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La Ciudad tiene cura: Guillermo Moreno quiere que un sacerdote católico gobierne Buenos Aires

El precandidato a presidente por Principios y Valores lleva al religioso Eduardo Graham para pelear la jefatura porteña. Autorización a regañadientes de Poli y prédica bergogliana antigrieta.

Durante la administración de Cristina Fernández de Kirchner, la gestión de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio estuvo caracterizada por las particularidades, muchas tildadas de cuestionables y polémicas. El referente peronista vuelve a sorprender con sus excentricidades al presentarse como presidenciable por afuera de Unión por la Patria; y al sumar a sus listas la precandidatura del sacerdote Eduardo Graham para competir por la jefatura del Gobierno porteño con un eslogan religioso: "La Ciudad tiene cura, tiene doctrina, tiene fe".

Moreno, quien será acompañado por Leonardo Fabre, sacude el avispero político con un outsider para la misión casi imposible de obtener el piso necesario de votos en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y hacer que el cura compita en las elecciones generales de octubre como candidato a alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, el distrito gobernado hace quince años por el PRO. Esa no es la única perlita del exfuncionario kirchnerista, que también postula al piquetero Luis D’Elia para la gobernación bonaerense y al empresario de la carne Alberto Samid para la intendencia de La Matanza.

El cura, de familia antiperonista, llegó a la política casi por casualidad. Conoció a Moreno poco después del 17 de octubre de 2020, cuando el exfuncionario fundó su propia fuerza política, Principios y Valores, tras tomar distancia definitiva del Frente de Todos. El nexo fue la ex subsecretaria de Defensa del Consumidor María Lucila “Pimpi” Colombo.

“Me acerqué porque coincidía con la mirada de Guillermo sobre la construcción social del globalismo y la soberanía de los pueblos; que no todo es neutral y que cada uno con sus particularidades puede construir algo desde un espacio conjunto”, cuenta Graham.

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Desde ese primer diálogo informal hubo una conexión mutua. Graham se interesó por las ideas de Moreno y decidió sumarse a esa fuerza que nació con la pretensión de ser una "expresión doctrinaria" dentro del peronismo; primero como asesor espiritual y luego metido de lleno en la actividad partidaria.

Moreno, en tanto, dejó de ir a misa a la iglesia Inmaculada Concepción, de avenida Independencia y Tacuarí, muy cerca de su casa en el barrio porteño de Balvanera, para acudir cada domingo a la parroquia San Pedro González Telmo, donde el cura predicaba hasta la oficialización de su precandidatura.

Fue casi al cierre de listas, cuando el dirigente peronista anunció que sumaba a “un hombre de Dios” a sus filas, para proponerlo como jefe de Gobierno porteño, y Graham aceptada convencido –aseveró- de que el plan económico de Principios y Valores “es concreto, es viable, dice qué se va a hacer y no es sólo un eslogan de campaña”.

Autorización a regañadientes de Poli

A raíz de la propuesta político partidaria de Moreno, Graham debió pedir el permiso correspondiente a las autoridades eclesiásticas porteñas, aunque desde el vamos aclaró que no estaba saliendo del sacerdocio para meterse en una carrera política.

La solicitud fue recibió por el cardenal Mario Poli, quien –según fuentes eclesiásticas consultadas por Letra P- le cuestionó el “oportunismo” de su pedido en medio del proceso de transición por la llegada del arzobispo Jorge García Cuerva para sucederlo en la curia metropolitana. El purpurado porteño también le recordó que la decisión es principalmente “personal” del solicitante y conlleva “consecuencias”. Finalmente, y a regañadientes, lo autorizó.

Para militar en política o ejercer un cargo público, Graham fue liberado de los oficios pastorales públicos; es decir que no podrá celebrar misas ante la feligresía, ni predicar e impartir los sacramentos durante todo el período que demande la actividad electoral o el eventual compromiso ejecutivo. "No es una licencia, porque licencia es cuando uno deja totalmente el ministerio que no es mi caso", aclaró el sacerdote precandidato.

Director de teatro con prédica bergogliana antigrieta

Graham se ordenó sacerdote en diciembre de 1988 y desde entonces se dedicó a la labor pastoral y social en parroquias de las cuatro vicarías en las que está organizada la arquidiócesis de Buenos Aires. Paralelamente se formó como director de teatro con Juan Carlos Gené y también ejerció ese oficio del mundo del arte –dice- con la “bendición” de Jorge Bergoglio.

El cura admite también ser un seguidor fiel de la doctrina francisquista y asegura que las encíclicas papales Laudato si’ sobre el cuidado de la creación y Fratelli tutti sobre la fraternidad humana, son documentos pontificios de relectura frecuente. Asimismo, se identifica y pretende llevar a la práctica la prédica bergogliana a favor de la amistad social.

“Es un desafío grande desagrietarse para vincularse y responder juntos a desafíos que nos superan, porque realmente las dimensiones de la injusticia y de la marginal social son inmensas”, dijo en un discurso reciente de campaña; en el que también advirtió que “la política neoliberal no reconoce a los pueblos como sujetos” y denunció que en la Ciudad “se ningunea a los barrios”.

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Iglesia y Estado, con pocos votos

La incursión en política de los clérigos tiene malos antecedentes en la escena nacional. A excepción del obispo jesuita Joaquín Piña (Puerto Iguazú), quien en 2006 -bendecido por Bergoglio- propinó la primera derrota electoral al kirchnerismo al frenar, como convencional constituyente de Misiones, el intento reeleccionista del entonces gobernador Carlos Rovira.

Antes y después de Piña, unos pocos sacerdotes tentaron suerte en la arena política, previa dispensa episcopal, pero sus candidaturas no fueron convalidadas por el voto popular. Uno fue el fallecido Luis Farinello, de la diócesis de Quilmes, quien se postuló a senador bonaerense por el Polo Social en 2001. Otros casos fueron los de Francisco Nazar, quien se candidateó para gobernador de Formosa en 2011, pero no pudo desbancar al actual mandatario Gildo Insfrán; o la postulación del riojano Délfor Brizuela, que en 2007 perdió las elecciones para intendente de Chamical.

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