El gobernador Martín Llaryora encara una etapa de promoción internacional del “modelo Córdoba ”. Ante el sector empresarial de Corea del Sur, dio ejemplos de seguridad jurídica y económica, presentó su plan de promoción de la economía del conocimiento y el turismo y se desmarcó del gobierno de Javier Milei.
La estabilidad institucional y política de la provincia fue la carta de presentación del promotor del Partido Cordobés. ¿Un elemento para atraer inversiones que el poder central no logra, pese a las giras casi mensuales del Presidente por el exterior? Dudas recurrentes que Llaryora aprovecha y un terreno abierto para marcar distancias sin ir al choque.
Sin embargo, la primera incursión internacional encierra un giro pragmático. Para el cordobesismo, en cualquiera de sus mutaciones, la gestión será la herramienta para convencer a un electorado históricamente refractario.
Así lo entendió José Manuel de la Sota cuando ocultó la marca justicialista en su Unión por Córdoba e invitó a la Ucedé a formar parte; también, Juan Schiaretti cuando sumó sellos progresistas como el Partido Socialista y lo hizo Llaryora cediendo espacios de poder real al radicalismo y al macrismo laxo.
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El gobernador Martín Llaryora viajó a Corea del Sur junto a su ministro de Finanzas, Guillermo Acosta.
Hace tiempo que Llaryora guardó ese sueño presidencial que alimenta desde que empezó su temprana carrera política en su San Francisco natal. Dos gestiones consecutivas asoman como el camino inevitable para atornillar el modelo de poder transversal y empezar a abrir las fronteras de un bastión que hizo política en “modo isla” con respecto al concierto nacional. Para este frente, Schiaretti trabaja activamente con Hacemos por Argentina, que tiene constitución formal en más de cinco distritos.
El giro pragmático de Martín Llaryora
La senda de la gestión es la única que ingresa en el campo de lo asequible para Llaryora. En tanto, con el manos libres puesto, Schiaretti está dispuesto a asignar esfuerzos en el armado de una alternativa amplia y de centro para 2027. Cierto es que 2025 está por verse. "Juan no va a exponerse antes de tiempo y menos cuando el Gobierno demoniza la política profesional en términos de casta", reflexionaba una alta fuente de la mesa chica del exgobernador.
El llaryorismo está un poco más ansioso y encaró un temprano operativo clamor para que el cordobés de los ocho puntos nacionales y buena imagen nacional encabece la boleta para Diputados.
Eduardo Pizzi, Martín Llaryora, Manuel Calvo
El gobernador Martín Llaryora jugará un pleno a la gestión de Córdoba.
Conocedora de las mañas de su jefe político, la vieja guardia schiarettista cita a Schiaretti. “El que fue papa no está para ser obispo”, dicen que dice el tres veces gobernador. En una muestra de empatía, ponen los "pero".
Las mismas fuentes reconocen que es voluntad de Schiaretti “hacer lo mejor para Córdoba y lo que necesite Martín (Llaryora)”: si tiene que ser candidato el año que viene, lo será un a vez evaluado el tablero. El cofundador del cordesismo todavía no logra predecir cómo se moverá la aguja social. Cierto es que hay otros factores más domésticos: Milei y quiénes serán sus alianzas estratégicas siguen siendo una incógnita.
La exposición controlada de Juan Schiaretti
En las tertulias peronistas sobresale la convicción de que Luis Juez será candidato a diputado el año que viene. “Milei se lo va a pedir, si es que no lo hizo ya”, dicen en esas mesas con una convicción de pitonisa política.
“Si no es dentro de La Libertad Avanza será por colectora y no descarten a Rodrigo de Loredo en el tercer renglón de esa rosca”, completan el entramado hipotético. Juez niega la aventura, aunque nadie duda de que apuesta a ser su candidato provincial en 2027: muchas veces negó cosas que después hizo, como volver a presentarse para la gobernación.
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El juego de Javier Milei en Córdoba todavía es una incógnita para el cordobesismo.
La exposición de Schiaretti siempre estará atada a factores controlados: cómo jugará Milei, qué piel adoptará Juntos por el Cambio en la provincia y, naturalmente, una probabilidad de éxito cierta para que no desaparezca la magia.
Como sea, para el poroteo electoral de medio término falta un trecho y Llaryora tiene que dar la estocada central para reconfigurar el mapa político provincial.
Asegurarse la continuidad en la provincia con una gestión buena en tiempos de crisis, retener la ciudad de Córdoba y aumentar la presencia en los municipios del interior constituyen el A, B, C del plan del gobernador por estas horas.
Conseguir fondeo exterior será clave para mostrar resultados en infraestructura, educación e innovación tecnológica puesta al servicio de la producción. El TEG de la política será necesario para avanzar hacia otra convivencia de fuerzas que despeje la variable juecista. Eso se propone Llaryora.