Que Javier Milei insista en denostar como "econochantas" o "pifiadores seriales" a los especialistas críticos de su gestión no impide que se acumulen elementos que sugieren que algo está severamente errado en su modelo, incluso dentro de su propia lógica y en sus propios términos.
Esas descalificaciones, se sabe, son de consumo doméstico, aunque los señalados no dicen nada diferente de lo que plantean grandes bancos de inversión internacionales como J.P. Morgan, que viene de anunciar su decisión de recoger el barrillete del carry trade armado por Toto Caputo debido al elevado riesgo de devaluación, no ya –como se espera– después de las elecciones legislativas de octubre, sino acaso antes. Esa advertencia fue la última, pero no la única que ha llegado de Wall Street.
En su informe Argentina: tomando un respiro, esa entidad líder resumió: "Seguimos siendo constructivos sobre las perspectivas de mediano plazo de la Argentina debido a la desinflación y el progreso fiscal. Sin embargo, dado que ya pasó el pico de los ingresos (de exportaciones) por agricultura, la probabilidad de salidas continuas (de fondos) en concepto de turismo, posibles ruidos electorales y algunos activos con bajo rendimiento que provocan intervenciones cambiarias a través de derivados (futuros), preferimos dar un paso atrás y esperar por mejores niveles de entrada para volver a involucrarnos".
El talón de Aquiles del modelo de Javier Milei
El párrafo citado expresa el corazón de las críticas a la actual fase del programa económico, que pueden condensarse en un solo concepto: el esfuerzo electoralista del Gobierno por fomentar un atraso cambiario.
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Como la tendencia es insostenible, para muchos la pregunta por una tercera devaluación del peso no apunta ya a si se producirá, sino apenas a cuándo ocurrirá y a cuán serios serán sus efectos sobre la economía real y la población. Si el carry trade se basa en cambiar dólares por pesos y esperar que la tasa le gane a la evolución del dólar, con esa incertidumbre cambiaria no hay bicicleta posible.
El problema es que, sin especulación, Caputo se queda sin la última provisión de divisas para sostener la cotización del dólar mientras el déficit externo se hace explosivo, el atraso cambiario se consolida, las exportaciones tienden a ralentizarse por motivos estacionales, las importaciones a empinarse por el dólar barato y el turismo emisor a dispararse. Para peor, el RIGI no genera el auge esperado de inversiones extranjeras.
El mercado, en sus tramos más diversos, no confía y el riesgo país sigue firme en torno a 700 puntos básicos demasiado elevados para soñar con un regreso al mercado voluntario de deuda.
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La evolución del riesgo país en la era de Javier Milei (Fuente: Rava Bursátil).
Otras señales de alerta para Toto Caputo
El asesor de Caputo y director del Banco Central Federico Furiase salió a responder al mal clima que generó la infidelidad de J.P. Morgan. Para hacerlo destacó la persistencia del superávit fiscal. Lo que el Palacio de Hacienda no reconoce es que el superávit fiscal produce un sobrante de pesos y que la madre de todas las desconfianzas es la carencia de dólares. Que se sepa, el ministro de Economía es una fuente inagotable de rebusques financieros, pero hasta ahora no ha pergeñado la alquimia que convierta colibríes en washingtons.
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Toto Caputo no hace magia ni milagros: los pesos no se convierten en dólares.
Así, no sorprende que el dólar se instale firme en el centro de la banda –no en el piso como habían pronosticado, jactanciosos, Milei y Caputo– y que se esperen tensiones desde el mes que comienza este martes.
La desconfianza se muerde la cola y las grandes referencias de las finanzas mundiales miran de reojo el autoproclamado "milagro" paleolibertario.
Poco antes de la decepción provocada por J.P. Morgan, otro banco de inversión de referencia, Morgan Stanley, había expresado un optimismo de mediano plazo, pero había evitado mejorar la nota de la deuda argentina, manteniendo al país como "mercado independiente", ni siquiera "de frontera" y mucho menos "emergente", lo que impedirá que grandes fondos incluyan activos financieros nacionales en sus carteras de inversión. Esa situación, financieramente humillante para un país del tamaño de la Argentina y para un gobierno que lleva un año y medio de gestión, recién será revisada dentro de 12 meses.
La foto y la película de la economía real
Lo financiero es un reflejo de la economía real, que es lo importante. En ella yacen las fragilidades del modelo Milei.
El Presidente embistió una vez más contra la prensa por no darle la relevancia que él considera adecuada al dato de crecimiento de 7,7% interanual de la actividad en abril y al rebote del 11,6% del consumo privado al final del primer trimestre. Sin embargo, esas son fotos que lucen artificialmente bien en la comparación con el desastre posterior a la megadevaluación de diciembre de 2023. Además, el habitual delay estadístico argentino les da una pátina sepia.
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La actividad económica en la era de Javier Milei.
La inflación está bajando, pero resta determinar en qué medida una eventual devaluación –¿poselectoral, como cree la mayoría de los analistas, o posible antes de los comicios, como teme J.P. Morgan?– provocaría un rebrote de ese fenómeno maldito. Lo bueno para el Gobierno y para la sociedad es que el rebote se daría desde un piso bajo.
Javier Milei y Toto Caputo contra el resto del mundo
Milei y Caputo sienten que los críticos les corren el arco todo el tiempo. Al fin y al cabo, ¿no están donde están y se les tolera lo que se les tolera porque la sociedad les ha pedido que terminen con la inflación como encargo casi exclusivo? ¿Por qué se les reprochan otras cosas?
Básicamente, porqueel modelo que eligieron para abatir el aumento sostenido y generalizado de los precios es injusto, depredador de los ingresos populares y recesivo en el mediano plazo. Acaso el Presidente y su ministro estén comenzando a mirar el tráiler de su futuro.
La inflación cae, pero cuesta consolidar el "uno y pico". Tanto, que junio podría marcar un incremento respecto del 1,5% de mayo. Y la economía crece o, mejor dicho, rebota desde el fondo de pozo al que ambos llevaron al país con la desmesurada devaluación del debut. El segundo semestre marcará una desaceleración de la recuperación que Milei presenta como eterna.
"Para adelante, continuamos proyectando un sendero de crecimiento errático y débil, manteniendo disparidades entre sectores. Proyectamos un crecimiento del 4,5%-5% para 2025, con buena parte del mismo explicada en el arrastre estadístico que dejó la recuperación de la actividad en la segunda mitad del año pasado", dijo este lunes la consultora LCG.
Unos dos tercios de la economía nacional se explican por el consumo, variable que sigue dando señales confusas: se recupera en ciertos tramos, pero no en otros.
"En el estudio Moiguer no dudan en hablar de un consumo 'dual' para explicar este momento en el que conviven 'la Argentina pesificada con la Argentina dolarizada'. El informe precisa que mientras un 50% de los hogares no llega a cubrir sus gastos básicos, se endeuda y le cuesta llegar a fin de mes, hay un tercio de la población que aprovecha el tipo de cambio para viajar al exterior, adquirir bienes durables o al menos dolarizar sus ahorros", señala una interesante nota publicada por La Nación.
A esos problemas hay que añadir las cesaciones de pagos de empresas de sectores dinámicos como la agroindustria y la energía, así como el incremento de la morosidad en los pagos de créditos bancarios.