El excapellán de la Policía Bonaerense fue condenado en 2007 por delitos de lesa humanidad. Nunca mostró arrepentimiento ni fue expulsado de la iglesia.
Von Wernich fue condenado en 2007 a cadena perpetua
Christian Von Wernich, el cura que defendió la visita de diputados de La Libertad Avanza a represores presos en Ezeiza, fue el primer sacerdote juzgado y condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. En 2007, fue hallado culpable de cometer siete homicidios, 31 torturas y 42 privaciones de la libertad.
Von Wernich, de 85 años, está detenido en la Unidad 34 de Campo de Mayo. Desde allí, les envió al Episcopado y al arzobispo porteño una carta donde reclama el apoyo de la iglesia y condena "el castigo" que recibieron los legisladores libertarios que visitaron a represores en la cárcel. Fue el confesor del temible jefe de la policía de Buenos Aires durante la última dictadura, Ramón Camps.
Durante el juicio que se llevó adelante en la Cámara Federal de La Plata en 2003, el excapellán fue acusado por el fiscal Félix Crous de "desplegar una actividad voluntaria y consciente, dirigida a procurar quebrar la voluntad de las víctimas, obtener información, procurar el silencio de las víctimas y sus familiares y con ello asegurar los fines perseguidos por la dictadura y la impunidad de él y sus cómplices".
En 2007, el Tribunal Federal Oral N°1 de La Plata, integrado por los jueces Carlos Rozanski, Horacio Isaurralde y Norberto Lorenzo, lo encontró responsable de todos los delitos por los cuáles se lo acusaba y expuso las tareas de logística desarrolladas entre un sector de la iglesia y las Fuerzas Armadas.
Von Wernich fue capellán de la Policía bonaerense dirigidas por Ramón Camps y Miguel Etchecolatz durante la última dictadura, y se desempeñó como oficial subinspector y "asesor espiritual" de los grupos de tareas de La Plata.
Los delitos por los que se condenó al cura fueron cometidos en seis de los Centros Clandestinos de Detención y Tortura del “Circuito Camps”: Arana, la Brigada de Investigaciones y la Comisaría Quinta (Partido de La Plata), “Puesto Vasco” (en Bernal), el “Pozo de Quilmes” y el COT 1 de Martínez.
Durante el juicio, que se desarrolló entre el 5 de julio y el 9 de octubre de 2007, se escucharon los testimonios de más de un centenar de testigos, entre quienes se encontraban víctimas del accionar del excapellán, corroborando el grado de responsabilidad en múltiples desapariciones y torturas, y coautor de los asesinatos de siete estudiantes de La Plata. Von Wernich nunca mostró arrepentimiento por sus actos.
Este último caso, conocido como el del “grupo de los siete”, tuvo como víctimas a los jóvenes Domingo Moncalvillo, María del Carmen Morettini, Cecilia Idiart, María Magdalena Mainer, Pablo Mainer, Liliana Galarza y Nilda Salomone.
Luis Velasco, secuestrado junto a estas personas pero liberado después, viajó de su exilio en España para declarar y relató que Von Wernich había presenciado las torturas a las que habían sido sometidos y que, en su presunta condición de religioso, el cura intentó convencerlos de que colaboraran con las fuerzas represivas a cambio de salvarles la vida.
Al mismo tiempo, el sacerdote se puso en contacto con los familiares de los jóvenes para prometerles que los ayudaría a salir del país hacia Brasil y les pidió dinero para que los chicos "pudieran vivir cuando se fueran al exterior”. Una vez obtenido el dinero, los siete fueron ejecutados.
La de Von Wernich fue la segunda sentencia en los juicios por delitos de lesa humanidad, posterior a la derogación de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final. La primera había ocurrido en 2006, cuando el mismo tribunal condenó a reclusión perpetua al director de Investigaciones de la Policía, Miguel Etchecolatz.
En 2018, organismos de derechos humanos le pidieron al papa Francisco que expulsaron a Von Wernich de la iglesia, pero la expulsión nunca se concretó. En julio de 2023, el excapellán pidió fijar su domicilio en el Hogar Sacerdotal de Buenos Aires “Mariano Espinosa”, ubicado en el barrio porteño de Flores. Sin embargo, las autoridades de la institución rechazaron la solicitud.