PRECIOS SIN CONTROL

Qué dice la encuesta que obligó a Macri a escuchar a los radicales

A la caída de la imagen presidencial se suma el desconcierto de los sectores medios. Una bandera que se cae. Inquietud por el 2019 electoral.

La sensación de crisis que se instaló en el gobierno de Mauricio Macri es, en el fondo, una cuestión de números. Pero el número que encendió las luces amarillas no es, como puede suponerse, el 2,3% de inflación que dejó marzo. Tampoco, el acumulado del 6,7% en lo que va del año. Ni que su meta del 15% para todo 2018 luzca, a esta altura, un absurdo.

 

 

Los números que más asustaron al Gobierno y al oficialismo periférico radical-cívico son los que surgen de una encuesta de Isonomía, una de las consultoras que más siguen en la Casa Rosada. Según esos índices, desde diciembre, el porcentaje de argentinos que consideran que el macrismo “logrará controlar la inflación” cayó fuerte, de 49 a 36. En paralelo, los pesimistas subieron de 44% a 49%. Y, acaso menos llamativo pero más corrosivo, la cantidad de los que simplemente no lo saben saltó del 7 al 15%.

 

 

Pablo Knopoff, director de Isonomía, le dijo a Letra P que “la inflación se convirtió en un tema central porque el Gobierno decidió que lo fuera. A diferencia del kirchnerismo, fue esta administración la que dijo que la iba a bajar”.

 

“Se observa una sociedad preocupada y que esa preocupación no recibe hoy respuestas políticas, ni del oficialismo ni de la oposición. Cuando aumenta la indefinición de los ciudadanos, cuando no pueden responder con contundencia sobre un tema cotidiano, hay un problema”.

 

Llama atención el modo en que el Círculo Rojo de funcionarios, políticos, empresarios, encuestadores y periodistas moldea el debate público, estableciendo incluso los límites de lo pensable. Si la preocupación central de los argentinos fuera simplemente la inflación, lo importante sería dar una solución técnica, cualquiera, acaso la del ajuste en modo shock que los halcones de la ortodoxia le demandan desde hace tiempo al Gobierno. Es improbable, con todo, que los encuestados estén pidiendo ese remedio.

 

Es entendible que los encuestadores pregunten por algo tangible como la suba de los precios, pero lo que subyace es una dificultad más grande: básicamente, la decisión oficial de enfrentar el pico inflacionario autoinfligido usando los salarios como ancla, esto es, imponiendo en la mayor parte de las paritarias topes inferiores a la inflación. Así, más que la suba de los precios, el problema real es que los ingresos la miran de lejos. Lo que está en cuestión es, ni más ni menos, la propia política económica que, a falta de un ministro integral, lleva adelante un Marcos Peña que, evidentemente, no tiene problemas de autoestima.

 

Ahora, cuando la realidad aprieta, se apela al extremo de consultar un tema que entraña un aspecto tan central como las tarifas, que involucra la reducción del déficit fiscal, a dirigentes radicales cuyo historial en términos de manejo del presupuesto no es brillante, precisamente.

 

El deterioro se expresa en andariveles paralelos. La de Isonomía no es la única encuesta que sigue la Casa de Gobierno. Otra, la de “Satisfacción y opinión pública” de la Universidad de San Andrés, arrojó que el respaldo “a la marcha general de las cosas cae 17 puntos porcentuales desde el pico poselectoral y se ubica en el valor histórico más bajo (36%), mientras que la insatisfacción sube a su máximo alcanzando un 63%”. Una más, de Ágora, indicó por su parte que la evaluación positiva de la gestión presidencial se deterioró de  59% a 46% entre noviembre y marzo, mientras que la negativa se incrementó de 39% a 50%.

 

 

 

“Inflación y tarifas son temas que ganaron una entidad propia dentro de la categoría ‘economía’. Y cuando un tema trasciende todos los estratos socioeconómicos, se vuelve muy poderoso”, explicó Knopoff.

 

Pensando a futuro en términos electorales, el analista señaló que “la gran pregunta es qué van a hacer esos ciudadanos que no saben o que no logran posicionarse sobre un tema con el que empiezan a sentirse incómodos. Esa gente no ve cómo salir, por dónde puede venir la solución, y tiene incertidumbre, que es el peor sentimiento para un ciudadano. Estamos ante una que foto sirve para prever que algo viene, que es el preludio de algo”.

 

“Hay un vacío de representación que debería preocuparnos mucho. Hay gente que no se sienten representada y la política debería resolver eso antes de la elección”, siguió.

 

Para Knopoff, mientras busca encarrilar la situación económica, el macrismo puede apelar al recurso del relato, “pero bien entendido”. “Si el Gobierno explica, puede lograr que le crean. La realidad da márgenes para elaborar un relato acorde y, si lo tiene, puede ganar tiempo”.

 

“Claramente, en la clase media es donde hay más tensión. Pero, si entiende el relato del Gobierno y le da tiempo, posiblemente encuentre margen. Pero tiene que ser creíble, porque, si no, lo echan. A menos que a los rivales les crean todavía menos, claro”, cerró el titular de Isonomía.

 

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