ELECCIONES 2023

Los techos de Javier Milei

El candidato libertario ideologizó su discurso al extremo en el debate. ¿Cuánta gente queda afuera? El problema del nicho extremo y el descalce entre lo político y lo electoral.

El único dato cierto con el que se cuenta es el resultado de las PASO, un virtual empate triple entre La Libertad Avanza (LLA), Juntos por el Cambio y Unión por la Patria (UP), con 29, 28 y 27%, respectivamente. Las encuestas posteriores al 13-A y el runrún de los comandos de campaña sugieren una consolidación de Javier Milei en la vanguardia y que Sergio Massa le sacaría una luz de ventaja relevante a Patricia Bullrich, algo clave para el ballotage que parece delinearse, pero que no puede darse por hecho, sobre todo después de que el debate del último domingo expusiera las flagrantes carencias de la jefa de los halcones y la posibilidad de que su candidatura caiga como un piano desde un balcón.

En medio de tanta incertidumbre, ¿es posible que, al sobreideologizarse, Milei esté equivocando la estrategia, le esté hablando a un nicho más pequeño que lo recomendable y así comprometa sus chances de llegar a la presidencia o prolongue una pelea que, en teoría, podría liquidar el próximo 22?

El costo de la injuria

Aunque evitó caer en sus raptos de ira televisivos, Milei no renunció a su estilo ofensivo en el debate de Santiago del Estero. El tono comedido en términos de decibeles, sin embargo, no impidió que su exposición estuviera cruzada por un contenido extremadamente ideologizado, de derecha extrema.

Así fue cuando calcó la narrativa con la que las Fuerzas Armadas justificaron la autoamnistía previa al retorno de la democracia, la que daba cuenta de una "guerra" –sin Convención de Ginebra, claro– contra un enemigo terrorista en la que pudieron haberse producido "excesos". La cuestión, se sabe, ha sido ampliamente zanjada por el Poder Judicial argentino y, al revés de lo que ve el paleolibertario, lo que hubo en verdad fue un plan sistemático de desapariciones, secuestros, torturas, violaciones, asesinatos y robo de bebés. Su autoproclamado liberalismo resulta curiosamente compatible con la refutación caprichosa de sentencias firmes y de los principios del derecho internacional sobre lo que son y lo que no son delitos de lesa humanidad.

También fue así cuando se entregó a una espantosa contabilidad de la muerte y dijo que "no fueron 30.000 los desaparecidos", sino –¿solamente en su opinión?– "8.753". Tan grande es su motivación –más que negacionista, directamente reivindicatoria– que se permitió refutar la primera de esas cifras, aunque afortunadamente nunca osaría cuestionar desde su presunto y mal entendido judaísmo la de 6 millones de personas de origen israelita efectivamente masacradas en el genocidio de los nazis, producto igualmente de estimaciones aproximadas que parten de un mínimo de 5,2 millones de víctimas y realizadas por historiadores que debieron calcular la desaparición de comunidades enteras a lo largo y a lo ancho de Europa. Puntillosidad selectiva.

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La injuria a la verdad se reiteró cuando negó la existencia de una brecha salarial en perjuicio de las mujeres, ampliamente documentada aquí y en prácticamente todo el mundo.

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Repitió el esquema al responderle a Massa sobre sus insultos a Francisco, que atribuyó a épocas en las que no actuaba en política y de los que, afirmó, se ha disculpado; todo falso, lo que se expresó el sábado en la multitudinaria peregrinación a Luján.

También en el propio inicio del duelo de presidenciables, cuando se presentó refutando la noción de que "de cada necesidad nace un derecho", parte de su idea de que "la justicia social es un robo" a los ricos.

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¿Algo más? Sí, el ninguneo a la causa Malvinas de la eventual canciller Diana Mondino, más sensible a "los derechos" de los kelpers que a los del país que pretende representar ante el mundo.

De todo eso –que no agota la lista de extravagancias– surge una pregunta: ¿podría jugarle en contra embestir a la vez contra tantos sectores sociales relevantes, desde la parte de la población –ojalá que mayoritaria– sensible a la problemática de los derechos humanos, a las mujeres concientes de que son postergadas, a la grey católica y a las personas comprometidas con la justicia social o, más aún, dependientes de las ayudas del Estado?

Si se sumaran esos subsectores, ¿a cuántas personas deja afuera el individualismo extremo de Milei? ¿No quedaría entonces hablándole a un nicho pequeño, complicando sus chances?

Ahora bien, ¿cómo se explica entonces el crecimiento que lo ha traído hasta aquí y la sensación de favoritismo electoral que proyecta? ¿Será que, hasta ahora, un sector relevante del electorado, justificadamente desesperado por el presente, privilegia la furia que admira en un televisor sin volumen a lo que realmente se le dice?

En medio del show de las preguntas sin respuesta que se anticipó al comienzo de estas líneas, esto último podría ser una respuesta a la posibilidad de que, a pesar de todo, el discurso de minorías del paleolibertarismo logre articular una mayoría electoral, acaso precaria y demasiado atada al corto plazo.

Indicios

El asesor político español Alfredo Serrano Mancilla dijo en Página/12 que "una buena parte de la sociedad argentina no comulga con el proyecto político de Milei. No le da cabida. Le dice 'hasta aquí'".

"¿Esto implicaría que este techo político sea su techo electoral? No. Porque, como bien sabemos, en algunas situaciones, cuando hay tres rivales y uno se descuelga, entonces, podría ocurrir que aparezca el 'voto útil'", aclaró con tino. "En esta coyuntura electoral, si Bullrich se queda atrás, es probable que un determinado porcentaje de sus votantes, que ya no creen que será presidenta, votaría útilmente a favor de Milei con el objetivo de que Massa no pase a la segunda vuelta (…). Si eso ocurriera, el techo electoral de Milei estaría por encima de su techo político", siguió.

"Pero esto no es un hecho seguro. Es un escenario posible, que está por verse", concluyó. Incertidumbre…

Pocos días antes, el consultor Gustavo Córdoba, uno de quienes antes y mejor leyó el fenómeno Milei y definió la emergencia de un escenario electoral de "tercios imperfectos", había advertido sobre "un aumento de la imagen negativa de Milei que puede dañarlo".

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Con todo, Zuban, Córdoba y Asociados ha registrado durante meses en diferentes estudios un descalce entre la intención de voto potente del hombre de LLA y la impopularidad de muchas de sus ideas, desde la libre compra y venta de niños y órganos hasta el culto a las armas y la privatización de la salud y la educación, pasando incluso por resistencias considerables a la dolarización, tema que soslayó llamativamente en el debate.

la amenaza de las tres transiciones
Los debates presidenciales, cruciales para el crecimiento de Schiaretti. 

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