LLA construyó el tercio ganador con 39 votos propios, 35 del PRO, 4 de la UCR, 2 de los aliados de MID, 3 del bloque Independencia (del gobernador peronista Osvaldo Jaldo), la tucumana Paula Omodeo y el santacruceño José Garrido, cercano a Claudio Vidal, uno de los últimos conversos. Pero igual de decisivos fueron las ausencias que el oficialismo consiguió de todas las bancadas, con ayuda de los gobernadores. Uno de los faltazos fue el de la catamarqueña Fernanda Ávila, de Unión por la Patria, cercana al gobernador de Catamarca, Raúl Jalil.
Cristian Ritondo - Diputados - Sesión veto a universidades
Cristian Ritondo, jefe del bloque PRO en Diputados.
Hubo fuerte presión a gobernadores y aliados que se resistían a colaborar, ejecutada por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el presidente de la cámara baja, Martín Menem. Hubo momentos de suma tensión hasta minutos antes de la votación.
Con esta votación fracasó la intención de rechazar el veto que intentaron referentes de Unión por la Patria, UCR, Encuentro Federal y la Coalición Cívica, que junto a la izquierda fue el único bloque sin fisuras. El resto tuvo respaldos al veto o ayuda con ausencias y abstenciones que contribuyeron al resultado final.
El Gobierno recién confirmó al inicio de la sesión la ayuda de los tres aliados habituales que responden al gobernador tucumano Jaldo y hasta este miércoles no confirmaban su posición. Como contracara, el oficialismo supo temprano que perdía a la dupla sanjuanina que siempre es aliada al Gobierno y se le rebeló a su mandatario, Marcelo Orrego. Si los 86 que confirman un tercio del recinto, el Gobierno presionó hasta último momento para dejar bancas vacías y lo logró.
El blindaje al veto de las universidades
Los radicales violetas volvieron a ser la carta ganadora de Milei, quien fracturó esa bancada para sostener el veto a la reforma previsional. Este miércoles tuvo el respaldo de cuatro de los cinco aliados de aquella vez: el tucumano Mariano Campero, el cordobés Luis Picat, el misionero Martín Arjol, el correntino Federico Tournier. Se abstuvo el neuquino Pablo Cervi.
En el PRO hubo intentos de rebeliones hasta este lunes y fue necesario que el gobierno aumentara los salarios mínimos de las universidades para sumar 35 votos. El planteo lo lideró la rosarina Germana Figueroa Casas, docente de la Universidad de Rosario.
Cristian Ritondo, jefe del PRO, justificó el aporte de su bancada. "No se puede mejorar la educación pública si volvemos a quebrar al Estado. El ciclo de déficit e inflación destruyeron Argentina y generó que la mitad de los argentinos son pobres”, sostuvo.
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Los partidos provinciales no se la hicieron fácil al Gobierno. El rionegrino Agustín Domingo votó contra del veto, al igual que Pamela Caletti y Pablo Outes (Salta). Pero la presión de la Rosada logró que el gobernador salteño Gustavo Sáenz retire del recinto a Yolanda Vega.
Una ayuda del Gobierno llegó desde Misiones: los cuatro misionero se abstuvieron por presión de Carlos Rovira, quien como en cada previa de sesión tuvo un zoom con sus dirigidos y le pidió no complicar a Milei. Alberto Arrua, peronista misionero, había anunciado que rechazaría el veto, pero cambió de opinión.
Las negociaciones fueron un ajedrez constante, porque ningún sector logró llegar al número necesario para su objetivo, que eran 172 para rechazar el veto y 86 para sostenerlo. La clave, entonces, eran los ausentes del bando opuesto y ahí estuvo el secreto del triunfo del oficialismo.
Las negociaciones finales
El martes por la noche el Gobierno seguía sin tener el número y jugó a fondo. Logró la ausencia de la cordobesa Alejandra Torres, de Encuentro Federal, esposa del extitular de Anses, Osvaldo Giordano.
