FERNET CON ROSCA

Las mil caras de Martín Llaryora y la piña de Soher El Sukaria a Oscar Agost Carreño

El arco político intenta descifrar al jefe del cordobesismo. Peronistas con aspiraciones y la renovación que recién empieza en Córdoba. La vendetta amarilla.

Llaryora pidió la transferencia de la ruta nacional 19 a la jurisdicción y Francos le dio dio el ok.

Volvió la política y en el Panal festejan. Peronistas y libertarios bien codeados coinciden en un punto. Hay razones especiales porque las breves charlas que tuvieron Milei y Llaryora durante su paso por el acto del 25 de Mayo no sirvieron para aumentar la confianza mutua.

“Milei está profundamente enojado con los gobernadores que tumbaron la ley ómnibus”, remarcan el rencor que todavía late en las venas del libertario. “No le interesa nada más que la Ley Bases y el paquete fiscal. No confía en nadie”, insisten. Las fuentes visitan a diario el despacho de Karina Milei, la poderosa secretaria General.

Por su parte, Llaryora sabe que en poco tiempo el Presidente ya no podrá escudarse en las trabas que le puso la “casta” en el Congreso para explicar sus nulos avances en materia de gestión pública.

Martín Laryora y Javier Milei
Martín Llaryora evitó las críticas de Javier Milei y evalúa el escenario abierto tras el 25M.

Martín Llaryora evitó las críticas de Javier Milei y evalúa el escenario abierto tras el 25M.

Acto seguido, hizo todo lo que estuvo a su alcance para mostrarse como la contracara del fenómeno de masas que parece impermeable a las inclemencias del ajuste. Inauguró obras, anunció asistencia social, dejó equipamiento en escuelas y regaló un tanque de nafta a cada taxista y remisero que lo requiriese el día que se cortó el suministro de GNC por el carguero varado.

Si algo quedó claro es que Milei y Llaryora no pegaron onda y que las desconfianzas son mutuas. “Todavía no se descifran”, arriesgan en el Panal.

Las mil caras de Martín Llaryora

“Llaryora no nos dice qué hacer”, se quejaba un funcionario schiarettista que renovó su contrato laboral en el nuevo esquema provincial.

“Llaryora es un líder caótico, pero tiene todo el plan en su cabeza”, lo definía un intendente del interior profundo.

“Llaryora está obsesionado con sumar opositores ¿Y los muchachos peronistas? Bien, gracias”, se quejaba otra fuente de militancia larga. “Es un gobernador que le gusta el chisme”; “es un dirigente que escucha a todos”, más comentarios contrapuestos.

“Llaryora no tiene mesa chica”; “No es ni como el Gallego de la Sota, ni como el Gringo Schiaretti”, otras de las tantas frases que se escuchan en los pasillos del poder de Córdoba.

También se dice en el PJ que Llaryora es muy generoso con los amigos en términos políticos. “Da más de lo que uno pide, pero la deuda que se genera es más grande”, es otra de las frases que intentan perfilar a Llaryora y su construcción de fidelidades.

¿El gobernador es una parte o todas las definiciones juntas que de él circulan? La dirigencia intenta comprender al nuevo jefe del cordobesismo, porque de una correcta lectura de las habilidades y deficiencias del conductor dependerá su futuro en el nuevo mapa político provincial.

Peronistas que quieren ser algo más en Córdoba

Es por eso que hombres y mujeres del PJ de Córdoba empiezan a analizar sus posibilidades. Hay un pelotón de quienes quieren ser algo más que empieza a construir por afuera de sus límites jurisdiccionales.

Un ejemplo es el intendente de la capital, Daniel Passerini, y su par de San Francisco, Damián Bernarte. Los dirigentes tienen en común un altísimo grado de afinidad con Llaryora y la convicción de que todo paso será dado dentro de su esquema y con su venia, pero está claro que ambos sueñan en jugar en la primera liga.

