Eduardo Accastello comenzó su cuarto mandato al frente de la municipalidad de Villa María dictando una emergencia económica que sirve para tomar el pulso de una gestión que estará marcada por un contexto crítico a nivel macro y un reacomodamiento interno en el peronismo local que el intendente entrante deberá intentar contener.
Los primeros pasos para atacar los dos frentes dan cuenta de una renovación general del gabinete municipal que, a tono con el perfil libertario del presidente Javier Milei y la adaptación provincial del gobernador Martín Llaryora, se reducirá a sólo siete secretarías, la mitad de las existentes, y de una emergencia económica que abre un abanico de posibilidades para afrontar el futuro, pero también pone el ojo en el pasado reciente.
Las advertencias sobre la situación económica del municipio ya habían sido expresadas por el entorno del intendente a la hora de asumir y pusieron el ojo sobre el área económica de la gestión de Martín Gill, antecesor y otrora rival interno reconvertido en aliado con el fin de sostener la unidad del peronismo que finalmente pudo extender su poderío en la cabecera del departamento General San Martín, la tercera ciudad más grande de la provincia de Córdoba.
Lo particular del movimiento es que, aunque la emergencia habilita auditorías sobre las cuentas de la gestión Gill, la ordenanza fue aprobada por unanimidad. “No hay nada que ocultar”, dicen en el peronismo villamariense, donde destacan que “lo más importante de lo que se votó son las posibilidades de proyectar al municipio en el marco de una incertidumbre general que fue advertida tanto por el Presidente como por el gobernador”.
Una táctica conocida
El domingo, mientras todas las miradas se concentraban en la asunción de Milei en Buenos Aires y en la gira que Llaryora encaró para desembarcar en la gobernación, el Concejo Deliberante de Villa María aprobó la ordenanza que declaró el Estado de Emergencia de la Situación Económica Financiera de la Administración Pública Municipal. La propuesta fue enviada por Accastello que, cuando asumió el sábado por la tarde, advirtió que la situación del municipio era “muy complicada”.
Sin querer concentrarse en conflictos que, por lo menos hasta el momento, no son puestos en el debate público, voceros del gillismo señalan que “no hay ninguna situación caótica, ni nada por el estilo” en el ámbito municipal. Consultados sobre las posibilidades de auditar los movimientos previos al 9 de diciembre, toman la ordenanza y señalan que se trata de una norma que “genera el marco jurídico para tener herramientas que le permitan tomar deuda para realizar algunas obras o contar con herramientas que le permitan hacerse cargo de la deuda flotante y el pago a proveedores, que en términos porcentuales es muy parecido a lo que él dejó cuando fue intendente”.
De hecho, señalan que Accastello ya había impulsado este tipo de iniciativas en las anteriores ocasiones en las que estuvo al frente de la Municipalidad, entre 1999 y 2003 y el periodo 2007-2015. Son una serie de “medidas excepcionales para enfrentar cualquier situación que se le pueda presentar en un marco general complejo a partir de la situación nacional”, señalan.
El texto de la ordenanza da la razón a este tipo de afirmación, ya que entre los fundamentos se pone un especial énfasis en la necesidad de disponer de herramientas “para superar la situación de peligro colectivo creada por las graves circunstancias económicas por las que atraviesa el Estado nacional y municipal”.
La estrategia de tirar el achique
Accastello asumió el sábado, se convirtió en el primer dirigente en acceder a la intendencia por cuarta vez en la historia de la ciudad y el domingo por la tarde tomó juramento a quienes ocuparán las siete secretarías que formarán parte de su gestión: Agustin Turletti Mino, al frente de la Unidad Intendencia; Marcos Bovo, en Gobierno, Cultura y Relaciones Institucionales; Guadalupe Vázquez, en Prevención Comunitaria, Seguridad y Convivencia Urbana; Guillermo Pieckenstainer, en Economía, Transformación Digital y Desarrollo Productivo; Adela Ghirardelli, en Educación e Igualdad; Alejandra Barbero, en Infraestructura, Desarrollo Urbano y Ambiente; y César Rivera, en Salud.
Cada vez que tuvo la oportunidad de hacerlo a lo largo de las dos jornadas en la que fue inaugurado su nuevo ciclo político, el intendente destacó la importancia de una renovación dirigencial que ya se había puesto en relieve durante la conformación de la lista para el Concejo Deliberante.
En esos dos planos de representación, Accastello también proyecta el comando del futuro del peronismo local, que se enmarcará en la renovación general del cordobesismo, de la que también participará Gill, su otrora sucesor reconvertido ahora en antecesor y aliado estratégico, al frente del flamante Ministerio de Cooperativas y Mutuales del gobierno de Llaryora.
Por lo pronto, mientras la devaluación inminente pone a toda la dirigencia del interior en estado de alerta, Accastello y Gill siguen unidos por el espanto más que por el amor.