El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, ya definió quiénes se sentarán a la mesa de negociación salarial con los gremios que dependen del Estado provincial. El paladín de la caja será el ministro de Economía, Guillermo Acosta, mientras que la pata política estará representada por el responsable de la cartera de Gobierno, Manuel Calvo.
El “cómo será” esa discusión también se presume en tiempos de la motosierra impuesta por Javier Milei. El fundador del Partido Cordobés recalcó la consigna de trabajo a sus negociadores: la nueva pauta deberá estar atada a los ingresos y no a la inflación, variable que durante la gestión de Juan Schiaretti -e incluso, en la administración peronista de la capital- fue la matriz de cada acuerdo sellado.
El escenario que grafica el oficialismo provincial no es alentador y va a tono con el objetivo de obtener escalas de haberes en sintonía con la emergencia.
En concreto, las partidas que envió el Tesoro quedaron casi 35 puntos por detrás de una inflación de 2023 que podría terminar en el orden del 180%. La caída de las transferencias automáticas que anticipó el presidente libertario y la recesión general impactarán en la capacidad de recaudación del gobierno cordobés, una foto que se repetirá en todo el mapa nacional.
En este contexto de datos imposibles de inflar, la muñeca política será el mayor capital en la pulseada. Calvo mantiene contacto permanente con las agrupaciones sindicales, especialmente la del personal estatal y docentes.
La intervención del exvicegobernador para la aprobación del incremento de aportes para financiar la obra social (Apross) y la Caja de Jubilaciones fue clave, al punto de que no hubo fisuras en el bloque cordobesista pese a que hay varias referencias de extracción sectorial en el recinto como Carmen Suárez; Silvina Jurich, que tiene link directo con el mercantil Pablo Chacón; y Edgardo Russo.
Es precisamente la posibilidad de aumentar dos puntos más a los aportes estatales, a los dos ya aprobados en la Legislatura, una variable que pretende “adecuar” las pretensiones sectoriales para el complejo año que comienza. Con todo, hay más.
Contrataciones, en la mira
En las mesas salariales siempre se meten otros condimentos en la negociación. La continuidad del personal contratado en varias reparticiones en el Estado es un tema sensible para las referencias del personal público.
El sábado 31 de diciembre agentes estatales directos e indirectos recibieron un mensaje de WhatsApp donde sus superiores les informaban que se prescindía de los servicios prestados durante enero. Ante la escalada de mensajes, el Sindicato de Empleados Públicos que dirige Sergio Castro buscó llevar tranquilidad con promesas de continuidad en el mes siguiente.
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Como sea, acusaron recibo de la otra variable que se pondrá en juego y que atañe a la continuidad de los puestos laborales. Llaryora quiere ajustar el gasto a los ingresos y así será. Al menos es el mensaje que dejó bien claro con sus movimientos recientes y reforzó con sus conmilitones.
Dos gotas de agua
La paritaria comenzará en la segunda quincena de enero en este marco expuesto. El intendente de la ciudad de Córdoba, Daniel Passerini, seguirá la misma línea de abordaje en su primera pulseada con el histórico cabecilla del Suoem, Rubén Daniele.
Rubén Daniele
Martín Llaryora sienta a Manuel Calvo y Guillermo Acosta en la paritaria de la motosierra
En las distintas entrevistas que dio en el transcurso de este martes, el titular del Palacio 6 de Julio afirmó que el acuerdo no puede escapar a la realidad recaudatoria del municipio.
El escenario de estanflación que baraja Milei es una herramienta más que tendrá Passerini para derribar el conveniente acuerdo que selló Llaryora con Daniele en tiempos de campaña electoral, que indexó los salarios al índice de evolución de precios con un diferimiento de dos meses.
La mesa tendrá un estricto corte político anticipándose al perfil del avezado paritario del sindicato que, como economista, sabe hasta dónde puede tirar. En un extremo estará sentado el secretario general del municipio, Sergio Lorenzatti; y la mano derecha de Passerini, el responsable de Gobierno, Rodrigo Fernández.
La dirigencia gremial estatal se prepara para definir sus márgenes en la negociación, con la promesa de vivir un verano caliente.