación.