EL NUEVO GOBIERNO

Toto Caputo y la bomba de las Leliq, entre el remedio y la enfermedad

¿Cuánto vale el Messi de las finanzas? Interna libertaria y padrinos PRO. Un explosivo de mecha larga y un plan que activa otros peligros. El factor Congreso.

La extendida percepción de que Mauricio Macri intenta colonizar el gobierno de Javier Milei a través de la infiltración de laderos, equipos completos y programas en las chapuceras negociaciones de estos días ha generado una contranarrativa: sería el presidente electo quien tiene la sartén por el mango. En esa línea, Luis Toto Caputo no sería una quinta columna del exmandatario sino alguien traído, en una suerte de operativo paralelo y secreto, por el hombre fuerte del sector que se prepara para instalarse en el poder: Nicolás Posse.

En el mismo sentido, Patricia Bullrich se cortó sola al negociar su –¿aparente?– incorporación como ministra de Seguridad, trocando la obediencia al ingeniero en un gesto de rebeldía y poniendo en riesgo el armado de un acuerdo integral entre La Libertad Avanza (LLA) y el PRO halcón, que, según aquel, debería incluir antes que nada la presidencia de la Cámara de Diputados –y un lugar en la línea sucesoria– para Cristian Ritondo.

Pocas personas conocen esa verdad, pero pese a eso hay respuestas tentativas.

El pequeño círculo que rodea a Milei esgrime argumentos atendibles cuando señala que es este quien marca lineamientos y designaciones. Macri, dicen, pretendía, por ejemplo a Germán Garavano en Justicia, pero el nombramiento de Mariano Cúneo Libarona fue un gesto de independencia del electo nada menos que en una cartera de la que se espera que surjan –o que no surjan– operaciones de persecución contra determinadas figuras opositoras. Asimismo, Javier Iguacel no desembarcó en YPF, sino el hombre de Techint Horacio Marín. Esto es más discutible: Techint se convirtió en un apoyo del proyecto de la ultraderecha justamente de la mano de Macri.

Por el otro, nadie puede decir que figuras como Caputo, Bullrich y el ubicuo Federico Sturzenegger no tengan nada que ver con la galaxia Macri y, sobre todo en el caso del primero, destinado a cubrir la responsabilidad más sensible de la administración entrante, que tenga peso propio como para no ser fusible a la primera de cambio. Alguien, se supone, debe apadrinarlo.

De hecho, el otrora jefe de asesores del minarquista, Carlos Rodríguez, preludió su renuncia con una advertencia. "Milei sigue diciendo que las obligaciones se pagarán y hay muchos tipos alrededor que lo están tratando de convencer de que se pagarán tomando deuda afuera. Esa es la estrategia de Macri; a mí no me gusta esa estrategia", sinceró. Hablaba de "la bomba de las Leliq" y de Caputo, claro.

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La aparente entronización del mayor experto en hiperendeudamiento de la Argentina generó, casi de inmediato, la renuncia indignada de Emilio Ocampo a presidir –liquidar– el Banco Central y, después de este, la del suplente Demian Reidel.

¿Todo eso vale Caputo por sí mismo?

Viejas promesas

Como sea, Milei parece optar, llevado de la mano por Toto, por un curso de acción en principio diferente del que había anunciado durante la extenuante campaña. La dolarización y la clausura del Banco Central se alejan. ¿Será para siempre?

En paralelo a una agenda espiritual,Milei trabajará desde este lunes en Estados Unidos junto a Posse, el posible embajador en ese país Gerardo Werthein y Caputo, en reuniones en los departamentos del Tesoro y de Estado, además del Fondo Monetario Internacional (FMI) y, posiblemente, en la Casa Blanca. La agenda incluye contactos con bancos y fondos de inversión de Nueva York a fin de sondear financiamiento para un rescate de las Leliqpapeles en los que están colocados los depósitos de los ahorristas–, algo de concreción incierta, pero que de concretarse, prometería más de una polémica.

Esto es bien interesante. En primer lugar, son pocos los economistas que ven en las Leliq, valuadas ya en 23 billones de pesos, "la bomba" de mecha cortísima de la que suele hablarse y todavía menos los que recomiendan solucionar ese problema, que es real, a través de un mayor endeudamiento en dólares de un Tesoro quebrado.

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De la mano de lo anterior, con el Tesoro más inclinado a renegociar compromisos que a asumir nuevos, la operación no parece recomendable.

Tercero, el cierre total del mercado voluntario cuando el riesgo argentino supera holgadamente los 2.000 puntos básicos llevaría a preguntarse por qué tasas, condiciones y garantías entregaría el país para acceder a fondos frescos.

