Congreso

Por qué fracasó la sesión que convocó Cristina Fernández de Kirchner en el Senado

Un error de interpretación auguró un retorno de exmiembros de la bancada que al final no ocurrió. Tres ausentes para una derrota legislativa en plena campaña electoral. Las presiones que no funcionaron. 

"Creo que tenemos dos resfriados", bromeaban senadores y senadoras del Frente de Todos mientras ingresaban al recinto para una sesión en la que ya sabían que no habría cuórum. El entrerriano Edgardo Kueider y el jujeño Guillermo Snopek, oficialistas hasta febrero, no habían confirmado que volverían a votar con sus excompañeros pese a las insistentes gestiones de quien fuera su jefe, José Mayans. Enterada, Cristina Fernández de Kirchner se quedó en su despacho y la santiagueña Claudia Ledesma, presidenta provisional, permaneció en el Salón Azul hasta que le avisaran que debía ingresar al recinto para presidir la sesión y anunciar que no había mayoría para seguir.

Inútil había sido un llamado de Mayans al jefe del interbloque Juntos por el Cambio, Alfredo Cornejo, para ofrecerle tratar el temario sin los 75 pliegos judiciales, principal motivo de discordia. Había proyectos sensibles, como el protocolo para las madres ante casos de muerte perinatal, con militantes en los palcos esperando para celebrar. El mendocino prometió consultar a sus dirigidos, pero nunca respondió y se fue al salón de las provincias a celebrar el fracaso de la sesión.

Desde su banca, el santafesino Marcelo Lewandowski no salía de su asombro: había pedido que la sesión terminara temprano para volver a su campaña de gobernador. Como premio consuelo, le dieron la palabra para criticar a los ausentes y lo eligieron para hablar con los medios.

La sesión no fue posible por un error de lectura de los referentes del Frente de Todos que, como anticipó Letra P, interpretaron que algunos gestos que tuvieron durante el cierre de listas tres de los cuatro exoficialistas que abandonaron el bloque en febrero vaticinaban un posible retorno. En esos días, la puntana María Eugenia Catalfamo y Kueider celebraron por Twitter la definición de Sergio Massa como candidato presidencial; mientras que Snopek encabezó una de las boletas de Unión por la Patria en Jujuy, para diputado nacional.

Los tres alcanzaban para llegar al cuórum si el Frente de Todos, además, mantenía los tres aliados fijos que tuvo en 2022. Pero lo que podría haber sido un éxito legislativo con impacto en la campaña electoral resultó un fracaso que enciende las alarmas para el futuro del Congreso, porque sólo Catalfamo cumplió las expectativas. Fue la primera en entrar al recinto y en cuestionar los tres meses sin sesiones, que mucho tuvieron que ver con su campaña en San Luis, donde integró la fórmula oficialista que perdió.

Snopek le había confirmado el viernes a Mayans que podía contar con él, según relató el propio formoseño a sus pares. Kueider fue difícil de entrada: exigió que se tratara su proyecto para rebajar tarifas eléctricas y aumentar las regalías a provincias productoras, un viejo reclamo suyo de su militancia en Concordia. El entrerriano consiguió que se convocara a la comisión de Energía, Minería y Combustibles para iniciar el debate, pero no el despacho que quería exhibir en su ciudad.

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La vicepresidenta no se metió en la negociación, pero era una de las más interesadas en que terminara bien, porque entre los 75 pliegos judiciales estaba el de la continuidad de la camarista Ana María Figueroa, que debe definir si reabre su causa Hotesur, en la que está investigada sobre supuestos lavado de dinero. El 9 de agosto la jueza cumple 75 años y sin su prórroga aprobada, debería renunciar. Para mostrarse ajena al fracaso legislativo, mientras se realizaba la sesión en minoría, Cristina Kirchner tuiteaba.

El resto de los pliegos tenían candidatos que hasta fueron dictaminados con respaldo de todas las fuerzas políticas, pero JxC prefiere que esperen hasta el recambio de diciembre. Además, mientras no haya sesiones no podrán ingresar las nuevas propuestas que envió el Gobierno y aún deben tratarse en la comisión de Acuerdos, dominada por el kirchnerismo. El trámite requiere no menos de un mes y cuanto más tarde en empezar, más difícil es que termine antes del recambio del tercio de las bancas, en diciembre.

La negociación fallida

Pese a que el foco de los ataques de los referentes del oficialismo sea JxC, nunca intentaron negociar con ellos. La apuesta de Mayans siempre fue el retorno del trío de migrados, que no pudo ser y hasta tuvo algunos episodios misteriosos. Por caso, después de confirmarle el viernes que lo ayudaría, Snopek lo llamó el lunes por la noche para exigir como condición que bajaran las listas con la que competirá en las primarias jujeñas, que eligen senadores y diputados. Son las que encabezan Rubén Armando Rivarola y Nilson Ortega, quienes ayudaron al gobernador radical Gerardo Morales a sancionar la reforma constitucional; y Leila Chaher y Alejandro Snopek.

"Si querés que sesione, decile a (el senador Oscar) Parrilli que me arregle esto", fue la advertencia del jujeño. Como era previsible, el neuquino respondió que no tenía cómo resolverle el problema y las chances de tenerlo sentado en su banca este miércoles eran nulas.

Lo más curioso, es que unas horas antes el jujeño le había dicho a los periodistas que volvería a votar con sus excompañeros. Para que no quedaran dudas, se incluyeron 11 pliegos de Jujuy, que supuestamente deberían interesarles. "Las listas se presentaron el 24 de junio. No puede enojarse ahora".

Con Kueider hubo presiones de todo tipo que no dieron resultado. El gobernador Gustavo Bordet fue uno de los primeros en llamarlo para pedirle que se alistara en el Frente de Todos. En el Senado aseguran que también colaboró el jefe de la Aduana Guillermo Michel, oriundo de Gualeguaychú, mano derecha de Massa y valorado por Cristina.

"Si el propio Kueider dice que apoya a Massa, no tenía porqué fallarnos", era la lectura del oficialismo. Fue un error, porque, como anticipó Letra P, el entrerriano exigía como mínimo que su proyecto tuviera dictamen de comisión y no se lo concedieron. El martes, mientras se debatía, Mayans se acercó a hablarle al oído para negociar. "Si la idea es que la ley salga, hay que hacerla bien. No podes cambiar por ley las condiciones de la represa de Salto Grande cuando es un ente binacional", trató de convencerlo el jefe de la bancada oficialista. Entendió que se había llevado un sí, pero en el contacto que tuvo con los medios, Kueider nunca dijo que iba a ceder. "Me voy a tomar un café", se evadió.

La ausencia del entrerriano es la foto más grave para el oficialismo, porque su mandato vence en 2025 y tarde o temprano tendrán que ir a buscarlo otra vez. Sus excompañeros recuerdan que uno de sus confidentes en el Senado sigue siendo el correntino Carlos Espínola, que se fue con él del bloque, nunca amagó a volver y participa de la campaña de Juan Schiaretti. En febrero, hasta hubo una foto de ambos con Rogelio Frigerio, candidato del PRO en Entre Ríos. Está claro que no tiene jefe.

La otra ausencia fue la del gobernador electo Alberto Weretilneck, aliado del Frente de Todos en estos cuatro años. Estaba en su despacho, prometió asistir, pero antes quería tener la certeza de que habría cuórum. "No quiere líos sin sentido", fue la explicación que dieron sus voceros. El oficialismo le cree. Saben que no alcanzaba.

Edgardo Kueider.
Anabel Fernández Sagasti y José Mayans, jefes de Unión por la Patria en el Senado. 

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