El gobernador de Entre Ríos recibió a Letra P en el living de su despacho. La intimidad del lugar que le arrebató al peronismo.
Rogelio Frigerio con el equipo periodístico de Letra P. Fotos: Juan Manuel Hernández.
Cansado. Así llega Rogelio Frigerio a la entrevista exclusiva con Letra P. Viene de la reunión de gabinete y luego tiene en agenda un encuentro con referentes del área de Economía. A pesar del día largo, el gobernador de Entre Ríos no pierde su temple y se toma el tiempo para responder cada pregunta.
Con pausas extendidas por momentos, Frigerio reflexiona sus respuestas antes de hablar. Sentado en el sillón principal del living del despacho, solo acepta un vaso de agua durante la entrevista. Detrás de él, las banderas argentina y entrerriana. A su izquierda, una gran vitrina exhibe diferentes tipos de mates, probablemente en su mayoría obsequios institucionales. Un clásico de estas tierras.
En la Casa Gris reina el silencio de un lunes por la tarde. El movimiento habitual de la mañana menguó y quedó reducido a los movimientos del equipo más cercano que lo espera detrás de la puerta.
Además de la vitrina con los mates, el despacho de Frigerio tiene una gran pantalla de TV sintonizada en el canal de noticias TN, que en ese momento muestra los vaivenes de una causa judicial que involucra a jugadores de fútbol. Debajo del televisor, otra pantalla que reproduce minipantallas que le muestran las cámaras de seguridad de los diferentes accesos a la casa de gobierno en Paraná.
En la ciudad, la tarde es calurosa y no hay mucha gente en el microcentro de la capital en las primeras horas posteriores a la siesta litoraleña. En el despacho, el tiempo corre de manera diferente durante la conversación. El gobernador sólo se desconcentró dos veces: cuando el personal de ordenanza ofreció traer el café y acercar los vasos de agua. Atento, agradeció y siguió respondiendo.
Guardián de la comunicación, acompañó la charla Sergio Kneeteman, secretario de Comunicación del gobierno entrerriano. El funcionario solo intervino una vez para asistir al gobernador en su memoria ante la laguna que le generó una palabra que no le salía: aguinaldo.
En la mesa ratona del living del despacho llaman la atención dos botones estilo timbre que se ubicaban en uno de los laterales con un cartelito impreso cada uno: “Cocina” y “Secretaría”.
En la antesala del despacho, una enorme sala con juegos de comedor y cuadros recibe a quienes ingresan a ver al mandatario. Retratos de San Martín, Urquiza y Artigas, grandes próceres para los entrerrianos. Adentro del despacho, además de las banderas, cuelgan fotos de algún río, que bien podría ser el Paraná o el Uruguay. Una típica postal litoraleña de cualquiera de las dos orillas.
En una mesita en un rincón, junto a una de sus fotos emblemáticas de la asunción en diciembre de 2023 en la que se lo ve de espaldas en un balcón y con la bandera entrerriana cubriéndolo, yace un portarretrato con el histórico abrazo de Ricardo Balbín y Juan Domingo Perón en 1972. Todo un mensaje antigrieta para estos tiempos que corren. La foto fue un regalo de un referente de la UCR local para el nuevo gobernador del PRO.