Cuarto, ¿les serviría a los bancos canjear deuda con el Banco Central en pesos que este puede emitir por otra en dólares que no existen? ¿Cómo saldrían los balances –la solvencia– de las entidades al final de esa operación?

El que se acuesta con Caputo…

Respuestas tentativas

El combo es completo. En su reunión del viernes con presentantes de los bancos, Caputo –que no termina de ser confirmado como ministro de Economía pese a actuar abiertamente como tal– se declaró favorable a la dolarización, pero no como medio para estabilizar la macro sino como punto de llegada, acaso en el tercer año de la gestión Milei… ciencia ficción. Además, le bajó el precio al cierre del Banco Central, donde ahora, tras las defenestraciones de Ocampo y Reidel, podría recalar un hombre propio. ¿O él mismo?

Sin embargo, toda una revelación, LLA aclara que quien gobernará será Milei.

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Por si eso fuera poco, tras conocerse las definiciones de Caputo sobre la dolarización y el BCRA, la Oficina del Presidente Javier Milei salió a precisar, "ante los falsos rumores difundidos, que el cierre del Banco Central de la República Argentina no es un asunto negociable".

¿A quién atribuyen los "falsos rumores"? No al periodismo, claro, sino a usinas propias. ¿A quién, entonces le puntualizan la vigencia de esa bandera política? A los propios.

De modo impactante, el presidente, electo hace ocho días con el 55,7% de los votos, disputa poder al interior de su círculo.

Lo hizo con la vieja guardia económica que se le fue, lo hace con Macri y lo hace con Caputo. Lo hace también con Victoria Villarruel, quien mostró las garras de su juego propio al marcar territorio en Gendarmería y en la Policía Federal ni bien se enteró de que, a despecho de lo que su jefe le había prometido, había sido dejada de lado por Posse y Guillermo Francos en las negociaciones con Bullrich.

¿Por qué cede un dogmático?

Milei es un anarcocapitalista de corazón, un minarquista por necesidad y un hombre que hace lo que puede por condición. En una interesante entrevista del periodista Sebastián Lacunza, el presidente Alberto Fernández contó un tramo del diálogo que mantuvo en Olivos con quien lo sucederá:

–¿Sabés cuál es el mejor país del mundo?

–¿Cuál?

–"Enteoría", porque en teoría todo funciona bien, pero la realidad es distinta.

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Javier Milei y Alberto Fernández

Javier Milei y Alberto Fernández

Milei está convirtiéndose en un exiliado de "Enteoría" y nuevo ciudadano de una Argentina que ha sido indomable durante décadas para personas incluso más decididas que él a refundarlo todo. Pronto probará también las resistencias a su prometida política de shock fiscal desde el día uno, una que, afirma, asombraría al mismísimo FMI.

El futuro jefe de Estado negocia casi todo –equipos, programa, alianzas, apoyos parlamentarios– porque no tiene casi nada. Es en este sentido, se desnuda impúdicamente la pelea entre los factores de poder para acomodarse en "la nueva fórmula" de la gobernabilidad. ¿Cuáles? En este medio hemos hablado de facciones políticas, personalidades relevantes, acomodaticios que venden lo que no tienen, grandes empresas, capital financiero, factores internacionales…

Milei –ni cabría decir LLA– tiene muchos votos, casi 14,5 millones, pero eso no es todo el poder. El economista devenido el presidente por mérito y azar comienza a entenderlo.

Otros baños de realismo

Enfrascado como está en desentrañar cuál será el gobierno que viene, el periodismo se pregunta mucho por el futuro oficialismo y muy poco por la nueva oposición, por sus límites geográficos –partidarios– y sus líderes. Hay un 44% de la ciudadanía que se siente huérfano y hasta desesperado, y que mira, mira sin encontrar nada.

Si prosperara el plan Caputo de volver a endeudar sobre endeudado, el primer test al respecto podría ser el paso por el Congreso de eventuales créditos destinados a canjear las Leliq por papeles del Tesoro en dólares. Pocos recuerdan hoy que una de las contribuciones que cabe reconocerle al vapuleado Martín Guzmán es la ley 27612 de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, la que establece que "toda emisión de títulos públicos en moneda extranjera y bajo legislación y jurisdicción extranjeras que supere" lo autorizado por la ley de Presupuesto "requerirá de una ley especial del Honorable Congreso de la Nación que la autorice expresamente". El plan Caputo debería pasar por el Congreso sí o sí y será interesante escuchar allí preguntas sobre montos, tasas y prendas, así como constatar el mapa que deje la votación.

Mario Russo.
Luis Toto Caputo

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