Quienes comenzaron a militar con Agustín Rossi a mediados de los 80, antes de que ocupara su primer cargo público en el Concejo Municipal de Rosario, hablan de su capacidad de diálogo y de gestión. En algunos casos, incluso, aseguran que allí hay rasgos de su profesión primaria, la de ingeniero civil: lo describen como alguien estudioso, ordenado, metódico. “Es un ingeniero en la construcción de consensos y de mayorías”, lo elogia un viejo compañero del peronismo de Rosario.
Otro recuerda la tarea de Rossi como jefe de bloque de su espacio político en la Cámara de Diputados durante diez años y la aprobación de leyes vitales y pesadas de aquellos períodos: desde la 125 –que luego tuvo un freno en el Senado– hasta la estatización de YPF, pasando por la ley de Matrimonio Igualitario, la de Medios o el regreso al sistema previsional bajo el paraguas del Estado.
La defensa legislativa de la 125 marcó para siempre su carrera política en Santa Fe. Sufrió agresiones en esos meses de cortes de rutas, pero sobre todo su figura quedó asociada a ese conflicto, lo que le jugó en contra. Desde entonces, salvo en las PASO para la gobernación de 2011 y las legislativas de 2017, no logró imponerse en ninguna de todas las elecciones en las que participó.
Quienes conocen al hombre nacido en Vera, en el norte de Santa Fe, creen que, en caso de ser electo Sergio Massa y que a él le toque ocupar la vicepresidencia y presidir el Senado, su experiencia parlamentaria y su conocimiento de la vida interna del PJ, pero también su llegada a la dirigencia opositora, serán elementos centrales para la construcción de acuerdos.
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Agustín Rossi y Sergio Massa
“Conoce a las distintas fuerzas políticas para saber en qué lugar puede construir un puente para acercarse al otro y que se vote una determinada ley”, lo describe un encumbrado dirigente de su espacio.
A medida de Massa
"¿Qué vicepresidente puede ser Rossi? Puede ser un vice clásico, que esté para hacer sonar el timbre y juntarle los votos al gobierno. O un vice con vuelo político, que articule y haga política más allá del Senado. Me inclino por esta segunda opción, porque la primera sería un desperdicio. De todos modos, Agustín será el vice que le pida Massa que sea", pronostica un dirigente santafesino. "Puede que no gane elecciones, pero su lealtad y capacidad para hacer política son indiscutibles", añade.
Depende también de cuánto Massa le abra el juego en el Ejecutivo. Roberto Sukerman, Leandro Busatto, Norma López y Germán Martínez, diputado reelecto y jefe de la bancada oficialista, conforman el núcleo histórico del rossismo y aquilatan experiencia en cargos legislativos y ejecutivos.
En ese punto, viejos colaboradores y compañeros de militancia destacan algo que muchas veces no aparece en la superficie: el perfil público explosivo o pasional del Chivo se vuelve dialoguista y permeable a escuchar posturas distintas a las suyas en los despachos donde se cuecen habas y se pule la rosca de los acuerdos.
“No es una persona refractaria a las opiniones, los consejos o las visiones distintas. Es sumamente permeable en ese aspecto. Nunca lo vas a ver como ese tipo que levanta la voz en un discurso. No pasa en el ámbito de trabajo. Es muy introvertido. No es una persona expresiva que está todo el tiempo hablando, contando. Es reservado. Escucha mucho y es una esponja. Absorbe todo”, lo describen.
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Rossi con Germán Martínez, mano derecha y jefe de la bancada oficialista en Diputados
Esas dotes le permitieron llegar a la Jefatura de Gabinete en el peor momento de las relaciones entre la Casa Rosada y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Rossi era para entonces uno de las pocas figuras del peronismo que hablaba con el presidente Alberto Fernández, con Massa y con CFK.
A pesar de que Cristina jugó en su contra en la interna peronista por la senaduría de Santa Fe en las PASO de 2021, el Chivo nunca cortó el diálogo con ella y, si bien su integración a la fórmula presidencial es resultado de su cercanía con el Presidente, está allí porque es de los muy contados nombres albertistas que no están vetados por Cristina y Massa.
Sus referentes son cantados: Néstor Kirchner y CFK. Con él, por el momento histórico que vivieron y la confianza que le delegó, tenía un trato más cercano. Quizás sea menos conocido su afecto profundo, su agradecimiento por Alberto Balestrini, el histórico dirigente peronista que lo ayudó en momentos en que el santafesino llegaba a la Cámara de Diputados sin conocer los resortes parlamentarios. Fue una de las personas que lo ayudó a entender la necesidad de acercar posiciones, de tejer consensos.
Contextos y liderazgos
Además de su capacidad de gestión, de su obsesiva fuerza de trabajo, quienes halagan a Rossi le destacan su habilidad para entender los contextos, un elemento que puede ser clave en un momento como el que vive la Argentina.
Lo marca con un ejemplo alguien que lo acompaña desde 2005. Ese dirigente cuenta a Letra P que al santafesino le tocó ocupar la conducción del Ministerio de Defensa en dos períodos –con Cristina, entre 2013 y 2015, y con Alberto Fernández, de 2019 a 2021– y que le imprimió a su gestión en esa cartera distintas miradas y formas al entender que CFK ya no tendría la posibilidad de ser reelecta y que con el actual mandatario se iniciaba un nuevo mandato. Dos momentos bien diferentes, leídos para trabajar con la conducción de las Fuerzas Armadas con modos distintos. “Tener esa sensibilidad para ver cómo moverte en cada contexto, y con qué conductor de gestión, es clave”, explican.
Lo marcan, además, porque ven en Rossi un hombre comprometido con la nueva conducción que asoma hoy en el peronismo: la de Sergio Massa. Con él construyó dentro del gabinete un tándem que, en diferentes situaciones, los obligó a trabajar codo a codo. También en conceptos centrales de la campaña: Rossi insistió mucho con hacer pesar la idea de un "gobierno de unidad nacional", que desde hace tiempo se hizo carne en Unión por la Patria para captar votos fuera de la pecera propia.
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Si llega a vicepresidente y titular del Senado, a su alrededor no lo ven, en ningún caso, escindido de la construcción política. Aclaran que, conocedor del peso de las conducciones, se alineará con las necesidades que le exponga Massa. Si gana, es el tiempo del tigrense.
“Agustín es un animal político y no va a dejar de caminar”, aseguran. Proyectan para él un futuro de militancia dentro del peronismo, a nivel nacional, pero también en su Santa Fe natal, donde lo intuyen alentando la renovación dirigencial. Si llegase a la vicepresidencia pasará a ser la figura más encumbrada del PJ santafesino, en una instancia histórica en la que el partido viene de perder todo en la provincia.
Las personas que colaboran desde hace más tiempo con Rossi dicen que tiene, también, la habilidad de armar equipos de trabajo y de liderar de manera horizontal.
Una de sus colaboradoras más fieles lo recuerda en los tiempos de la Ley de Medios, paseándose por su despacho mientras buscaba un cierre para el discurso que debía pronunciar en la Cámara. Ella repasaba, por aquellos días, a Raúl Scalabrini Ortiz y le mencionó una máxima que ponderaba el valor de la legislación para proteger al más débil. Finalmente, Rossi incorporó la sugerencia para cerrar su presentación. Ese estilo, aseguran, no cambiará si le toca ocupar el cargo más importante de su carrera.