Varias consultoras estiman una inflación de 1,8% en mayo y alientan al Gobierno a consolidar su relato de “normalización”. La estabilidad cambiaria, la postergación de aumentos en tarifas y la baja en combustibles fueron clave. También influyó la desaceleración de los alimentos, en un escenario que el ministro Toto Caputo busca convertir en tendencia.
Según el índice de precios IPC Libertad y Progreso, mayo cerró con una suba del 1,8%, la menor desde mayo de 2020 y, si se excluyen los meses del aislamiento por la pandemia, la más baja desde noviembre de 2017.
La inflación acumulada en los primeros cinco meses de 2025 fue del 13,6%, mientras que la interanual se ubicó en 44%, lo que representa un desplome de 167 puntos porcentuales respecto a diciembre del año pasado.
Para el Gobierno, este freno responde directamente a la unificación cambiaria, el superávit fiscal sostenido y una política monetaria contractiva por parte del Banco Central.
Inflación, brecha cambiaria y alimentos
En línea con este escenario, el Índice de Precios al Consumidor para el Gran Buenos Aires (IPC-OJF), elaborado por la consultora OJF, también marcó una suba mensual del 1,8% y una variación interanual del 41,9%. La inflación núcleo, en cambio, se mantuvo algo por encima: 2,5% mensual y 35,2% anual.
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La inflación desacelera en la meseta.
Uno de los factores en la desaceleración fue la estabilidad del tipo de cambio. A esto se suman decisiones puntuales del Gobierno, como postergar los aumentos en las tarifas de electricidad y gas y retrasar la suba del impuesto a los Combustibles para acompañar la baja de precios que dispuso YPF y acompañó el resto de las petroleras el mes pasado. La reducción de aranceles a la importación también se traslada a los precios que paga el consumidor.
Según la consultora Analytica, los precios de alimentos y bebidas en el Gran Buenos Aires aumentaron apenas 1,4% mensual. Entre los rubros más contenidos destacaron frutas (+0,1%) y pescados y mariscos (+0,4%).
En el otro extremo, los mayores incrementos se registraron en café, té, yerba y cacao (+3,5%) y carnes y derivados (+2,4%).
Hot Sale, menos lluvias y baja de impuestos
El relevamiento de C&T para el GBA coincidió con el IPC LyP: 1,8% mensual. Según su informe, este número se explica por una combinación de estabilidad cambiaria, beneficios fiscales puntuales —como la reducción de impuestos internos— y el efecto del Hot Sale, que impactó sobre los precios de bienes durables.
En términos interanuales, C&T midió una inflación del 42,5%, el dato más bajo desde marzo de 2021. Un registro que Caputo buscará capitalizar para reforzar el discurso oficial de desinflación.
El “1 adelante” como bandera política
De confirmarse este nuevo piso inflacionario, el gobierno de Javier Milei buscará sostener la narrativa de una economía en “modo normalización”.
Los datos serán utilizados como respaldo para mantener el ancla fiscal y la política monetaria contractiva, al tiempo que se presentan como antesala de una segunda etapa del programa económico, que incluye reformas estructurales y, eventualmente, la competencia de monedas que impulsa Milei.
Aunque el dato oficial del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) se conocerá en los próximos días, las proyecciones privadas ya configuran un escenario favorable para el oficialismo, que se aferra al objetivo simbólico de “poner un 1 adelante” en un índice que, a comienzos de año, superaba el 25% mensual.