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Daniel Passerini, Juan Manuel Llamosas, Damián Bernarte y Eduardo Accastello, los intendentes peronistas que gobiernan grandes ciudades.

Daniel Passerini, Juan Manuel Llamosas, Damián Bernarte y Eduardo Accastello, los intendentes peronistas que gobiernan grandes ciudades.

En la línea de intendentes con perfil propio asoma Marcos Torres, de la siempre rendidora Alta Gracia en términos electorales. El peronista se muestra orgánico, pero no teme desmarcase cuando lo cree conveniente.

Lo hizo cuando apoyó la candidatura de Sergio Massa pese a las advertencias -o bien, amenazas- de Schiaretti y Llaryora. Volvió a hacerlo este viernes, cuando lanzó su propio plan de seguridad en la ciudad que gobierna desde 2019. El flagelo de la delincuencia es un tema sensible para el cordobesismo y Torres lanzó su propia receta.

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Marcos Torres se cortó solo y lanzó su plan de seguridad en Alta Gracia.

Marcos Torres se cortó solo y lanzó su plan de seguridad en Alta Gracia.

En los grises, se encuentran otros dirigentes con peso específico, pero con resistencias internas. El ministro de Gobierno, Manuel Calvo, es un de ellos. En el PJ le reconocen su alta capacidad de gestión: fue alto funcionario de los tres gobernadores cordobesistas y tiene capacidad de armado con el intendentismo. “Pero es mal candidato”, lo liman sus compañeros peronistas.

El jefe del bloque oficialista en la Legislatura, Miguel Siciliano, también se mueve pensando en escalar en el tablero provincial. Construyó lazos de confianza con Llaryora, al punto que delega la carga explicativa de la gestión y sus problemas en el hombre que alguna vez se enfrentó al PJ de la mano de Olga Riutort. ¿Lo dejarán ser? No tuvo suerte cuando quiso ser intendente.

Todos ellos ya se mueven de manera evidente. Queda claro que para el peronismo de Córdoba la renovación recién empezó.

La trompada de Soher El Sukaria a Oscar Agost Carreño

Oscar Agost Carreño y Soher El Sukaria tienen un origen en común: alumbraron a la política bajo el mecenazgo de Germán Kammerath en el momento que el hombre fuerte de la Ucedé de Córdoba armaba en las sombras para el sueño presidencial de Mauricio Macri. Hoy coinciden en la cúpula del PRO local, él como presidente y ella como vice. En común, sólo tienen el origen, porque sus carreras políticas acumulan más diferencias que coincidencias.

La guerra es total. La concejala de la capital reunió un grupo de dirigente expectables para echar a Agost Carreño del partido por integrar el bloque Hacemos Coalición Federal en el Congreso. El diputado se defendió con una extensa carta. En el texto trata a su duelista interna de “golpista”, la acusó de transar por cargos con Llaryora y enumeró a las figuras de Juntos por el Cambio que integran el armado con el cordobesismo y otros partidos.

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Lo cierto es que, al controlar el Tribunal de Disciplina, Agost Carreño sospechaba que su futuro en la cabecera del partido hasta 2025 estaba asegurado, en especial, porque Macri había transmitido que no quería hacer olas en el distrito.

El Sukaria ya había avisado a su tropa que jugaría a fondo. El macrismo recusó a los miembros del órgano de justicia partidaria porque, aseguran, uno de los nombres que responden a Agost Carreño es titular de un registro del automotor. Cabe recordar que el dirigente estuvo en el ojo de la tormenta por el tema.

Se trata de Fabiana Gómez Vizzoni, Interventora del Registro Seccional Córdoba N° 7.

La macrista pegó y lo hizo donde más duele.

El expresidente planea reorganizar las sucursales del PRO en la provincias. En Córdoba, jugará con Soher El Sukaria.
Oscar Agost Carreño resiste la revuelta interna del macrismo y no dejará la presidencia del PRO Córdoba.

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