El expresidente Mauricio Macri regresará a Córdoba este martes por la tarde para acompañar a la fórmula de Juntos por el Cambio (JxC) para los comicios en la capital. El radical Rodrigo de Loredo y la amarilla Soher El Sukaria compartirán con el fundador del PRO una nueva intervención de propuestas. Será al aire libre en una plaza, con las canastas de manzanas que ofician de decorado y la participación del ilusionista Willy Magia. Por la noche, protagonizarán la cena de recaudación de fondos para la campaña municipal de la dupla.
La visita será breve, pero suficiente para confirmar que el exmandatario transita su readaptación política, a pocos meses de la definición de un nuevo liderazgo entre Patricia Bullrich, su protegida, y Horacio Rodríguez Larreta. Su supervivencia en esta etapa se alimenta de los emergentes que podrán protagonizar el próximo ciclo institucional. Con De Loredo tiene algunas historias de desencuentros memorables, pero hay una apuesta que ya no oculta.
La salida del radical de ARSAT después de la cláusula contra el nepotismo en el Estado que habilitó Macri durante su presidencia tensionaron las relaciones, aunque no cortaron lazos. De Loredo continuó con la defensa en solitario de la gestión aliancista, con una mirada compasiva entre las determinaciones de un líder y las posibilidades que emanan del contexto. En 2019, el año de la gran atomización de Juntos por el Cambio en la provincia, el radical de Evolución fue parte del desbande general con su apuesta municipal. Cierto es que el jefe de Estado fue parte activa de ese presente y no disimuló su preferencia abierta por la continuidad de cordobesismo en el poder provincial y la llegada de Martín Llaryora a la posta capitalina.
Con motivo de la elección provincial de junio, Macri apoyó la incursión provincial con la que amagaba De Loredo. Darío Nieto, uno de los hombres de confianza del exmandatario, no ocultó la fascinación que le genera el diputado y fue uno de los que convenció a Macri de que la interna con Luis Juez se haría realidad. No sucedió y el camino que hoy desanda el boina blanca tiene como norte el Palacio 6 de Julio.
En su nueva visita a Córdoba, Macri abrazará aquella decisión de un dirigente que considera en el lote de referencias de la política con futuro prometedor. Ofrece un apoyo de jerarquía que refuerza este nuevo perfil del exjefe de Estado, dispuesto a ejercer un padrinazgo transversal en distintos puntos del país. Otras pruebas son el abrazo a Rolando Figueroa en Neuquén o a José Corral en Santa Fe.
Sin las urgencias de las disputas del poder real, Macri encontró en estos padrinazgos un elemento de vigencia. Dejó de lado diferencias que otrora lo alejaban de diferentes expresiones de JxC y prueba acabada de ello fue su apoyo a Juez, a quien acusó de incapaz para la gestión pública en la víspera de la campaña provincial.
Macri se observa en el presente de De Loredo e imagina a una Córdoba que se refleje en la Buenos Aires que construyó. Con Juez, las circunstancias que rodearon la desmesurada exhibición de apoyo tienen su contracara en las tensiones con el jefe de Gobierno porteño. El ensamble que Larreta y el gobernador Juan Schiaretti intentaron antes del cierre de listas destiló el perfume del posmacrismo. El aludido no lo soportó.
Larreta avanzó, entre comillas, más de lo que Macri pudo nunca con Schiaretti. Juez fue la respuesta a la jugada nacional fallida, hasta ahora. El abrazo entre el senador y De Loredo parte de un nuevo perfil de liderazgo que intenta componer Macri, pero oculta necesidades y convicciones diferentes.
La polémica sobre el escrutinio
La expectativa de esta visita está puesta en observar si Macri está dispuesto a avanzar hacia el siguiente nivel con el conflicto político que envolvió a Llaryora y a Juez por las demoras en el escrutinio definitivo.
¿Se subirá a la ola de desconfianza sobre la legitimidad del proceso electoral en los mismos términos que lo hizo Juez? ¿Reconocerá el mandato popular que colocó a Llaryora y dará por cerrada una herida que amenaza las bases democráticas de la provincia? El abrazo a Juez será completo, o no, en función de cómo equilibre las construcciones políticas que se hicieron del resultado del domingo electoral.
Las apuestas se concentran en una posición similar a la del hombre que viene a apoyar. En la Bolsa de Comercio, este lunes De Loredo no personalizó las críticas, pero tampoco convalidó el fraude. Su salida fue la clásica porque apuntó a la maquinaria del populismo para transformar las voluntades de quienes menos tienen.
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Más allá de los contrapuntos la ficha sigue puesta en las propuestas y tratará de torcer el rumbo del debate público, como lo demostró con su idea de que la Municipalidad de Córdoba esté a cargo de 10 mil efectivos de la Policía. De Loredo, en modo halcón, recibirá a Macri, una referencia que será de consulta si JxC logra imponerse en las urnas ante el peronista Daniel Passerini.
Para uno y el otro, la sociedad es negocio.