Efecto dólar y tarifas: mayo ya es otro mes perdido para la inflación
Abril habría dejado una suba de precios similar a la de marzo. Sergio Massa busca controlar el frente cambiario y anclar expectativas renegociando con el FMI.
Hasta no hace mucho, Sergio Massa pensaba que el fatídico índice de inflación del 7,7% de marzo le dejaba como última opción para salvar su proyecto presidencial jugar con la estacionalidad más amable de abril y mayo para exhibir números algo menores y salir a explicar que, esta vez sí, el gran problema de la economía comenzaba a controlarse. Sin embargo, la corrida cambiaria desatada en el final del mes pasado y los aumentos de precios regulados previstos para el que comienza liquidaron esa expectativa y ahora solo le quedan dos cartas: terminar de ponerle un techo a los dólares paralelos y reanclar las expectativas mediante un reseteo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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Abril dejó un piso nuevamente elevado. El equipo del Ministerio de Economía cree que el IPC de ese mes no sería muy diferente al de marzo. Mientras, analistas privados apuntan a entre 7% y 8%.
El impacto del brote de gripe aviar, la inercia de los precios y las remarcaciones de las últimas dos semanas –producto del recalentamiento de los tipos de cambio paralelos– forman parte del "combo abril". En la base, claro, está la expansión monetaria necesaria para financiar el agravamiento del déficit fiscal, producto de una caída severa de la recaudación –derivada, a su vez, del desplome exportador por la sequía–.
Ecolatina proyectó para el mes que acaba de terminar 7%; EcoGo, 7,5%, y Analytica, hasta un 8%.
"Ya estamos en torno al 7% u 8% mensual, dijo Ricardo Delgado, presidente de Analytica, en CNN Radio. "El Banco Central aceleró su devaluación diaria y eso hace que el Gobierno haya perdido la batalla contra la inflación y solo le quede evitar una crisis mayor", añadió.
Delgado señaló un tema sensible. El último cortocircuito entre Massa y el presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, había pasado por la demora y tibieza de la entidad en su decisión del mes pasado sobre la tasa de interés. Desatada la corrida contra el peso, el ministro pujó fuerte contra el titular de la autoridad monetaria, quien terminó por avalar un nuevo retoque al alza del precio del dinero, medida que, además de recesiva, también resulta inflacionaria. Todo sea por ponerle un techo a la divisa estadounidense.
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Finalmente, la tasa nominal anual de las Leliq trepó del 81% anterior al 91%. Eso, que también mejora el retorno de los plazos fijos para fidelizar a los y las ahorristas en la moneda nacional, implica un interés compuesto –producto de capitalizar los rendimientos mensuales– superior al 130% anual. Esa es, por el momento al menos, la nueva nominalidad de la economía.
"Las tasas de interés que el Gobierno está manejando ya rondan el 135% y el 140% anual, y eso es una tasa (de inflación) del 8% o 9% al mes", explicó Delgado.
En tanto, otro hombre de Analytica, su director Claudio Caprarulo, le dijo a Telam que "la suba de tasas es una política que va en la dirección correcta en tanto apunta a contener el salto en la brecha cambiaria y a retribuir el ahorro en pesos. Sin embargo, tiene efectos negativos sobre el balance del Banco Central, producto del aumento de los intereses que paga por las Leliq. Esto pone más pesos en la economía y más presión sobre la tasa de devaluación".
Por un lado, los pasajes de colectivo subirán 7,8% en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) debido a los ajustes mensuales previstos en línea con la inflación de la región. Así, el boleto mínimo cuesta desde este lunes 42,67 pesos.
Viajar en tren se encarece en una medida similar y en taxi, un 20%. Los peajes también se elevarán en un porcentaje todavía no precisado.
El subte, en tanto, pasará a costar 67 pesos, que se estirarán a 74 en junio y a 80 en septiembre.
Además, empieza a regir el nuevo cuadro tarifario para el transporte y la distribución de gas, que trae aumentos del orden del 25% para las familias.
La luz, por su parte, traerá un incremento del 90% para los clientes y clientas de mayores ingresos, que comenzarán a pagar tarifa plena.
Las naftas volverán a registrar un ajuste del 3,8%, la medicina prepaga aplicará subas ya autorizadas del 4,76% y las escuelas privadas de la provincia de Buenos Aires, una del 6,7%.
La empresa Personal Flow aplicará un ajuste del 8% en sus servicios de televisión por cable, Internet y telefonía. En el trabajo doméstico habrá una mejora salarial no acumulativa del 7%.
Es evidente que la nominalidad con la que se mueve la economía va hacia arriba y no hacia abajo, como desearía el Gobierno. Ante eso, Massa debe intentar un miniplan de contención de daños, destinado a consolidar el control de los dólares paralelos y a encontrar una nueva ancla para las expectativas.
Para lo primero se dispone a continuar con una intervención todo lo activa que sea necesaria en el mercado del "contado con liquidación" y del "dólar MEP", tanto comprando bonos en dólares como vendiendo títulos en pesos para reducir el cociente entre ambos y, con eso, la cotización.
Por último, avanzan los contactos –por ahora a través de videoconferencias; en los próximos días probablemente con el viaje de funcionarios nacionales a Washington– para lograr una renegociación del programa con el FMI, calificado de "inflacionario" por Cristina Fernández de Kirchner en su última aparición.
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El mismo, que relajaría las exigencias de acumulación de reservas y de reducción del déficit fiscal, tendría a su vez contrapartidas que serán seguidas con interés por el mercado. ¿Deberá avanzar el Gobierno en una simplificación del desdoblamiento cambiario silvestre en vigor, deberá reducir aun más su gasto?
Las definiciones son cruciales. ¿Qué clase de campaña podría hacer el Frente de Todos devaluando y recortando el gasto a solo tres meses y medio de las PASO?