ELECCIONES 2023

Por qué Joe Biden es clave para el Frente de Todos

El Presidente visitará la Casa Blanca acechado por mercados que celebran a cuenta y fragilidades que amenazan la estabilidad en pleno año electoral.

Con el caballo cansado -exhausto, el pobre-, el presidente Alberto Fernández volverá este miércoles a la Casa Blanca para la postegrada por ocho meses pero acaso ahora más oportuna foto con Joe Biden. Lo hará en la resaca de la fiesta financiera que sucedió al renunciamiento de Mauricio Macri, hecho que los mercados y una parte de sus exégetas han leído como auspicioso para el regreso a Balcarce 50 de un gobierno más amigable -para ellos-. ¿Por qué el compañero demócrata puede ser el garante de un corto plazo razonablemente tranquilo aquí, en el extremo sur del continente, y el proveedor de un respirador artificial para las menguadísimas expectativas electorales del Frente de Todos?

Qué fantástica esta fiesta

Con las empresas energéticas como estrellas, las acciones argentinas registraron impactantes subas en la rueda de este lunes en Buenos Aires y en Nueva York, con el índice S&P Merval de BYMA disparándose 6,6% y los ADR –papeles nacionales que cotizan en Wall Street– ganando hasta un 10,5%. ¿El capital financiero se apresta a poner de moda los activos del país, que cotizan a niveles ridículamente bajos en dólares?

Quienes analizan las finanzas se dividieron rápidamente: para una parte, comenzó el trade electoral, los movimientos de capitales que especulan con la llegada a la Casa Rosada de una administración market-friendly; para la otra, es demasiado pronto para aseverar eso y mucha gente ha quedado escaldada por lo mal que le ha ido tanto bajo la actual administración como entre 2015 y 2019, cuando se suponía que gobernaba gente del palo.

Una rueda en la que la crisis bancaria estadounidense y europea pareció contenida alentó a los fondos que buscan mayor riesgo y mayores ganancias en el mundo emergente. Así, todas las bolsas latinoamericanas subieron, aunque ninguna en la proporción en la que hizo el BYMA porteño. Se sabe que los movimientos de este mercado pequeño son más bruscos, tanto al alza como a la baja, pero lo ocurrido ayerllamó la atención, sobre todo por haberse producido justo después de que Macri anunciara que no será de la partida en las próximas elecciones.

Según quienes se adelantan –con la esperanza de acertar y ganar mucho y con el riesgo de equivocarse y perder– a los movimientos políticos, la salida de Macri de la escena electoral remueve un obstáculo para que Juntos por el Cambio vuelva al poder.

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Fuente: Rava Bursátil.

Fuente: Rava Bursátil.

El humo de la cuetería financiera posgesto de grandeza del magnánimo no alcanza para que las fragilidades argentinas dejen de notarse en el mercado, incluso cuando parte de los activos nacionales vuelan. Mientras las divisas latinoamericanas más importantes recuperaron terreno frente a la estadounidense, el Banco Central debió deshacerse de 95 millones de dólares más1.554 millones en lo que va del mes– para mantener el tipo de cambio oficial sin sobresaltos. En los segmentos paralelos, el "contado con liquidación" dio un paso más hacia los 400 pesos y el ilegal blue retomó la tendencia alcista.

Empujado por los vientos de cambio y montado sobre esas turbulencias locales tocará timbre Alberto Fernández en el edificio de Pensilvania 1600, donde está una de las llaves más importantes para que la Argentina no pierda el equilibro.

Por eso, para que la largamente postegrada reunión con Biden se concretara, trabajaron largamente, no sin ambigüedades de la contraparte que generaron dudas por meses, el embajador Jorge Argüello y Santiago Cafiero, el canciller, quien se valió de su buena relación con el secretario de Estado, Antony Blinken.

Pendiente de las fotos y de supuestas conspiraciones, como gran parte de la dirigencia nacional, el Presidente confía en que el mero encuentro con el demócrata sirva para desactivar algunas especulaciones sobre un corto plazo tormentoso.

La agenda será libre, pero la demanda argentina se concentrará en un concepto: estabilidad. Fernández le dirá a su par estadounidense que ayudar a ese fin es el mejor aporte que la Casa Blanca puede hacer a este momento de la Argentina y, como rebote, de la región y, como rebote, al Frente de Todos. Esto último acaso no se lo diga, pero no dejaría de ser, para el anfitrión, una buena manera de diferenciarse de su antecesor inmediato con ansias de segundo tiempo, Donald Trump, que hizo todo cuanto pudo en favor de la (finalmente fallida) reelección macrista de 2019.

Los presidentes, se sabe, hablan de generalidades y, más tarde, otros funcionarios ponen la letra chica. Todos –Fernández y Biden para empezar– saben que la estabilidad argentina solo podría llegar bajo dos condiciones: una, que el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde Estados Unidos manda sin rivales, mantenga el financiamiento que evite una caída en mora; dos, que para que eso sea posible debe entender que la guerra en Ucrania y, sobre todo, la histórica sequía hacen imposible el cumplimiento no solo del objetivo de acumulación de reservas –más allá de que haya sido revisado hace poco– sino, también, de las metas fiscales contenidas en el acuerdo en curso. Más en un año electoral, no hay condiciones -debido a la aguda caída de la recaudación tributaria esperada por menos retenciones y actividad- para que el rojo presupuestario caiga en el año a 1,9% del PBI. ¿Habrá también un guiño para que se avance en la reducción o eliminación de las sobretasascon las que el organismo penaliza a sus deudores más grandes o contumaces?

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El subtitulado al oblicuo diálogo de los presidentes estará a cargo de otros funcionarios. Puntualmente, de Massa, quien viajó con la idea de que sería parte del encuentro en la Casa Blanca, pero podrá ser más claro en sus reuniones con funcionarios del Departamento del Tesoro y sobre todo el jueves, cuando se entreviste con Kristalina Georgieva.

En la previa, la directora gerente dio una pista sobre la narrativa que podría sostener una revisión más amplia del acuerdo, parecida a la que exige Cristina, cuando llamó a los países miembros a "permanecer vigilantes" ante la "elevada incertidumbre" que prima en la banca internacional.

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