La caída del 16º banco de los Estados Unidos, el Silicon Valley Bank (SVB), ha provocado fuertes cimbronazos en los mercados, generando desplomes generalizados en acciones, en especial de entidades financieras, y amenazando con un contagio de repercusiones globales. Esto ha afectado también activos argentinos, pero la reacción del gobierno de Joe Biden, señalada a nivel regulatorio antes de la apertura de Wall Street y sustanciada políticamente este lunes por el presidente demócrata, debería –con suerte y viento a favor– ponerle un piso a la emergencia y, tal vez, generar en el mediano plazo condiciones más benignas para nuestro país.
Inflación –este martes se anunciará el dato de febrero, que rondaría el 6%, mientras que el de marzo se proyecta incluso por encima de esa cifra–; tipos de cambio espasmódicamente tensionados y con pronóstico reservado en la previa electoral; desequilibrios macro sin chance de financiamiento externo; caída de ingreso de divisas debido al impacto de la sequía sobre la actividad agrícola; ralentización fuerte de la actividad: nuevos desafíos con la deuda en pesos del Tesoro, que ya lleva a los agentes a esperar una nueva operación de canje… Son muchos los desafíos para la gestión de Sergio Massa y pocas las herramientas a mano en el contexto de una administración que entra en cuarto menguante y sin coherencia interna. Sobre ese piso mojado, acaba de llover con el caso SVB.
¿Qué pasó con ese banco, que captaba depósitos de empresas y particulares de la zona de California que es mundialmente famosa por concentrar empresas de alta tecnología? Básicamente que, además de haber quedado muy calzado en créditos a startups, invirtió el resto de esos activos en Bonos del Tesoro norteamericano, tenencias que se depreciaron cada vez más debido a la política de suba de tasas de interés de la Reserva Federal. Esa situación, que ya era runrún, se agravó cuando la autoridad monetaria de los Estados Unidos señaló una nueva suba del precio del dinero en la próxima reunión de su Comité de Política Monetaria, algo que el mercado anticipó en medio punto porcentual más. Ante eso, los depositantes acudieron en masa a retirar su dinero, lo que –esperablemente– precipitó el colapso del SVB.
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¿Otro 2008?
Sin embargo, a diferencia de 2008, cuando la entonces administración de George W. Bush dejó caer a Lehman Brothers –un banco de inversión líder, mucho más grande que el SVB y, por lo tanto, mucho más importante en términos de riesgo sistémico–, Biden salió a garantizar los depósitos de los ahorristas en su totalidad. Este cortafuego debería calmar a los depositantes estadounidenses, a quienes el jefe de Estado les aseguró este lunes que el sistema es seguro.
"Gracias a las acciones de mi administración, los estadounidenses pueden confiar en que el sistema bancario es seguro. Pueden respirar tranquilos porque las empresas van a poder pagar sus compromisos y los salarios a sus empleados", dijo. "Los depósitos están a salvo (…) Haremos lo necesario para que esto no afecte a otros países", abundó.
El rescate de hecho al SVB, que no impediría que los banqueros responsables del colapso enfrentaran serias responsabilidades, envía un mensaje que el mercado financiero interpreta como una señal de que la Fed no insistiría en la dureza para moderar la inflación. Así, analistas top ya apuestan a que la próxima suba de tasas podría reducirse a un cuarto de punto porcentual o, directamente, desactivarse, de modo de darles aire a los bancos y evitar males mayores.
Que la política antiinflacionaria pueda complicarle lo planes a Biden es harina de otro costal. Sin embargo, para la Argentina sería una buena noticia la reducción de los costos del dinero en el mayor mercado del mundo, lo que, de concretarse, podría impulsar los activos locales, muy depreciados tras años de crisis y a la espera de un repunto mayor que el registrado en los últimos meses conforme el proceso electoral señale la probable emergencia de un nuevo gobierno market-friendly.
La crisis, por ahora, está en curso, pero la Casa Blanca y la Fed salieron a contenerla. La frágil Argentina reza por que la emergencia pase pronto.