Juan Schiaretti le puso fecha y hora a su reaparición pública. Será el 6 de abril en la Universidad de Columbia, en Nueva York. El tema de la exposición cruzará de lleno los debates del Partido Cordobés en torno a Martín Llaryora y Javier Milei. En los Estados Unidos, Schiaretti hablará de gestión y liderazgo político.
“Entre la gestión y la visión: liderazgo político local y nacional”, es el nombre específico de la disertación que protagonizará Schiaretti y que girará en torno a su experiencia como gobernador de Córdoba y líder del justicialismo provincial, que todavía preside.
Alejado de la novedad, el único candidato presidencial que todavía se mantiene en silencio repasará los puntos fuertes de su modelo de gestión y describirá virtudes de los años cordobesistas que protagonizó junto a José Manuel de la Sota y que desembocaron en el Partido Cordobés de Llaryora.
Schiaretti y Llaryora asunción en San Francisco.png
La última aparición pública de Juan Schiaretti fue durante la asunción de Llaryora en San Francisco.
Sobre eso punto se centrarán todas las miradas desde Argentina y desde la provincia, que esperarán un diagnóstico de la situación actual que ayude a los tinglados del oficialismo mediterráneo a ordenar las filas que el huracán libertario desacomodó.
El apoyo a Martín Llaryora
Schiaretti disertará en el marco de la conferencia que organiza Masters Argentina, una organización que conecta estudiantes argentinos de posgrado de todo el mundo.
Como viene contando Letra P, se descuenta que Schiaretti ratificará el apoyo a Llaryora, a quien no sólo considera como el hombre llamado a continuar el legado de sus gestiones en la provincia, sino que también mira como el indicado para nacionalizar el modelo de gestión cordobés. La apuesta definitiva que no pudieron llevar adelante ni él ni De la Sota.
Parte de esa lectura ya se viene plasmando en los diferentes círculos políticos en los que el schiarettismo concentra su poder. La última escena se dio en la capital provincial, donde la senadora Alejandra Vigo relanzó el Instituto Diseñando Ciudad y dejó un mensaje contundente: “El modelo futuro en esta Argentina va a ser lo que represente Córdoba a través de Martin”.
En los conciliábulos del peronismo provincial desde hace rato vienen proyectando una carrera por la renovación justicialista entre el sanfrancisqueño y Axel Kicillof, lectura que fue ratificada por la senadora en el encuentro del fin de semana.
La mirada sobre Javier Milei
Schiaretti sabe que su reaparición desembocará en su despedida de la conducción del PJ provincial. Su cultura política basada en los acuerdos y la previsibilidad indican que el gobernador es el que comanda la suerte del partido y que es momento de que Llaryora asuma esa responsabilidad. Para eso no hay fecha, ni plazos, pero si la certeza de que “Martín conduce”.
Sin embargo, eso no será suficiente para apagar los pequeños focos de incendio interno que surgen casi naturalmente a partir de la diferencia de estilos que se reconocen entre el gobernador y su antecesor, que está bien lejos de pensar en su jubilación.
Allí, por más acuerdo que exista respecto a la conducción, al viejo caudillo se le abre el desafío de garantizar un apoyo con base en un liderazgo que, por su peso específico, podría generar ruidos en la construcción del sanfrancisqueño, hoy envuelto en un incómodo equilibrio desde que fue sindicado como traidor por Milei y luego elegido como anfitrión del Pacto de Mayo.
Este "ruido" -siempre negado por las cúpulas- no sólo podría repercutir en el escenario provincial, sino también en el nacional, en el que Schiaretti todavía sostiene un peso relativo destacado.
Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://twitter.com/JSchiaretti/status/1771860050996322374&partner=&hide_thread=false
En ese contexto, la expectativa está puesta sobre la visión que exmandatario puede llegar a expresar sobre los primeros meses de la gestión libertaria, de la que este fin de semana volvió a diferenciarse a partir de un posteo en el que ratificó su compromiso con las políticas de Memoria, Verdad y Justicia que la gestión nacional cuestiona abiertamente.
El futuro de Juan Schiaretti
Aunque desde el Partido Cordobés se niegue sistemáticamente no son pocos los sectores que advierten que, privilegiando su postura antikirchnerista, Schiaretti terminó “jugando” por la victoria de Milei en la segunda vuelta de noviembre pasado. Mirada que se reforzó a partir de la llegada de funcionarios cordobeses a la gestión nacional. Esos mismos funcionarios niegan que el exgobernador haya tenido algo que ver con su llegada al equipo libertario. Sin embargo, las sospechas nunca se disiparon del todo.
En las últimas elecciones, Córdoba fue la provincia en la que Milei cosechó su base de votos más contundente y ese dato no es algo a desechar en el análisis de la postura zigzagueante del oficialismo provincial. Sin embargo, Schiaretti no parece estar dispuesto a encolumnarse con un proyecto que no termina de ofrecer certezas a futuro y con el que, según se desprende de sus posiciones históricas, sostiene grandes diferencias, en las formas y en el fondo.
Por esa razón, la reaparición de Schiaretti vuelva a proyectar una estrategia que mira a los próximos turnos electorales, eso que La Libertad Avanza ya empezó a diseñar, arrancando por Córdoba, donde la semana pasada comenzó a institucionalizar definitivamente el sello electoral.
Más allá de Córdoba
Desde la elección presidencial, el schiarettismo se reconoce como parte de una fuerza nacional que hoy tiene siete bancas en la Cámara de Diputados, contando al socialismo que formó parte de las listas que llevaron como candidato presidencial al exgobernador, y un voto crucial en el Senado.
Hace apenas unas semanas se reactivaron los encuentros entre referentes territoriales por fuera de Córdoba, apuntalando puntualmente al armado en la provincia de Buenos Aires, donde también Llaryora empieza a tejer sus propias redes con el peronismo que no comulga con el kiciloffismo.
El propio Schiaretti mantiene una comunicación directa con referentes nacionales que, en su mayoría, se encolumnan en las canteras opositoras, pero también sostiene sus líneas dentro del variopinto y endeble armado libertario, donde conviven muchos menemistas a los que conoce de su paso por la gestión del peronismo de los '90.
Su vuelta a la escena, entonces, aparece como una novedad que busca sumar un elemento de peso al debate nacional. A más de 8 mil kilómetros de su Córdoba natal, pero con la mirada puesta en la Argentina, el país en el que todo puede suceder.