La diputada explicó que tenía Covid 19, pero nadie le creyó: en el Congreso bromeaban con que había estado el martes en su despacho, sin fiebre. Hubo más ausencias digitadas desde las gobernaciones como la del chubutense Jorge Ávila, de EF, cercano al gobernador de Chubut, Ignacio Torres. En el oficialismo vieron la mano de Macri detrás de esa conversión. De hecho, el mandatario sumó entre la aceptación al veto a su representante en el PRO, Ana Clara Romero.
El gobernador Rogelio Frigerio jugó a dos puntas: su referente en el PRO, Nancy Ballejos, avaló el veto; y el diputado Franco Morchio, que integra el bloque EF, votó por la insistencia de la ley.
Con la reversión del santacruceño Garrido -quien hace dos meses votó a favor de la ley y no reclamó la insistencia- el oficialismo pudo arrebatarle a la alianza opositora un voto que creía propios hasta el martes y ayudó a torcer la historia.
El bloque Unión por la Patria tampoco salió ileso de la presión de la Rosada: nunca llegó a votar Ávila, quien hasta el año pasado fue secretaria de Minería, bajo el mando de Sergio Massa. Jalil ya había ayudado a Milei en algunos capítulos de la ley ómnibus y volvió a mostrarse cercano a la Rosada. Sí estuvo para rechazar el veto el trío restante de Catamarca: Sebastián Nóblega, Dante López Rodríguez y Silvina Ginocchio, esposa del gobernador.
En UP no se esforzaron en encontrar una excusa por el faltazo de Ávila y aceptaron que formó parte de la presión ejercida por Francos. Hubo ausencias de otros bloques que influyeron, como la del radical Fernando Carbajal (UCR), Ricardo López Murphy, de EF; y el aliado Oscar Zago (MID), todos por viajes personales.
No habrá plata
La ley vetada contempla un aumento de los gastos de funcionamiento y los salarios del personal docente y no docente de las universidades en función de la suba de precios, con retroactividad a diciembre y hasta fin de año. De esta manera, podría recuperarse la pérdida de poder adquisitivo de este año.
Según la oficina de presupuesto del Congreso (OPC), el costo de la medida es de 0.14 del PIB, que en realidad será menor porque Milei se había comprometido a incrementar los gastos de funcionamiento en un 270%. No así el de los salarios, que contemplan el 90% del presupuesto universitario. Este lunes el Gobierno ofreció un 6,8% y por pedido del PRO se comprometió a subir los mínimos. No explicó de dónde sacará la plata.
La ley fue sancionada hace un mes en el Senado luego de aprobarse en agosto en Diputados, donde se negoció en el recinto por la UCR y Unión por la Patria. La radical Danya Tavela lideró las gestiones.
“Están haciendo todo lo posible para que los chicos se vayan del país. No se transformen hoy en casta, son hijos de la universidad pública Votemos por el futuro y no por el pasado”, dijo la diputada, en uno de los discursos más encendidos de la sesión.
Otro aplaudido fue Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica. "Se lo digo a nuestros ex colegas de Juntos por el Cambio, abandonar la empatía, la alteridad, y la mirada del rostro humano a la hora de definir las políticas. Hoy podemos llegar a perder, pero las cosas hay que llamarlas por su nombre, a la estafa y al transfugismo político que estamos viviendo en estos momentos”, acusó.
También se ganó la ovación Miguel Pichetto, jefe de EF, quien comparó el plan económico de Milei con el de José Martínez de Hoz. "Hay una puesta a la confrontación, a consolidar el conflicto como único eje. A tratar de ganar batallas que en el fondo pierden, porque lo que acaban de hacer es consolidar el partido de la minoría”, acusó.
Por el oficialismo defendió a Milei José Luis Espert, de La Libertad Avanza. "La educación universitaria pública no está en peligro: es ridículo pensar que un Gobierno que apostó a la educación esencial esté en contra de la escuela pública. No queremos los curros que hay detrás de las universidades".