Se cortó solo al poco tiempo de asumir. Desde que llegó al Senado, su primera experiencia legislativa, Edgardo Kueider se comportó de manera inorgánica dándole la espalda al Partido Justicialista de Entre Ríos que lo llevó a ocupar la banca. Hace más de un año saltó del bloque panperonista que aún se llamaba Frente de Todos para sumarse a Unión Federal. Ahora, ratifica esa ruptura coqueteando con su voto con la ley ómnibus.
A contramano de todos los posicionamientos de la oposición, Kueider insiste con no pronunciarse sobre su voto en la discusión por la Ley Bases, proyecto insignia del gobierno nacional. Desde que el debate llegó a la cámara alta, eludió pronunciarse en contra. Se lo pidieron legisladores provinciales, la dirigencia y la militancia. Por redes sociales y hasta mediante cartas públicas. Él se mantuvo inalterable y no dio señales. Ese silencio dice mucho, interpretan en varios campamentos.
Dentro de la estructura de poder del peronismo provincial y nacional, hay quienes prefieren ni hablar de Kueider. “No tenemos que perder tiempo con innecesarios”, azotan. Otros, más enojados, y que todavía no pasaron a la etapa de la indiferencia, sostienen que su flirteo con el Gobierno podría traerle consecuencias.
Desde que asumió el presidente Javier Milei, Kueider se mostró cercano a Victoria Villarruel, dándole una cálida bienvenida no bien puso un pie en el Senado. La vicepresidenta le agradeció el gesto y lo consagró presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales.
Sus buenas ondas libertarias no se agotan allí. En los pasillos del Congreso comentan que se lleva muy bien con el ministro del Interior, Guillermo Francos, con quien conversa su voto sobre la ley ómnibus. En esos encuentros, sugieren en el PJ entrerriano que el senador habría exigido algunos lugares en organismos nacionales como parte de una negociación.
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El ministro del Interior Guillermo Francos durante la exposición en el Senado. Junto a él, al final, el senador Edgardo Kueider.
De hecho, en los últimos días se conoció que el Gobierno desplazó al recientemente asumido titular de la UGL XXIV del PAMI con sede en Concordia. Hay quienes sostienen que fue en respuesta a un pedido del senador, que arrastraría un conflicto personal con el ahora exfuncionario libertario Guillermo Deymonaz.
Furia en Entre Ríos
El coqueteo con La Libertad Avanza y su indecisión sobre la ley ómnibus enfurecieron al peronismo local. Hay quienes se animan a plantear una posible desafiliación si Kueider llega a votar a favor. En otros casos proyectan una suerte de desvanecimiento político en 2025 cuando termine su mandato en el Senado. “¿Quién lo querría a Kueider en la lista después de esto?”, se preguntó un alto dirigente que se sienta a la mesa nacional ante la consulta de Letra P. Ese mismo dirigente coincidió con otro que advirtió que, de confirmarse su voto a favor en general, Kueider se correría de toda la poca expectativa política que le queda dentro del PJ.
“El 44% de la gente y el peronismo está mirando qué están haciendo los legisladores”, graficó un exfuncionario nacional en alusión a la cosecha de Unión por la Patria en el ballotage de noviembre y para ilustrar la dimensión del comportamiento político del senador, que, según contó a este medio, hizo que el PJ y el peronismo progre estén “a las puteadas”.
Los pedidos del peronismo
Kueider viene de rechazar el DNU 70/2023, pero con la ley ómnibus su actitud es otra. Su propio padrino político, el exgobernador y ahora diputado Gustavo Bordet –que votó en contra de la ley Bases-, los legisladores provinciales y hasta las militancias en las ciudades pidieron a sus representantes nacionales en el Congreso que no aprueben el proyecto insignia del Gobierno. Hay una excepción: la Liga de Intendentes Justicialistas, que preside Rosario Romero, no se pronunció sobre el tema.
El presidente del PJ de Entre Ríos, José Cáceres, fue el más duro de todos con Kueider. Dijo que lo enojaba su indecisión y que generaba “un malestar enorme”. “Hablé con él y me dijo que estaba discutiéndolo en su bloque. Le pedí que luchara por conseguir los votos necesarios para que la ley definitivamente se caiga”, contó a Letra P. Cáceres entiende que, si se abre la votación en general y se negocia artículo por artículo, “todo va a terminar mal y es catastrófico”. Dijo también que a quienes dicen que hay que dotar de herramientas al Presidente, “hay que advertirles que le están dando un machete destructor”.
Kueider, por ahora, no definió.