Ahora, que me vengan a buscar, pensará Juan Schiaretti cuando el escrutinio tortuga termine y confirme el golpe/revancha que le propinó a Juntos por el Cambio en su fuerte mediterráneo, que sigue siendo inexpugnable. La alianza opositora lo rechazó por resistencia de Patricia Bullrich y ahora se queda sin el pan y sin la torta de votos y bancas sobre la que se sienta el gobernador.
Este domingo, con la política sufriendo la resaca del cierre de listas, el frente Hacemos Unidos por Córdoba, con el intendente de la capital provincial, Martín Llaryora, en modo heredero del legado del Gallego De la Sota, dio vuelta un recuento que arrancó mal, con el retador Luis Juez arriba por ocho puntos, y por casi 3% dejaba a JxC con las manos vacías cuando se había escrutado el 90% de los votos.
La alianza que este mismo domingo inició la campaña bífida que enfrenta a halcones y palomas (los parecidos de las segundas con los primeros son pura coincidencia) se desangró en la discusión que alimentó Horacio Rodríguez Larreta al proponer la incorporación de Schiaretti al combo antiperonista más peronista. ¿Para qué? Para nada.
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La que tendría que disfrazarse de Oso Carolina es Bullrich, que estuvo en Córdoba para un festejo que no fue. La exministra se atrincheró y repelió con todo lo que tenía el fichaje del mediterráneo, potencial aliado del intendente porteño en la interna cambiemista. El argumento: si queremos, de una vez por todas, ganar Córdoba, no podemos ser tan verdes de pegarnos -con todo lo que eso implica: foto, video y la mar en coche- al líder de la fuerza provincialista a la que tenemos que ganarle. Tenía lógica, pero salió mal.
Larreta, que este domingo evitó poner la cara en la derrota y mandó para eso al diputado Álvaro González, a quien nadie le conoce la cara, le decía: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, Pato. Ampliemos arriba para hacernos más fuertes en la pelea de fondo con el kirchnerismo -de paso, yo me hago más fuerte para mi pelea con vos- y en Córdoba vemos. Nobleza obliga: si hubieran dejado entrar a Schiaretti, en la noche de este domingo amargo Bullrich estaría habilitada a empuñar el clásico yo te dije.
Como sea, más allá de las interpretaciones, hay hechos: Juntos por el Cambio no gana la provincia y pierde un aliado con una montaña de votos y, como explicó Mauricio Cantando, con chances de inclinar sustancialmente la cancha del próximo Congreso, incluso permitiéndole a un eventual gobierno de JxC contar con mayorías automáticas en las dos cámaras.
Ni el pan ni la torta. Lo que sí va a haber son facturas, que van a volar de un lado al otro de la grieta opositora.