EL AJUSTE

La era Javier Milei: niñas, niños, adolescentes y mujeres, ¡afuera!

Todas las políticas vinculadas con los trabajos domésticos y de cuidados son cerradas o desfinanciadas. Un país con infancias cada vez más pobres.

¿Qué se come hoy? ¿Cómo estirar los ingresos para comprar útiles escolares? ¿Cómo se organiza la vida cotidiana? Las respuestas a estas y a otras preguntas que hoy atraviesan a diario los hogares más vulnerables son, mayoritariamente, respondidas por mujeres en medio del ajuste del gobierno de Javier Milei.

La profundización de la desigualdad es bastante clara: de acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares que elabora el INDEC, los ingresos de las jefas de hogares monomarentales son 19,8% menores que los del resto de los hogares y el 26,1% de estas mujeres no llega a cubrir la canasta básica universal. Son datos del segundo semestre del año pasado. La economía de la gestión libertaria augura cifras peores en el futuro cercano.

Pobreza infantil

Todo empeoró en los primeros meses de 2024. Un informe de UNICEF estima que “un “ejercicio de microsimulación para el primer trimestre de 2024 revela un aumento ostensible de la pobreza monetaria de niñas y niños: de concretarse ciertas previsiones macroeconómicas la pobreza total ascendería a un 71% y la pobreza extrema a un 34%”. Si los porcentajes dicen poco, en términos de población son 8,8 millones de niñas y niños pobres y 4,3 millones, indigentes.

La pobreza infantil no nació en el gobierno de Javier Milei, pero el ajuste libertario brutal impactó de lleno en la infancia, la adolescencia y, claro, las mujeres a cargo de hogares.

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Sandra Pettovello cambia la forma de ayudar a comedores

Sandra Pettovello cambia la forma de ayudar a comedores

Además de la falta de continuidad de todas las políticas públicas vinculadas con la autonomía económica de las mujeres, el Gobierno dejó de pagar el Programa de Acompañamiento para el Egreso (PAE), un aporte mensual para adolescentes que dejan los hogares de tránsito y comienzan su vida adulta. Hoy 2.489 adolescentes aún no recibieron el pago de febrero.

Tampoco se cortaron las altas para quienes recibían una indemnización mensual gracias a la Ley Brisa, de reparación para niñas, niños y adolescentes cuyas madres fueron víctimas de femicidio.

Las mujeres y la cocina de los cuidados

Hace un mes, un grupo de diputadas y de organizaciones de la sociedad civil, entre ellas La Poderosa, la UTEP y el CELS, lanzó la iniciativa intersectorial “La cocina de los cuidados”, a cargo de Virginia Franganillo, para realizar un seguimiento y producir información sobre las medidas del gobierno en el campo de los cuidados.

“Las prestaciones asociadas al cuidado perdieron poder adquisitivo en un momento de aumento de gastos en el cuidado del hogar, lo que impacta en la calidad de los cuidados y termina profundizando la dependencia económica de las mujeres que se hacen cargo de estas tareas”, señalan en la multisectorial. Las jubilaciones mínimas perdieron al menos 17% y la licuación del monto del programa Progresar ($20.000), cuyo proceso de inscripción anual en este momento es una incógnita, se suman a la reforma del sistema que proponen Milei y el ministro de Economía Luis Toto Caputo.

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La moratoria previsional y el reconocimiento previsional del cuidado fueron señaladas por el Gobierno como las políticas responsables de la “insostenibilidad del sistema previsional argentino”.

El primer informe de la intersectorial que coordina la economista Lucía Cirmi, exsubsecretaria de Políticas de Igualdad del ya desarmado Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, relevó que de 43 políticas de cuidado analizadas, 21 ya fueron desarmadas (por derogación o subejecución completa), 15 se encuentran en estado de alerta por inacción o falta de información y sólo siete se mantienen vigentes.

Personas mayores, también afuera

Entre las políticas en retroceso se inscriben también la falta de envío de alimentos a comedores y una caída del 74% en la ejecución del Plan Mil Días -que garantiza el cuidado de la salud de mujeres embarazadas y de sus hijos o hijas hasta los 3 años-, cuya coordinación fue desarmada. Además, el alcance de la Tarjeta Alimentar no alcanza a cubrir las necesidades alimentarias de quienes la necesitan.

Para las personas mayores, las residencias nacionales de larga estadía corren riesgo de ser recortadas a la mitad (de ocho a cuatro) y no hubo noticias de la continuidad del Programa Casa Activa.

El “no hay plata” llegó también a las obras de infraestructura: las refacciones a 500 Centros de Desarrollo Infantil –financiadas con un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)- están paradas y, por supuesto, tampoco se construyen nuevos. Son un total de 2.000 CDI que atienden a sectores populares en las distintas jurisdicciones del país: ninguno está recibiendo becas, según relevó Sofía Caram en Ámbito.

Empleadas domésticas, out

Las trabajadoras de casas particulares, aunque lograron un aumento, ya no cuentan con el programa Registradas ni con la protección que significaban las multas que castiguen a empleadores que no formalizan a sus empleadas. El programa Potenciar Cuidados, del que eran parte 143.000 cuidadoras comunitarias, también sufre las consecuencias del desfinanciamiento.

“La subvaloración del trabajo de cuidado se traduce en menos valoración social de la tarea y más pobreza e informalidad, características ya presentes entre quienes trabajan en el sector”, señalan en el grupo que lidera Franganillo. Este trabajo forma parte de la sostenibilidad económica. De hecho, fue medido en 2020 por la extinta Dirección Nacional de Economía y Género cuando Mercedes D’Alessandro era su titular: la evidencia indica que representa el 15,9% del PBI, por encima de los sectores económicos tradicionalmente más relevantes como la industria (13,2%); el comercio (13%); los servicios inmobiliarios y empresariales (9%) y la administración pública (7%).

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La evidencia es abundante: la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) muestra que las mujeres dedican en promedio seis horas y media por día a las tareas domésticas, mientras que los varones sólo invierten tres horas y media. Traducido: las mujeres trabajan, en promedio 9.20 horas diarias, por encima de las 8.38 horas que trabajan los varones. Con un gobierno que niega los datos científicos y la desigualdad de género, todos estos datos son sólo una anécdota. Mientras tanto, las encuestas indican que la desconfianza hacia Milei crece, sobre todo, entre las mujeres.

¿Casualidad? No.

los 100 dias de milei: mas mujeres, ninas y ninos pobres
Estela Díaz, la última mohicana.

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