El candidato a gobernador de Córdoba por Juntos por el Cambio (JxC), Luis Juez, está obligado a ejercitar el equilibrio. Acostumbrado a las declaraciones picantes y a la posibilidad de moverse en los extremos en una coalición que le vedó el protagonismo (hasta hoy), prefiere no involucrarse en la interna entre el presidenciable del PRO, Horacio Rodríguez Larreta y su padre político, el expresidente Mauricio Macri.
Frente al tsunami que generó la decisión del alcalde porteño de convocar a elecciones concurrentes en su distrito, el líder del Frente Cívico de Córdoba insistirá con la autonomía que militó en tiempos de indefiniciones. “Los de afuera son de palo”, dirá. Está claro: apoyado por Larreta no puede entrar en conflicto con la rival de aquel, Patricia Bullrich, con quien además comparte el ¿don? de la imprevisibilidad y la reacción rápida a la traición. Juez debe llegar al 25 de junio, día de la pulseada electoral provincial, sin que los cortafuegos del PRO mellen sus posibilidades.
El radical de Evolución y casi seguro candidato a vicegobernador de la alianza -y por qué no a intendente de la capital-, Rodrigo de Loredo, apoyó la decisión de Larreta por la necesidad de expresar coherencia. ¿Cómo podría oponerse a una jugada que protegería las posibilidades electorales de su referente, Martín Lousteau, en detrimento de quien cuenta con auspicio nepotista, Jorge Macri?
En el entorno del diputado sostienen que el posicionamiento no implica la ruptura de relaciones con el expresidente. Reconocen que hay ruido fuerte en la línea desde que De Loredo anunció que declinaba su candidatura a la gobernación. En ese preciso momento, Macri observó que se reducía casi a cero la posibilidad de aplicar otro acuerdo con el jefe de Hacemos por Córdoba (HxC), Juan Schiaretti, para los próximos 20 años institucionales en la provincia.
En resumidas cuentas, imaginaba un intercambio de postas entre el peronista Martín Llaryora y el emergente de la Unión Cívica Radical. Una versión aliancista, acorde a las nuevas tendencias de la política, del histórico bipartidismo en la provincia. De Loredo lamenta ante los suyos que Macri lo pierda como “activo”, mientras que recuerda que él lo defendió siempre, incluso más que la tropa del PRO.
Para blindar Córdoba, se mostró con la diputada Soher El Sukaria, con prueba de diálogo en redes sociales. La jugada está calculada: la macrista paladar negro acababa de mantener una reunión privada con su máximo jefe político y, como contó Letra P, amenaza con jugar a fondo en la Capital para sostener su candidatura a la intendencia.
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La posibilidad de que Macri ordene un juego a contrapelo de la unidad en JxC de Córdoba sigue latente. El radical ensaya movimientos de contención porque conoce las mañas de los popes, pero por sobre todo la inclaudicable intención de Llaryora de presentar a miembros del PRO en la ampliación de la alianza que hará el 23 de abril o días más tarde de la fecha oficial de inscripción, dicen en la mesa chica del peronista.
Jugosa oferta
De Loredo y los siempre desconfiados de JxC conocen al detalle las intenciones de los campañistas del delfín de Schiaretti. A este medio, altas fuentes del PJ confesaron que el estallido de JxC a nivel nacional vuelve a ilusionarlos porque reactiva una mínima posibilidad de tejer un acuerdo nacional que habilite algunos pases que, aquí, sepultó el acuerdo político de Juez y el radical.
Cualquiera que tenga la osadía de cruzar de bando no podrá explicar su decisión sin quedar como presa de los asfixiantes márgenes del transfuguismo. En HxC reconocen que un acuerdo general de cúpulas lo permitiría. De primera mano saben que El Sukaria y el diputado Gustavo Santos se mostraron cercanos porque existía la posibilidad de un trato entre el PJ y el PRO de Macri. Hoy, esos protagonistas de las polémicas fotos ratifican por lo bajo que no es posible, que aprovecharon la vidriera del cordobesismo.
De todas maneras, Llaryora intentará esos pases. En las últimas horas deslizan una oferta más que tentadora y dan fe de su decisión al admitir que incluyen en sus encuestas a El Sukaria, a Santos, al también diputado y exárbitro de fútbol Héctor Baldassi, y al exintendente de Marcos Juárez, Pedro Dellarossa. El premio es gordo: la vicegobernación.
¿Dejaría Santos la dirección regional de la Organización Internacional de Turismo para volver a las filas de HxC como segunda autoridad si Llaryora se impusiera a Juez? En el paño de la política cordobesa nadie ignora el antijuecismo que profesa el alfil de Macri. Antes de responder esa pregunta hay que hacer otras: ¿el expresidente está dispuesto a poner el rostro a la ruptura de la alianza en la provincia? Hasta el momento, los gestos se hicieron bajo el velo de las negociaciones subterráneas. Que no tuvieron éxito, claramente.
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Martín Llaryora y Gustavo Santos, entonces ministro de Turismo de Mauricio Macri.
El peronismo prende la última vela a esta efímera posibilidad que vislumbran.
Operadores de Larreta, con oficina en Buenos Aires, pero empapados de la realidad local, elegían desdramatizar los efectos del terremoto PRO. Es de esperar que observen que la decisión electoral porteña no cambiaría el mapa cordobés para la elección provincial, aunque deslizan sus sospechas sobre la decisión final de Santos, un hombre que hará lo que Macri crea que es mejor para Córdoba, como siempre repite.