APERTURA DE SESIONES

Una plaza vacía y desangelada escenificó la fractura entre Alberto y Cristina

Columnas mínimas, banderas repetidas y un puñado de afiches reflejaron la división del oficialismo en la previa de la apertura de sesiones en el Congreso.

En un primer vistazo es como si no hubiera pasado un año. Como si Máximo Kirchner no hubiera votado contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), como si Martín Guzmán no hubiera renunciado, como si Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, que sufrió un intento de magnicidio, no hubieran estado seis meses sin mostrarse en público. En la plaza, frente al Congreso que espera al Presidente para lo que podría ser su último discurso inaugural de sesiones ordinarias, es como si el tiempo se hubiera detenido el 1 de marzo de 2022: los mismos nombres en los afiches, los mismos carteles de A23 con el rostro del mandatario, la misma fractura expuesta entre albertismo y kirchnerismo aguardan la llegada del Presidente.

Sin embargo, algo cambió. Y bastante. Desde la avenida Corrientes al Congreso, las vallas por Callao muestran efectivos de la Policía Federal cada cuatro metros. Un operativo de seguridad para un #1M que en la época de Cambiemos era más natural. “Tuve que caminar 15 cuadras, está todo cortado”, se quejó un cliente al kiosquero al comprar un agua para apaciguar la jornada que avizora ser extenuante. “No te quejes, el Gobierno te cuida”, le respondió al cobrarle. La paradoja es que el nivel de policías contrasta con la escasa militancia que, al menos hasta las 11 de la mañaña de este miércoles, se acercó a la zona.

Al alzar la vista, se leen los nombres de Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta en los carteles que miran el frente del Parlamento, en medio de las paradas de colectivo. Ya estaban el año pasado, pero las columnas son mínimas. Las banderas del Movimiento Evita, que amagó con no asistir para no sumarse a un posible operativo callejero por la reelección presencial, esperan a la militancia colgadas de las rejas. No hay nadie con una remera del espacio de Emilio Pérsico. Sí hay varias dando vueltas impresas con el logo de Barrios de Pie.

Mientras el partido de Fernández, ParTe, se reúne a cuadras de distancia, lo aguarda el mismo cartel de Espacio A23 de 2022, con el mismo slogan: “Alberto es futuro”. La novedad son los afiches pegados en algunas paredes, más explícitos: “Alberto 2023. Por todo lo que hicimos, por todo lo que falta”.

Como el año pasado, y sus ocho años de mandato, La Matanza dice presente pero estampando el nombre de Cristina. Firman Verónica Magario y Fernando Espinoza.

No hay más presidenciables. Incluso uno se baja por si lo quieren subir: Kicillof. “Axel gobernador 2023”, se repite en las paredes.

La previa de este #1M quiebra una extensa tradición de la liturgia peronista callejera. No hay mantas con merchandising del FdT. La banderita frentetodista costaba 150 pesos el año pasado. Maldita inflación mediante, quedará la duda de cuánto se hubiera vendido este año.

“Tres gatos pelados vinieron. Porque gobernó para la derecha. Otros años esto estaba lleno de gente y ahora no hay nadie. Y yo lo voté, pero la inflación no nos deja vivir”, repite Virginia, una mujer que lleva el mismo discurso a cuanto grupo de militantes identifica. Nadie se molesta en rebatirle los argumentos.

Parado con dos carteles hechos a mano hay un estoico albertista. “Pegarle a los moderados es fácil. Gobernar con guerra, pandemia, 45 mil millones de deuda, formadores de precios, no tanto”, escribió en una de las pancartas. “Aguante Alberto”, cierra el texto. “Si vuelve la derecha conservadora el infierno del Dante será un juego de niños, compañeros”, alerta en la otra.

Desde avenida de Mayo, al otro lado de la plaza, se escucha a lo lejos la música murguera de trompetas y bombos. Por aquí deberían llegar algunas columnas desde la 9 de Julio antes de que pase el auto presidencial que trasladará a Fernández desde la Casa Rosada. A minutos de las 11 llegó una de la Corriente Nuestra Patria, entonando el cancionero de la Juventud peronista.

Si el resto no llega a tiempo, el Presidente podría llegar a parafrasear a su antecesor, Mauricio Macri. “Lástima la fea interna, muchos frentetodistas hubieran querido venir”.

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