Juntos por el Cambio (JxC) es un archipiélago de vanidades, enojos y pases de facturas en Tucumán tras la elecciones provinciales en las que perdió por 22 puntos. El escenario se agudizó en estos días por el armado de las listas para Diputados que participarán de las PASO de agosto. Finalmente, en la interna opositora competirán solo dos nóminas, cuando en el arranque del proceso se habían inscripto cuatro. Una cayó por cuestiones formales, pero la otra, 100% radical, quedó fuera de la cancha cuando el intendente larretista de la capital, Germán Alfaro, se aseguró que solo su boleta fuera pegada al tramo presidencial que encabezan Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales. El resultado parece ser una migración boina blanca en apoyo de Patricia Bullrich, quien lleva como primer precandidato a Mariano Campero, intendente de Yerba Buena que milita en el partido centenario.
En octubre, la provincia pondrá en juego cinco escaños. Tres están en manos de Unión por la Patria y dos de JxC. Por la oposición, terminan sus mandatos la radical Lidia Ascárate y Domingo Amaya, exintendente de la capital tucumana de origen peronista. El objetivo de la alianza es retener estas dos bancas.
En la interna entre las listas de Bullrich y Larreta se habían colado otras dos opciones. Por vicios de forma se cayó la que tenía como referente al dirigente sindical del PAMI Osvaldo Barreñada. La cuarta estaba encabezada por el legislador provincial radical José Ascárate, acompañado por Belén Cejas, Brígido Ibarreche, Gabriela Olea, Esteban Ávila y Jorge Mendía para el Parlasur. Un armado radical.
En diálogo con Letra P, un dirigente confirmó que Ascárate decidió bajar su lista este fin de semana porque los apoderados nacionales no le dieron el aval para que la nómina estuviera adosada a la fórmula de Larreta y Morales, algo que sí había conseguido Alfaro la semana pasada, luego de una reunión con el propio alcalde porteño. En aquel cónclave, el intendente se aseguró que solo su lista compitiera con la boleta completa. Fue en la primera aparición pública del experonista alineado con el larretismo, tras caer derrotado en los comicios del 11 de junio secundando al diputado radical Roberto Sánchez en la puja por la gobernación. Ese domingo ALfaro tampoco logró que su esposa, la senadora Beatriz Ávila, lo sucediera al frente del municipio, al caer derrotada por la peronista Rossana Chahla.
Debido a este rosario de traspiés, un parlamentario opositor manifestó en diálogo con este medio que se esperaba que Alfaro se mostrara abierto a dialogar para consensuar una lista de unidad. No pasó. Al contrario, la semana pasada, dos funcionarios municipales de su más estrecha confianza le apuntaron a la UCR, a la que acusaron de promover un corte de boletas que, sostienen, impidió que Ávila llegara a la intendencia. Se trata del secretario de Ingresos Públicos, Claudio Viña, y el subsecretario de Tránsito, Enrique Romero.
https://publish.twitter.com/oembed?url=https%3A%2F%2Ftwitter.com%2Falfarogerman%2Fstatus%2F1672360692320710656&partner=&hide_thread=false
En rigor, la fórmula Sánchez - Alfaro obtuvo casi 13.000 votos más que Ávila en San Miguel de Tucumán. La senadora perdió por 6.205 votos, la mitad del gap que denuncia el alfarismo. En la UCR señalan que el corte se debió al desgaste de la gestión municipal, porque las mesas en las que se perdió fueron de barrios alejados del centro, en donde persisten demandas sin respuestas de servicios públicos básicos.
Según una fuente cambiemista, la lista de Ascárate buscaba contener a los sectores radicales que no votarían por Alfaro, quien hasta hace unos años fue socio del exgobernador José Alperovich y del actual mandatario, Juan Manzur. Ante la ausencia de una conducción clara en el radicalismo tucumano sobre qué camino adoptar como partido, debido a la actitud prescindente de Sánchez, su titular, que se llamó a silencio y no participó de ninguna negociación, un importante espacio boina blanca analiza por estas horas trabajar en las PASO para evitar el triunfo de Alfaro. "No nos han dejado otro camino. El partido de Alfaro ya no es lo que supo ser, se cerró sobre sí mismo, y Amaya no tiene estructura. A Campero, en contrapartida, le fue bien en su municipio", reflexionó.
Se trata, sin duda, de un escenario complejo para el radicalismo tucumano porque al apoyar a Larreta, Alfaro también acompaña a Morales, quien manda en el comité nacional de la UCR. El radicalismo tucumano se sintió destratado por haber sido apuntado como responsable de la derrota de Ávila y las primarias del 13 de agosto podrían ser una oportunidad para ponerle fin al recorrido político del intendente de San Miguel de Tucumán y despejar el camino para el todavía lejano 2027. En el camino, el que puede sufrir el impacto de la migración radical es Larreta. Bullrich, saca tajada.