En el Senado se oficializó este martes la creación del interbloque Las Provincias Unidas, que integran figuras sin tierra que ayudan al gobierno junto a emisarios de los gobernadores Ignacio Torres (Chubut) y Martín Llaryora (Córdoba). Tendrá seis miembros y lo presidirá el correntino Carlos Espínola, quien oficiará de nexo con la administración de Javier Milei.
Las negociaciones empezaron hace un mes, lideradas por Torres, y no alcanzaron para sumar a los representantes de otras provincias que la hubieran convertido en la tercera fuerza de la cámara alta. Hubo gestiones con Río Negro( Mónica Silva) y Misiones (Carlos Arce y Sonia Rojas Decut), gobernadas por Alberto Weretilneck y Hugo Passalacqua, respectivamente, pero no hubo acuerdo. Las dos senadoras y el senador seguirán en sus bancadas.
Tampoco quiso abandonar Unión por la Patria (UP) el catamarqueño Guillermo Andrada, cercano al gobernador Raúl Jalil. Además, la chubutense Andrea Cristina prefirió alistarse al bloque PRO, que tendrá siete miembros. Las gestiones para agrandar el acuerdo se agotaron la semana pasada, cuando el sexteto entendió que los partidos provinciales no querían comprometer su voto a un consenso previo.
De esta manera, Provincias Unidas funcionará como un interbloque de cuatro fuerzas: Unidad Federal, que integran Espínola, el entrerriano Edgardo Kueider y la cordobesa Alejandra Vigo, esposa del ex gobernador Juan Schiaretti; Cambia Federal, con el aliado oficialista Juan Carlos Romero; Despierta Chubut, con la radical Elizabeth Terenzi (socia de Torres) y el Movimiento Neuquino, sello de Lucila Crexell.
El interbloque de Ignacio Torres
Fuentes del flamante interbloque explicaron que Provincias Unidas será un “aliado natural” del Gobierno, aunque con las vicisitudes que atraviesan las provincias que representan. También será una fuerza para gestionar intereses de las provincias, aunque en esos casos no será actores estelares.
La relación de fuerzas en la cámara alta no se modifica, porque LLA, aun si logra poner en fila al sexteto, necesita de la UCR, el PRO y el resto de los partidos provinciales, que tienen también como representantes a los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano.
Si bien sus integrantes ayudaron al Ejecutivo en casi todas las votaciones, dejaron algunas marcas, como rechazar el DNU 70/23, curiosamente, uno de los temas que más los obligó a dialogar.
En la votación que rechazó el DNU que aumentaba fondos reservados a la SIDE, el sexteto que ahora funciona en interbloque no compartió posiciones: Espínola, Kueider y Romero votaron con el Gobierno; Vigo y Terenzi, en contra. Crexell se fue.
La situación puede repetirse, aunque esta postal marca que el correntino será jefe de bloque porque oficiará de nexo con el Gobierno, a través de una aceitada relación con la vicepresidenta Victoria Villarruel.
El ex medallista olímpico mantiene además una férrea sociedad con Kueider, quien también tiene un acuerdo con Balcarce 50 a partir del reparto de poder en la represa Salto Grande.
Kueider supo tener una buena relación con Santiago Caputo, quien lo promovió como titular de la bicameral de fiscalización de organismos de inteligencia, pero finalmente no tuvo los votos. Durante el debate de la ley bases, el asesor estrella del presidente también se acercó a Crexell, a quien le ofreció un cargo como embajadora en la Unesco.
Terenzi es radical y socia de Torres, mientras que Vigo mantiene el acuerdo de Schiaretti con Llaryora gestado en la transición de Córdoba. Sus posiciones seguirán dependiendo de la relación entre la provincia y la Nación.
El PRO se agranda
La otra novedad en el Senado es que, de rebote, el PRO sumó como integrante a Cristina, quien asumió en diciembre y, como Torres, proviene del partido amarillo, pero en estos meses prefirió alistarse en el interbloque identificado con el gobernador.
En esta prefirió no seguirlo y sumarse a la bancada que preside Luis Juez, que así tendrá siete miembros más la socia Beatriz Ávila. De todos modos, el macrismo tiene con un pie afuera a Guadalupe Tagliaferri, quien aún reporta a Horacio Rodríguez Larreta.
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Horacio Rodríguez Larreta y Guadalupe Tagliaferri
Para el oficialismo todo sigue igual porque deberá negociar cada ley con gobernadores que preservan sus votos, como Weretilneck (Río Negro), Passalaqua (Misiones) y el santacruceño Claudio Vidal, quien en verdad es socio y no jefe de sus coterráneos de la cámara alta.
En el Senado hay 72 bancas y se requieren 37 para tocar la campana. UP tiene 33 y si cuatro más se suman a una rebelión, el Gobierno no puede tratar proyectos. Fue el motivo de la demora en la aprobación de la ley ómnibus y la reforma fiscal. Con Provincias Unidas, el gobierno tendrá al menos una llave para sondear a seis posibles aliados, que hasta ahora tuvieron un comportamiento dispar. Nada parece cambiar.